El asesinato del pequeño Mateo conmocionó a Mocejón (Toledo) y a toda España.

El asesinato del pequeño Mateo conmocionó a Mocejón (Toledo) y a toda España. Javier Longobardo

Sucesos REPORTAJE

Un año sin Mateo en Mocejón: el asesino confeso ve dibujos animados en prisión mientras se decide si es inimputable

El niño recibió varias cuchilladas mortales mientras jugaba con sus amigos en el campo de fútbol de este pueblo pegado a Toledo.

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Manuel Moreno
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"¡Qué hacemos ahora sin él!". El grito desgarrador de uno de los familiares que esperaban bajo un árbol rompió el silencio: dos médicos y un teniente de la Guardia Civil les habían comunicado la muerte de Mateo, un chaval de 11 años simpático, amable y buen estudiante.

Este lunes se cumplirá un año de su asesinato, presuntamente a manos de un veinteañero que le asestó hasta 12 puñaladas, la mañana del 18 de agosto de 2024, en el campo de fútbol de Mocejón (Toledo). El crimen en este pueblo de 5.000 habitantes conmocionó a toda España, ya que la víctima del salvaje ataque letal era un niño, la alegría de la clase en el colegio público Miguel de Cervantes donde estudió.

La cámara de un chalé próximo a las instalaciones deportivas fue determinante para que la Guardia Civil se centrara sobre un sospechoso con nombre y apellidos: Juan Pérez Cañibano. En la grabación se ve que dos niños se dirigen en bicicleta por el paseo de los Molinos hacia el polideportivo municipal Ángel Tardío. Son las 8:13. Tres minutos después, pasa Mateo Gómez Sánchez también en bicicleta, porque los tres van a jugar al fútbol.

A las 9:43, Juan camina por delante de la cámara en la misma dirección con una prenda de vestir al cuello, como embozado. A las 9:54, se ve en la grabación a uno de los amigos bajando a la carrera hacia el centro del pueblo. A las 10:01, el presunto homicida aparece en la imagen corriendo sin control por un camino de tierra que confluye en el paseo. Mira de un lado a otro porque está huyendo del escenario del crimen: acababa de apuñalar repetidas veces a Mateo, quien recibió algunas cuchilladas en el tórax y en la espalda.

"Estaba jugando al fútbol, llegó un indeseable que se acercó a ellos y con la mala suerte de que a Mateo lo agarró, lo apuñaló y lo asesinó", relató su primo Asell Sánchez-Vicente, portavoz de la familia, tras el crimen. Fue un ataque al azar, "le tocó a Mateo como le podía haber tocado a otro niño", añadió este periodista, quien fue víctima de una campaña de odio en redes sociales al pedir que no se criminalizara a nadie por raza, querencia o religión.

Una forma extraña de correr

El dueño de la cámara desconocía el material tan valioso que había grabado hasta que visualizó las filmaciones una hora y media después, al enterarse de lo que había sucedido en el campo de fútbol. Lo hizo varias veces porque no sabía a qué hora aproximada había ocurrido.

Al ver a una persona corriendo de una manera poco ortodoxa por el camino de tierra hacia el paseo, le hizo pensar que podía tener relación con el crimen y avisó a la Guardia Civil. Numerosos agentes se personaron en su casa y constataron que el chaval que corría como espantado podía ser el asesino de Mateo.

Los niños que acompañaban a su amigo contaron que se encontraban jugando en el campo de fútbol cuando sorpresivamente apareció una persona con un cuchillo de cocina con el mango de madera en las manos. Les persiguió hasta alcanzar a Mateo, al que asestó las puñaladas que acabaron con su vida. Luego el autor se marchó por un agujero de la parte trasera de las instalaciones.

Los menores realizaron una descripción del criminal y de la ropa que vestía. A estos testimonios se unieron imágenes captadas por las 16 cámaras municipales de seguridad, establecimientos públicos y domicilios, como el del vecino del paseo de los Molinos. Al visualizarlas, los niños señalaron a Juan y las grabaciones permitieron también realizar un mapa con el recorrido que habría llevado el autor de un asesinato con alevosía y el agravante de ser la víctima menor de 16 años.

La vivienda familiar donde residía el presunto asesino.

