Luis Almarcha, conocido como el 'lotero molón'.
El lotero que salió en televisión, se reinventó tras un accidente y ahora arrasa en TikTok: "No tengo complejos"
La contagiosa alegría del manchego Luis Almarcha, conocido como el 'lotero molón', conquista a más de 230.000 seguidores en la red social.
Más información: El 'lotero molón' de La Mancha reparte otros 20.000 euros de la ONCE y casi hace rico a un vecino
A Luis Almarcha lo conocen en las redes como el 'lotero molón'. Vendedor de la ONCE desde hace más de dos décadas, este manchego de La Solana (Ciudad Real) ha conquistado TikTok con sus bailes, su carisma y una autenticidad arrolladora. Con más de 230.000 seguidores y vídeos que superan los nueve millones de visualizaciones, se ha convertido en un fenómeno viral que transmite alegría y optimismo a raudales.
Pero su historia es mucho más que likes y coreografías. Es un ejemplo de superación, sentido del humor y de cómo la vida, incluso después de un revés, puede disfrutarse con plenitud.
Almarcha se define a sí mismo como alguien sencillo, "con un toque particular" y una forma de ver la vida que no encaja en moldes. "Me dice mi médica que tengo el síndrome de Peter Pan, y es que yo creo que me he quedado estancado en los 20", bromea. Con 55 años y tres hijos ya mayores, asegura que ha llegado a una etapa donde por fin se siente libre para ser él mismo, sin complejos y sin prejuicios. "Ahora sí que empiezo a vivir bien", dice.
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Un accidente le cambió la vida
Criado en un entorno humilde, trabajó durante años en el campo, la construcción y una cooperativa de vino, pero un accidente con una desbrozadora de uva le cambió la vida. "Me destrozó la mano y tuve que reinventarme", cuenta. Así, llegó a la ONCE hace ya 26 años, un trabajo que le ha dado todo. "Encontré mi oficio perfecto. Me ha permitido mantener a mi familia y conocer a gente maravillosa", subraya.
Sin embargo, y a pesar de ser una persona muy positiva, admite que el cambio no fue fácil. "La primera vez que me puse a vender en una esquina, me sentí completamente inútil. Estaba acostumbrado a trabajar como un burro, y estar allí repartiendo cupones fue duro", reconoce el manchego, que poco a poco logró aceptar que "no podía cambiar lo que había pasado". Desde entonces se toma la vida con un humor envidiable.
TikTok: el gran escaparate
A pesar de llevar más de dos décadas dedicado a la ONCE, la vena artística de Luis Almarcha siempre ha estado ahí. En 1997 ya participó en La parodia nacional (Antena 3), el mítico programa televisivo presentado por Constantino Romero en el que los concursantes compondrían una letra, basándose en canciones populares, para tratar temas sobre la actualidad de la época. Ganó un millón y medio de pesetas. "Siempre me ha gustado actuar, bailar y divertir a la gente", confiesa.
Fue una sobrina quien, hace tres o cuatro años, le animó a probar TikTok. "Me dijo que, a mí que me encantaba bailar, me iba a gustar. Y así empecé. Subía bromas, coreografías, ocurrencias... Hasta que un vídeo al ritmo de «Cuando se monta en mi coche ya huele a Valentino» se volvió viral, con más de nueve millones de visitas. Yo ni me enteraba de lo que significaba eso de ser viral", recuerda.
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Desde entonces, su popularidad no ha hecho más que crecer. Ha colaborado con artistas emergentes, ha sido invitado a conciertos y discotecas y ha vivido experiencias que jamás imaginó.
Un perfil que inspira
Almarcha no solo entretiene, también toca corazones. "Hay gente que me escribe diciendo que ha salido de una depresión gracias a mis vídeos. Incluso una profesora de Psicología de la Universidad de Sevilla usó mi caso como ejemplo de positividad en clase. Eso me emociona y me llena de orgullo", señala.
Algunas historias le han marcado profundamente. "Un día me llamó un hombre para despedirse, quería quitarse la vida. Hablamos largo rato. Le pregunté por sus hijos, por su entorno… Le dije «¿Tú no has pensado que hay gente feliz solo porque tú estás vivo?» Y eso le hizo pensar y abrir los ojos. Fue muy fuerte".
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El 'lotero molón' lo tiene claro: "Aquí estamos de paso. Esto se nos va en un plis plas. Así que hay que levantarse una y otra vez. Aceptar lo que nos pasa, incluso lo malo, porque a todos nos puede tocar".
Para él, vivir con alegría no es una opción, sino una elección diaria. Y lo dice alguien que ha aprendido a mirar su discapacidad como una circunstancia, no como una condena. "A veces me olvido que tengo una mano menos útil. Y eso es bueno, es señal de que no te has quedado instalado en la pena", dice.
Pero, como todo personaje público en redes, el manchego también lidia con comentarios negativos, aunque no se deja afectar. Con su habitual ingenio, los responde con ironía o simplemente los bloquea. "Hagas lo que hagas, te van a criticar. Por eso tenemos que vivir la vida como queramos y no intentar gustar a todo el mundo. Si no eres tú mismo, no vas a ningún lado. Hay que ser original, auténtico y no una imitación de nadie", destaca.
También reparte premios
En su faceta como lotero, también ha dado alegrías materiales. Ha repartido el Gordo de la ONCE siete veces y hace ocho meses entregó casi 400.000 euros en premios. "La última vez fue a un sobrino mío. Hicimos una fiesta que no veas", cuenta. Pero más allá del dinero, lo que deja huella es el vínculo. "Aunque pasen los años, te cruzas con la gente por la calle y te miran como si fueras familia".
Ahora, entre cupón y cupón, sigue bailando, creando contenido y repartiendo algo más valioso que la suerte: esperanza. "Me gusta, disfruto, y si encima hago un corazón contento, mejor". Su receta para la vida es sencilla y poderosa: "Sé tú mismo, acepta lo que te pasa y nunca dejes de sonreír".
Luis Almarcha no solo reparte suerte con los cupones. También reparte alegría y un mensaje que resuena con fuerza en tiempos donde tanto se necesita: se puede ser feliz siendo uno mismo.