La plaza ha sido históricamente el lugar de reunión de los vecinos del barrio.
La plaza de la Calera del Poblado Obrero, en Toledo, por fin tiene nombre oficial: "Ya está bien después de 80 años"
El Ayuntamiento de Toledo acaba de incluirla en el callejero municipal. "No sabían traernos ni los taxistas porque no aparecía en Google", señalan desde la asociación del barrio.
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La Plaza de La Calera es el epicentro del Poblado Obrero, el barrio construido en Toledo en los años 40 para albergar a los trabajadores de la Fábrica de Armas. Fue la primera construcción de la zona, organizada en torno a un edificio que hoy alberga la asociación vecinal Azumel.
Durante décadas, este espacio vital careció de un nombre oficial, a pesar de su importancia histórica y social. Ahora, el Ayuntamiento de Toledo ha aprobado oficialmente el nombre de Plaza de La Calera, que ya figura en el callejero municipal. Una noticia que los vecinos han recibido con entusiasmo.
“Ya era hora después de casi 80 años”, celebra Pepe Barrasa, histórico presidente de la asociación Azumel y vecino veterano del barrio donde se entregaron las primeras viviendas en 1948.
Placa con el nombre de la plaza desde 1998, pese a que no aparece en el callejero.
Barrasa explica que la falta de denominación oficial ha generado algunos problemas: “Ni los taxistas nos traían si les mencionabas esta ubicación. No sabían dónde estaba, tenías que dar otras indicaciones. No salía en Google".
El nombre de la plaza tiene raíces en la historia del barrio, explica Barrasa. En ese lugar se almacenaban los materiales de construcción -cal y tierra- para repartir entre los trabajadores que levantaban las viviendas del poblado.
Vida comunitaria
Además, desde allí también se distribuía la cal para encalar las casas una vez terminadas. La vivienda central, remodelada sede de Azumel desde hace años, fue el primer edificio del barrio y albergaba la gestión administrativa de todo el proceso de urbanización.
La plaza ha sido siempre un espacio de vida comunitaria: lugar de fiestas populares, reuniones vecinales y celebraciones. Actualmente, el domicilio de la asociación sigue siendo el corazón del barrio y ofrece actividades como pintura, exposiciones y pronto contará con una biblioteca vecinal.
Exposición de fotos antiguas en el interior de la sede de la asociación Azumel.
Un nuevo quiosco
Pero las buenas noticias no acaban ahí: en septiembre abrirá un nuevo quiosco, gestionado por Curro, un hostelero bien conocido en Toledo. La fecha de inauguración se baraja entre el 9 y el 15 de septiembre, y los vecinos ya preparan una fiesta conjunta para celebrarlo todo.
“Nos va a dar mucha vida”, afirma Barrasa, quien insiste en que este espacio público debe seguir siendo el lugar de referencia para los residentes.