Boni y Luisa en su tienda de Illescas en una imagen tomada en los días previos al cierre

Boni y Luisa en su tienda de Illescas en una imagen tomada en los días previos al cierre

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Boni, el charcutero de Illescas que se jubila tras 42 años en su tienda: "Sin los clientes, no hubiéramos llegado aquí"

Adiós al negocio familiar que inauguró su padre en los mercadillos de los pueblos del norte de Toledo.

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La tienda que Boni ha regentado en Illescas (Toledo) abrió hace casi 42 años y echó el cierre el pasado sábado 2 de agosto. Durante buena parte de este periodo compartió el negocio con su hermano Pedro, con quien tuvo, hasta que aquel se jubiló en 2019, otra charcutería en Esquivias.

Antes de la apertura de ambos establecimientos, en octubre de 1983 y febrero de 1986 respectivamente, recorrieron con furgoneta los mercadillos de varias localidades del norte de la provincia de Toledo, y también algunos de la vecina Comunidad de Madrid.

Ambos hermanos recogieron el testigo de su padre, también Boni, y su hermano mayor Delfín, quien posteriormente ejerció otro desempeño. Naturales de Serranillos (Ávila), hicieron lo que tantos otros de aquella localidad en las faldas de Gredos: se echaron a los caminos para vender pimentón, embutidos, salazones o encurtidos.

Los hermanos De la Paz se adentraron en la franja comprendida entre El Álamo (Comunidad de Madrid) y Seseña (Toledo), un espacio que ha sufrido una profunda transformación económica y social en las últimas décadas y donde arraigaron. A Boni le ayudó su esposa María Luisa; a Pedro, su mujer Viki.

Medio siglo después de su primera visita a Illescas, Boni se ha jubilado con el respeto de una clientela aún numerosa. Sus últimas semanas al frente de su tienda han estado repletas de muestras de agradecimiento y buenas compras.

El respeto al proyecto heredado, aquel que se inventó el primer Boni, se convirtió en la hoja de ruta de la pequeña empresa familiar. "Había que mantener siempre la reputación", cuenta quien lleva el nombre de su padre, tan recordado aún en pueblos como Borox.

Estas cuatro décadas largas encima de una tarima han dejado una marca perfectamente reconocible, la de 'Los Bonis', y una relación de productos muy bien definida: longanizas, lomos y jamones serranos de Segovia, quesos manchegos de Consuegra y Madridejos, chorizos, salchichones y jamones ibéricos de Salamanca.

Por encima de todos, y junto a todas las especias para la matanza, destaca el pimentón de La Vera. Fue la primera referencia de la casa, el origen de lo que vendría después.

Reconocimientos

Tanto aprecio recibido en los días postreros les ha desbordado. "Hemos notado más cariño del que incluso pensábamos", cuenta impresionada María Luisa.

La publicación que Magdalena, una parroquiana de toda la vida, les ha dedicado en su perfil de Facebook se ha convertido en una de las mejores demostraciones de cercanía. "Han sido unos excelentes profesionales en su oficio y unas excelentes personas en el trato del día a día", una alusión a los dos matrimonios que se afanaron en este puesto.

La reflexión ha sido respondida por decenas de clientes. "Una historia de trabajo y esfuerzo, de gente sencilla y honrada que ha luchado por sacar adelante el negocio familiar, siempre con una sonrisa y una palabra amable", comentaba una vecina de Illescas. "Ahora qué voy a hacer: un abrazo por vuestro gran servicio y atención", se preguntaba otra.

Sin embargo, los tenderos insisten en que la razón del éxito se encuentra al otro del mostrador. "Si no hubiera sido por ellos, no hubiéramos llegado hasta aquí", añaden.

La pareja devuelve los aplausos que les han regado en el momento de la despedida. "Hemos sido afortunados; hemos tenido clientes con los que ha habido una relación más de amistad".

El don de la atención

El negocio de Boni se ha adaptado a los gustos cambiantes del comprador, a unas unidades familiares menguantes y a la fama ambivalente de ciertos productos, tan sabrosos como ricos en grasas o colesterol. También le ha tocado luchar contra una competencia desigual en forma de supermercados y centros comerciales de gran tamaño.

El ya jubilado charcutero señala a la víspera de las fiestas patronales como los días de más venta del año, un honor que se trasladó a la campaña de Navidad en los últimos años.

Boni recuerda el despacho de piezas enteras o trozos grandes como un hecho habitual entonces y menos frecuente ahora: con el tiempo, el consumidor tendió a preferir el género cortado, presentado bonito y envasado.

También de esta casa salió una idea que otros negocios de Illescas no tardaron en tomar como propia: la de entregar una bolsa de gusanitos a los niños presentes para aliviar su espera.

Los dos hermanos han traspasado al negocio a otro charcutero de la galería comercial Nuestra Señora de la Caridad. El puesto, en funcionamiento desde la apertura del mercado de abastos, tendrá una segunda vida.