Montaje de la fachada del Hospital Universitario de Toledo y un ojo irritado de una trabajadora del servicio del laboratorio de Anatomía Patológica.

Montaje de la fachada del Hospital Universitario de Toledo y un ojo irritado de una trabajadora del servicio del laboratorio de Anatomía Patológica.

Toledo

Rosa, técnico en el laboratorio de Toledo que "enferma" a los trabajadores: "He reducido mi jornada para no intoxicarme"

Las bajas por intoxicación en las instalaciones de Anatomía Patológica del Hospital Universitario se suceden desde hace un año por culpa de un enemigo que por el momento parece invisible.

Más información: Piden el cierre del laboratorio del Hospital de Toledo en el que los trabajadores llevan un año enfermando

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"Tuve que pedirme una reducción de 75 %. Ahora solo cobro el 25 % de mi sueldo. Lo hice porque era la única manera de dejar de enfermar tanto ya que así pasaría menos horas allí", dice Rosa Salort, técnico de Anatomía Patológica en el Hospital Universitario de Toledo.

Durante la entrevista telefónica realizada por EL ESPAÑOL de Castilla-La Mancha se palpan sus palabras con serenidad, pero en su voz hay un cansancio profundo, ese que no viene del trabajo, sino de luchar contra lo invisible: un aire que enferma.

Desde hace aproximadamente un año, el servicio de laboratorios del Hospital de Toledo se ha convertido en un lugar irrespirable, cuenta Rosa. Lo que comenzó como una serie de molestias —picor de garganta, dolor de cabeza, irritación ocular— se ha transformado en un cuadro de síntomas persistentes, crisis respiratorias y bajas médicas por intoxicaciones. "Llevamos más de doce meses con un aire muy irritante. No sabemos qué respiramos ni por qué seguimos así", explica.

El origen del problema, según se ha demostrado a través de informes, se asocia al uso de formaldehído, un compuesto químico empleado en el proceso de tallado de muestras biológicas.

Ambiente cargado

La inspección laboral detectó niveles elevados y ordenó el cierre de la sala donde se manipulaba el producto. Pero el cierre no resolvió el problema, cuenta. "Demostró que no solo era ese producto. Seguimos enfermando, así que hay algo más", sostiene Rosa.

La trabajadora afectada habla de un ambiente cargado, de un aire que irrita la garganta y provoca una sensación de pesadez continua. En los informes de empresas externas aparecen trazas de otras sustancias, como tolueno, aunque dio valores dentro del límite ambiental.

Brazo irritado de una de las trabajadoras del laboratorio del Hospital de Toledo.

Brazo irritado de una de las trabajadoras del laboratorio del Hospital de Toledo. Cedida por Rosa Salort

Mejilla irritado de una trabajadora.

Mejilla irritado de una trabajadora. Cedida por Rosa Salort

"Nos dicen que está todo bien, pero nosotros seguimos con síntomas. Y, además, el tolueno es algo que no usamos en nuestro servicio. ¿Cómo puede estar ahí?", se pregunta Rosa.

El problema se agrava con un hecho insólito: la mezcla de olores entre plantas del hospital. En la planta baja, donde se encuentra Anatomía Patológica, llegan olores de la cocina, situada dos niveles más abajo. "A veces olemos lentejas o frituras por las rejillas del aire. Si huele la comida, también puede subir nuestro olor a otros lugares", denuncia.

Síntomas innegables

Los testimonios son coincidentes: dolores de cabeza, mareos, irritaciones oculares, afonías repentinas, quemazón en la garganta, sangrados nasales y lesiones cutáneas. Hay partes médicos que certifican "intoxicación por gases", "efecto tóxico por exposición" o incluso "envenenamiento por formaldehído".

Sangrado nasal en trabajadoras de los laboratorios del Hospital de Toledo.

Sangrado nasal en trabajadoras de los laboratorios del Hospital de Toledo. Cedida por Rosa Salort

No solo el personal fijo está afectado. También alumnos en prácticas y personal externo han presentado síntomas tras pasar unas horas en el servicio. "Personal del cuerpo de celadores, tienen que entrar en mi Servicio a dejar muestras de quirófano. Ha habido un caso que se vio afectado y requirió de atención en Urgencias del Hospital por sufrir un espasmo laríngeo".

Entre salud y salario

Para muchas trabajadoras, la única salida ha sido reducir la jornada o pedir traslado. Rosa lo hizo en mayo. "Tengo dos hijos pequeños, y había días en los que llegaba con síntomas de malestar general, sin poder moverme del sillón".

No todas pueden hacerlo. Quienes tienen una plaza fija no pueden renunciar fácilmente. "Las interinas aún pueden irse o pedir comisión de servicio. Pero una persona con plaza en propiedad, sin hijos menores de 12 años, no tiene ninguna vía de escape", ha lamentado.