La vivienda familiar donde residía el presunto asesino. Javier Longobardo

Los investigadores de la Guardia Civil se personaron en el domicilio donde Juan vivía con su padre, el número 19 de la calle Dalí, a poco más de un kilómetro y medio del campo de fútbol. Allí se le preguntó si se había enterado de lo que había pasado y declaró "espontáneamente que fue él, que fue una copia de él, y que el cuchillo lo tiró al río", se recoge en un auto del juez de instrucción.

Con una orden judicial de entrada y registro, los agentes recogieron calzado deportivo y ropa coincidente con la utilizada en el crimen. Lo mismo sucedió en la casa de su abuela, en la calle Juan XXIII, a la que fue inmediatamente después de matar a Mateo.

Entender y ser entendido

En el Juzgado de Instrucción número 3 de Toledo, Juan necesitó de una facilitadora judicial para que "pudiera entender y ser entendido", ya que tiene una discapacidad psíquica, concretamente un "retraso mental moderado" congénito y "trastorno del desarrollo por autismo", según el auto de prisión firmado por el juez Javier García López.

Juan fue recluido primeramente en la prisión de Ocaña II, donde se hizo sus necesidades al llegar y pasó cuatro días antes de ser conducido a la cárcel de Torredondo, en Segovia, por decisión de Instituciones Penitenciarias. Allí permanece desde entonces.

Su abogado, Víctor Sánchez-Beato, lo ha visitado en cuatro ocasiones, encuentros que se han llevado a cabo en un locutorio y separados por un cristal. "Lo cuidan mucho. Siempre están pendiente de él asistentes sociales, los psicólogos y demás personal del módulo especial donde se encuentra. Las veces que he hablado con los psicólogos, me han dicho que es el muchacho con más discapacidad que han tenido", afirma el letrado.

Juan, de 21 años, se encuentra acompañado de otros presos jóvenes con "estados de salud parecidos" al suyo, "y los psicólogos y asistentes sociales están muy encima de ellos", insiste su abogado.

Sánchez-Beato relata que es "poco menos que imposible" comunicarse con Juan: "Ha sido incapaz de decirme si duerme en una celda; solo dice que él no ha sido". Aunque podía disponer de más tiempo, las cuatro entrevistas han durado no más de 15 minutos cada una y siempre le ha respondido con monosílabos o con apenas dos palabras: "Sí, no, estoy bien, veo la tele... Está muy apático, como es él. Pero sus respuestas no son inmediatas, te contesta después de 20 segundos de hacerle la pregunta".

Juan no ha tenido ningún intento de suicidio y dedica gran parte de su tiempo a ver dibujos animados en la televisión. "Es lo que él me dice", subraya su letrado, quien recalca que "lo que más me preocupa es el estado de salud de este muchacho". "Es una tragedia; me da mucha pena por él y por la víctima", añade.

"No es frío y maquinador"

Sin embargo, el abogado afirma que no hubo un plan preconcebido de Juan, como señaló el juez instructor en su auto de prisión. "Intelectualmente, no es capaz. Vaya usted a saber qué pasó por su cerebro, porque él no es un asesino frío y maquinador", asegura el letrado, quien recuerda dos hechos relevantes en los análisis ya practicados: en el cuchillo que podría ser el arma homicida no se han encontrado restos de ADN de Mateo, y tampoco en la ropa de Juan.

Hubo un cambio al frente del juzgado. Ahora está dirigido por la magistrada María de la Fe Amarillo Vozmediano, quien ha prorrogado la instrucción seis meses porque no están practicadas todas las diligencias, y las que están pendientes pueden dar lugar a que sean necesarias nuevas.

Ya está aportado el informe del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Toledo en el que se asegura que Juan "tiene muy disminuidas sus facultades mentales, pero no dice que sea inimputable", señala su abogado.

Él ha encargado un estudio a una psiquiatra, quien ya se ha entrevistado con el joven en prisión y Sánchez-Beato está a la espera de que emita su valoración. "Esta profesional piensa que Juan es inimputable", avanza el letrado.

Además, es previsible que haya otro informe psiquiátrico encargado por la familia de Mateo, que ha declinado hablar públicamente al cumplirse el primer aniversario de un terrible crimen que conmocionó al país.