
Presos construyendo la academia militar en Toledo.
Lubián relata la vida de presos franquistas que construyeron la Academia Militar de Toledo: "Mi afán era ponerles nombre"
El escritor y periodista ha presentado este miércoles el volumen junto a familiares de los reclusos que han contado cómo fue su historia.
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La vida de más de 3.000 presos políticos represaliados por el franquismo que construyeron los primeros edificios de la Academia de Infantería de Toledo, varios de ellos castellano-manchegos, es recogida en el libro 'Los presos que construyeron la academia de Toledo' escrito por el periodista de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), Enrique Sánchez Lubián, y que ha sido presentado este miércoles en el Centro Cívico de Santa Bárbara de la capital.
En el acto, organizado por la editorial 'Toletum Revolutum' y la Asociación Vecinal Alcántara, con la colaboración del Ayuntamiento de Toledo, Lubián ha estado acompañado por familiares de los protagonistas de su libro de quienes ha investigado su procedencia, su bagaje político y su devenir vital tras alcanzar la libertad.
Lorenzo, Daniel, Antonio, José Manuel, Martín, Mariano, Antonio, Higinio o Jesús son algunos de los personajes que formaron parte en los años 40 de esta colonia de reclusos que el escritor y periodista refleja en obra y cuyos familiares han compartido este miércoles sus emociones y vivencias durante la presentación del libro.
"Derecho a la memoria"
'Los presos que construyeron la academia de Toledo' relata cómo tras la destrucción del Alcázar a comienzos de la Guerra Civil española, el consistorio toledano y el Ejército llegaron a un acuerdo para ceder al régimen franquista 800.000 metros cuadrados donde ahora se ubica la academia militar.

Portada del libro.
Para levantar el edificio se expropió a 44 familias, muchas de ellas pertenecientes al extinto barrio de San Blas en la capital. En 1941 comenzaron los trabajos para la construcción de la academia militar y para ello se creó una agrupación penitenciaria de presos del franquismo enviándose el primer contingente a Toledo donde trabajaron más de 3.000 represaliados durante 5 años.
Lubián ha afirmado que concibe el libro "como un gran reportaje" en el que ha investigado y seguido el rastro de cuantas historias ha conocido pero que hay muchas más que le están llegando a raíz de la publicación del volumen. Promete una segunda entrega para aquellas vidas que no ha podido recoger.

Presentación del libro en el Centro Cívico de Santa Bárbara.
El texto recrea la vida de estos hombres en la colonia dejando el efecto urbanístico y la edificación en un segundo plano, tan solo como escenario "para explicar cómo fueron sus vidas".
Lubián ha afrontado la obra "como un gran reto", en el que no existe "afán revanchista" ni intención de "enfadar a nadie". "Mi afán era poner nombre y apellido a los presos, saber quiénes eran, porque poniéndoles nombre le devolvía su derecho a la memoria". No obstante, ha reclamado la colocación de una placa junto al edificio para recordar que fue construido por presos del franquismo.
Familias
Isabel de Paz, hija de Daniel de Paz, de los Navalucillos (Toledo) se ha emocionado al relatar la historia de su familiar. Ha indicado que el motivo por el que se siente orgullosa de haber participado en la creación del texto es "para que esto no se vuelva a repetir".
Ha contado que su padre "trabajaba de sol a sol cargando piedras" para construir el edificio y que estuvo preso 5 años. Tras su liberación, y a modo de anécdota, ha afirmado que volvieron a arrestarle durante 5 meses más "por donar una peseta al Partido Comunista". Daniel murió en julio de 1975.
El bisnieto de Lorenzo Manzaneque de Campo de Criptana (Ciudad Real), Jonatan, ha explicado "que su abuelo era una gran persona que jamás levantó la voz" y pide "que esto no vuelva a suceder". "En la guerra el vencido siempre es el pobre", ha subrayado.
Sonia, la nieta de Antonio Gomáriz, de Molina del Segura (Murcia) ha recordado a su abuelo como un ser "generoso y bondadoso" pero "siempre tumbado en la cama por enfermedad". Ha explicado que en su familia esta historia "eran leyendas familiares negras y vergonzosas", por lo que ha agradecido la luz que ha ofrecido el libro de Lubián.
Martín Díaz Benítez, carpintero de Toledo, fue uno de los expropiados de las casas del barrio de San Blas. Su nieta Rocío ha señalado que su historia "refleja el miedo y la valentía con la que vivían" y ha lamentado que la sentencia por la que fue condenado, adhesión a la rebelión, "no quedara probada".
También se ha contado con el testimonio de la nieta de José Manuel Vega, de Carreño (Asturias) y del bisnieto de Mariano Fernández, de Boadilla del Monte (Madrid) quien recuerda que su padre le relataba que a los presos "les hacían subir y bajar escombros". "El hambre de mi abuelo era constante", ha asegurado para recalcar que "sin memoria no hay historia".
Antonio Lucas Escribano y Apolonia Albarracín, del barrio toledano de Santa Bárbara se casaron en la colonia. Su hijo recuerda que "mi padre siempre ha vivido con miedo", al igual que lo hacía Higinio Artalejo, de Almonacid (Toledo), espartero en el Paseo de la Rosa de la capital.
Sin duda la anécdota más curiosa ha venido de Georgina. Su padre era Jesús Amorós, sastre en Murcia. Guarda y aún da uso a un parchís fabricado por su familia en el que, además de una foto del preso, contiene varias fechas grabadas. Entre ellas, el 29 de enero de 1940, día en el que fue apresado Jesús.

La Delegada del Gobierno, Milagros Tolón, y el ex alcalde, Juan Ignacio de Mesa, en la presentación.
Gran afluencia
La presentación del libro ha contado con una numerosa afluencia de público. Desde autoridades políticas como la Delegada del Gobierno de Castilla-La Mancha, Milagros Tolón o el ex alcalde de Toledo, Juan Ignacio de Mesa, a vecinos del barrio y amigos del escritor.