Fachada del local en la carretera de Navalpino, un antiguo bajo comercial que ha recibido licencia para ser transformado en seis apartamentos turísticos.
El cierre de las tiendas de barrio se transforma en 41 licencias de local a viviendas en un año en Toledo: "Cuchitriles o turísticas"
Palomarejos y el Casco Histórico concentran las conversiones, que se extienden a toda la ciudad. Urbanismo defiende la legalidad de los cambios de uso, mientras el movimiento vecinal denuncia la creación de "infraviviendas".
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Toledo está experimentando una transformación en la utilidad de sus tiendas de barrio. Entre noviembre de 2024 y octubre de 2025, el Ayuntamiento ha autorizado 41 licencias de cambio de uso de locales comerciales a viviendas, un fenómeno que se observa en otras ciudades españolas y se produce en un contexto de cierre de pequeños comercios e incremento en el precio de la vivienda.
Los datos municipales confirman el movimiento. De las 41 licencias, seis son para pisos turísticos, localizadas en la carretera de Navalpino, a lo que se suman siete autorizaciones turísticas en la calle Concepción, en el Casco Histórico.
El proceso de reconversión se concentra en varios barrios. Doce de los permisos se localizan en el entorno de Palomarejos, una zona marcada por el cierre del Hospital Virgen de la Salud y herida de muerte desde entonces. Las autorizaciones se distribuyen en una vivienda en la calle Rigoberta Menchú, otra en la calle Andorra, cuatro en la calle Asturias, dos en la calle Baleares, una en General Villalba y tres en la calle General Martí.
Locales de los números 5 y 7 de la calle Asturias, en Palomarejos.
Otras licencias se suman en el paseo de la Rosa, calle Virgen Chica y calle de la Higuera, en Santa Bárbara; en la calle Río Fuentebrada, en Río Cascajoso, cuatro en Río Boladiez, en el Polígono; en el paseo de Bachilleres, en San Antón, de oficina a vivienda; y cinco más en el Casco Histórico, en la calle Recoletos, bajada Antequeruela, Reyes Católicos, calle Trinidad y la plaza de San Ginés.
Este cambio responde a la presión del mercado, ya que ante el elevado precio de la vivienda convencional, estas conversiones surgen como una alternativa de suelo, especialmente en una ciudad con poca construcción nueva y cuyo urbanismo se rige por un Plan General de 1986.
"Ahí no hay quien viva"
Paco Arce, presidente de la Asociación de Vecinos 'La Voz del Barrio' de Palomarejos, cuestiona el resultado de estas adaptaciones para la calidad de vida residencial. “Vemos comercios que están cerrando y el barrio se está degradando paulatinamente. Estamos observando que en calles se adaptan locales que cierran en viviendas que son pequeñísimas. Ahí no hay quien viva. No lo vemos de recibo”.
Arce profundiza al denunciar las características de estos nuevos espacios. “Preguntamos si ese tipo de infraviviendas y cuchitriles tenían la licencia reglamentaria. Nos contestó el concejal de Urbanismo que ese tema era legal".
Cumplen requisitos técnicos
El Ayuntamiento defiende que todo se hace cumpliendo la ley. El concejal de Planeamiento Urbanístico, Florentino Delgado, recalca a EL ESPAÑOL de Castilla-La Mancha que la prioridad es la demanda de vivienda, pero desde la legalidad y los criterios técnicos. “La vivienda es necesaria por encima de todas las circunstancias, pero solo se autoriza el cambio de uso si cumple condiciones técnicas y las leyes".
El edil explica que el visto bueno municipal se concede tras la solicitud del interesado y los pertinentes informes de viabilidad. "Tienes un local, lo cierras, está en planta baja, no es incompatible el cambio de uso, se emiten los informes correspondientes, y si cumple las condiciones de habitabilidad, accesibilidad, se conceden”.
La Modificación Puntual 28 del Plan General de Toledo establece los mínimos para cualquier vivienda en la ciudad, como que el salón o comedor debe tener al menos 10 metros cuadrados, la cocina cinco metros cuadrados y un dormitorio individual, seis metros cuadrados.
Frente a estos estándares, el concejal de Izquierda Unida, Txema Fernández, cuestiona los mínimos permitidos, que, según él, confirman la denuncia vecinal, y también se refiere a la modificación 32 que regula los alojamientos turísticos. “La ordenanza regula unas condiciones de estos pisos, que son en algunos casos de infravivienda, porque se permite que, por ejemplo, los aseos tengan 1,5 metros cuadrados de espacio. Ahí no cabe bien una silla de ruedas".
Fernández sitúa el fenómeno en el modelo de desarrollo basado en el turismo. “Esto simplemente responde al modelo de desarrollo que ha planteado la ciudad, en el que la única posibilidad de desarrollo económico y social está basada en el turismo". Añade: "Esos locales comerciales, que en su momento tenían que ser panaderías o comercios de proximidad, ahora son otra cosa, en muchos casos vivienda turística", censura.