Una mujer recolecta albaricoques de Toledo hacia 1929. Foto de Pablo Rodríguez para Revista Toledo.

Una mujer recolecta albaricoques de Toledo hacia 1929. Foto de Pablo Rodríguez para Revista Toledo.

Toledo ALBARICOQUE DE HUESO DULCE

El árbol más famoso, especial y dulce de Toledo corre riesgo de desaparecer: "Debemos evitar su extinción"

Eduardo Sánchez Butragueño ha rescatado del olvido al albaricoque de hueso dulce, que ha formado parte del paisaje toledano en los últimos siglos.

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El albaricoque de "hueso dulce", una variedad vinculada a la ciudad de Toledo desde hace siglos, está en riesgo de desaparecer. Así lo ha alertado Eduardo Sánchez Butragueño, director general de la Real Fundación Toledo, en el último post de su blog Toledo Olvidado.

En la publicación, Sánchez Butragueño recuerda la importancia histórica de este fruto, cuyo cultivo se popularizó en la ciudad entre los siglos XVI y XVIII, hasta el punto de que Toledo llegó a ser conocida como "la tierra del hueso dulce".

Y es que el albaricoque de "hueso dulce" o albérchigo toledano se distingue por la ausencia de amargor en su semilla, lo que lo convierte en una rareza dentro de su especie.

Paisaje y cultura

Además de esta peculiaridad gastronómica, ha sido durante siglos parte del paisaje toledano y de su identidad cultural, estando asociado su aterciopelado fruto incluso a la belleza de las mujeres toledanas, según menciona el post.

Tanto es así que la singularidad del albaricoque toledano no pasó desapercibida para escritores del Siglo de Oro, como Luis de Góngora, quien le dedicó en 1620 el poema burlesco Mis albaricoques sean de Toledo.

Recolectores de albaricoques toledanos en 1929. Foto de Pablo Rodríguez publicada en la Revista Toledo en un artículo de Santiago Camarasa.

Recolectores de albaricoques toledanos en 1929. Foto de Pablo Rodríguez publicada en la Revista Toledo en un artículo de Santiago Camarasa.

Ya en el siglo XX, periodistas como Andrés González Blanco y Santiago Camarasa alertaron sobre la amenaza de desaparición de este árbol, cada vez más infrecuente debido a su escasa productividad, siendo sustituido en beneficio de otros cultivos y variedades de cosechas más generosas.

"En julio de 1923, el periodista Andrés González Blanco escribió en la revista Nuevo Mundo un interesante artículo con fotos de Pedro Román Martínez en el que ensalzaba nuestros albaricoques de hueso dulce, pero en el que también alertaba ya de su peligro de desaparición", recuerda Sánchez Butragueño.

Para evitar su extinción, la Real Fundación Toledo ha decidido incluir este fruto dentro del proyecto de Vivero Histórico de Toledo, cuyo objetivo es la conservación y reproducción de especies vegetales emblemáticas de la ciudad.

Albaricoque de hueso dulce injertado sobre un almendro amargo en un cigarral de Toledo.

Albaricoque de hueso dulce injertado sobre un almendro amargo en un cigarral de Toledo.

"No sin esfuerzo, hemos logrado ya identificar y conseguir algunos ejemplares, siendo los próximos objetivos su clonación y reproducción, así como la fijación del saber tradicional de los injertos asociados a su cultivo en Toledo", ha explicado Sánchez Butragueño, que también ha hecho un llamamiento a la ciudadanía para proteger este símbolo vegetal de la ciudad.

"Si tenéis albaricoques de hueso dulce o conocéis a personas que los tienen, os pido por favor que incidáis en su cuidado y protección, pues son los últimos restos de uno de nuestros símbolos vegetales y debemos evitar su extinción antes de que sea demasiado tarde", ha finalizado Sánchez Butragueño.