Gafas protectoras EPI.

Gafas protectoras EPI. Cedida por Rosa Salort

Las medidas de protección que el hospital ha ofrecido tampoco alivian el problema, según explica la trabajadora. "Nos han dado unas mascarillas imposibles de aguantar, solo se pueden llevar dos horas seguidas. Las gafas no sellan, el aire entra y te irrita los ojos. Las compañeras que usan gafas graduadas no pueden ponérnoslas encima. No hay EPI que proteja del todo".

Detonante

El 27 de noviembre de 2024 fue el detonante de esta problemática. Desde ese día "no tuvimos ni la opción de que se nos dejase abrir ni las esclusas ni la puerta del patio ni las ventanas para ventilar de manera puntual". Esta decisión como explica Rosa lo agravó todo.

En ese momento, la concesionaria les comunicó que para garantizar el correcto funcionamiento del sistema de impulsión y extracción, todas las ventilaciones posibles adicionales debían permanecer cerradas. "Desde ese momento todo fue peor. No nos dejaron abrir ni siquiera de manera puntual".

Año de cambios

Ante las últimas movilizaciones, hace apenas unos días, el Gobierno autonómico de Castilla-La Mancha intervino a través de la portavoz regional, Esther Padilla, afirmando que "si la Inspección de Trabajo lo exige", la Junta estaría dispuesta a cambiar la ubicación del laboratorio dentro del hospital.

Padilla, al ser preguntada por la situación, dijo que empatiza con el "nerviosismo" de los trabajadores, pero defendió que el hospital ha cumplido con los requerimientos de la Inspección y que las mediciones se acumulan desde hace un año. Según la Junta, más de 850 horas de inspección se han invertido en controles medioambientales con tres empresas distintas, y todos los resultados indicaron condiciones dentro de los valores permitidos.

Sin embargo, Rosa afirma que desde el primer requerimiento de la inspección laboral, las trabajadoras esperaban un plan de contingencia que nunca llegó. "Ha pasado un año y seguimos igual. No hay reubicación, no hay plan, no hay respuestas".

La empresa concesionaria, responsable del mantenimiento y de la ventilación del edificio, tampoco ha ofrecido explicaciones públicas. "No se han pronunciado. Nos gustaría que el director gerente diese la cara, igual que nosotras lo hacemos cada día frente a los medios y frente al hospital".

Traslado móvil

La idea de mover el laboratorio —que ahora contempla la Junta— plantea muchas preguntas técnicas, organizativas y económicas. Reubicar un servicio de Anatomía Patológica no es algo sencillo: las salas requieren condiciones muy específicas de ventilación, presión, cabinas extractoras, extracción de gases, climatización de precisión, control de contaminantes, etc.

Pero Rosa como trabajadora del servicio considera que esas dificultades no pueden ser excusa para la parálisis. "Hay espacios en bruto en este edificio que se podrían adaptar perfectamente", reclama. La prioridad, dice, es proteger la salud del personal mientras se aclaran las causas del aire tóxico.

Manifestarse para escucharse

Ante la inactividad, las trabajadoras han optado por visibilizar su situación. Actualmente se concentran cada lunes a las puertas del hospital para exigir una solución. "Ayer fue la cuarta manifestación. Dijimos que seguiríamos saliendo mientras no hubiera una respuesta", ha contado Rosa.

Los sindicatos y delegados de prevención las acompañan en cada concentración y han llevado el caso a los comités de seguridad y salud laboral. También han impulsado acciones judiciales. "El sindicato CSIF pidió la apertura de diligencias en el juzgado".

Parte médico de una trabajadora del laboratorio del Hospital de Toledo.

Parte médico de una trabajadora del laboratorio del Hospital de Toledo. Cedida por Rosa Salort

El movimiento ha ido ganando visibilidad, aunque las afectadas siguen esperando medidas reales. "Dentro del hospital todo sigue igual. Queremos una reubicación temporal, aunque sea en una zona en bruto. Hay espacios que podrían adaptarse. Un año es tiempo más que suficiente para haberlo hecho".

Vivir para sobrevivir

"Nos gustaría que quienes tienen responsabilidad sobre la ventilación de las instalaciones, den alguna solución definitiva a esto. Pedimos por derecho poder trabajar sin sufrir síntomas y sin ponernos malos", explica Rosa.

Su voz resume el sentir de las trabajadoras de este servicio que cada mañana entran al laboratorio con mascarilla, miedo y un parte de incidencias en el bolsillo. Mientras los informes siguen diciendo que todo está dentro de la normalidad, ellas siguen respirando un aire que irrita, tose y calla. Porque, como dice Rosa con amarga ironía: "Aquí los pacientes somos nosotros".