Si hay un lugar del país donde la España vaciada está realmente vacía, ese es Illán de Vacas. Esta localidad situada a menos de una hora de Toledo, ya en la comarca de Talavera de la Reina, es según el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pueblo más pequeño de nuestro país con tan solo tres habitantes censados

Uno de ellos es Javier Bollaín Renilla, un bróker que durante 40 años trabajó en Bankinter administrando depósitos, divisas y acciones, y que a sus 67 años es el alcalde de esta pequeña localidad. Se da la circunstancia de que los tres habitantes oficiales de Illán de Vacas son familia: el primo de Javier y anterior regidor durante 40 años, Julián Renilla (71 años) y su hijo, Estalisnao Bollaín (41 años).

Durante la visita de EL ESPAÑOL – EL DIGITAL DE CLM, de los tres solo su alcalde se encuentra en Illán de Vacas. Estanislao, a pesar de teletrabajar parte de la semana desde allí, ahora está en Madrid, en la agencia de publicidad de la que es empleado. Y Julián, circunstancialmente también está en la capital por motivos familiares.

Una de las casas habitadas de Illán de Vacas

Una de las casas habitadas de Illán de Vacas Javier Longobardo

No obstante, en el pueblo hay más gente. Dos agricultores se dejan ver al otro lado de la calle. Trabajan parte de las 600 hectáreas de olivo, calmo y cereal que conforman el término municipal. "Habitualmente, trabajando habrá como unas siete personas. Hay uno que vive aquí y está censado en Talavera. Y los fines de semana esto se llena. Éste éramos como 12 personas", explica Bollaín mientras invita al equipo de este diario a entrar a su casa.

Mientras abre la puerta falsa que da acceso a su vivienda y por donde en otro tiempo entraban las caballerías camino de las cuadras, Javier asegura que no son pocos los curiosos que aporrean esa misma puerta a lo largo del día. "¿Tranquilidad? Yo digo siempre que eso no es así. En mi casa de Majadahonda no toca el timbre ni Dios; aquí, todos los días", bromea. Que pase gente por el pueblo preguntando si venden una casa, diciendo que el pueblo es muy pequeño o preguntando a qué se dedican ahora no le sorprende porque "eso pasa todos los días, ya no tiene gracia".

"Un día llega uno y me dice: «Hola, buenos días. Mire, he venido a ver el pueblo más pequeño de España. Vengo de León, lo acabo de ver y no he tardado nada». Y le digo: «¿A qué viene a ver el pueblo más pequeño de España desde León? Ahora se va usted a Talavera y ve la cerámica, si quiere»", recuerda entre risas.

El lugar elegido para realizar la entrevista es la antigua cocina de la labranza ahora convertida en salón. "Esta casa perteneció a mis abuelos" explica mientras se acomoda en el sofá. Los platos de cerámica inundan las paredes, aunque no es esto lo que más contrasta dentro de una sala de estar con más de 200 años de antigüedad. Una Smart Tv junto a un altavoz inteligente, conectados a Internet por satélite, presiden una estancia cuyo suelo acostumbra a limpiarse con uno de esos electrodomésticos con nombre de baile latino. En este pueblo, lo de antes se mezcla con lo de ahora. Un poco como le sucede a su alcalde.

Javier Bollaín durante la entrevista con el EL ESPAÑOL - EL DIGITAL DE CLM

Javier Bollaín durante la entrevista con el EL ESPAÑOL - EL DIGITAL DE CLM

Precisamente es el Apple Watch que lleva en su muñeca el que comienza a sonar. Es una llamada de un camionero que acaba de llegar al pueblo. Tiene que recoger una cubierta que finalmente no se utilizará en la reforma del tejado de "la casa de los cazadores". "Venid, vais a ver lo que es la vida rural", adelanta.

El pasado de Illán de Vacas

Poco se parece el Illán de Vacas de ahora al de, por ejemplo, 60 años atrás, cuando Javier era solamente un niño. Y, menos aún, al de sus orígenes.

El nacimiento de este municipio podría remontarse a la época musulmana anterior a la conquista de la taifa toledana por Alfonso VI en 1085. Otras fuentes apuntan a la repoblación realizada por los cristianos mozárabes en la franja norte del Tajo durante el siglo XII. Lo que sí es contrastable es que la primera referencia documental de este lugar se remonta a principios del siglo XIII, cuando Alfonso VIII incluyó a 'Illán de Baccas' dentro de la denominada Jurisdicción de Talavera y Escalona.

Asimismo, en 1576 hay constancia de que Felipe II preguntó sobre el origen del municipio a los alcaldes del momento, a lo que estos contestaron: "Oímos decir a los antepasados que se llamaba Vacas y que en este lugar vivía un bienaventurado que llamaron San Illán" y que está enterrado en la ermita.

Es conocido que durante el siglo XVIII se repobló con 37 familias y a mediados del siglo XIX tenía 22 casas y el presupuesto municipal era de 2.200 reales. Los datos censales del momento marcaban un pico de habitantes con una población de hecho -compuesta por presentes y transeúntes- cercana a las 250 personas. De ser exacta esa información, en los 100 años posteriores el número de habitantes experimentó un gran cambio: descendió en más de la mitad. “Entre los 60 y 70 en Illán vivían en torno a 90 habitantes”, apunta Bollaín.

Otro gran cambio lo sufrió la economía local. A esas alturas ya no estaba basada exclusivamente en la agricultura y la ganadería. Con la apertura del tramo ferroviario comprendido entre Torrijos y Talavera de la Reina en 1876 entró en funcionamiento la ya desaparecida estación Illán de Vacas-Cebolla, que no solo sirvió para que los lugareños pudieran desplazarse a otros puntos, sino que también creó nuevos puestos de trabajo en la localidad.

Antiguo molino de aceite de Illán de Vacas.

Antiguo molino de aceite de Illán de Vacas.

"Había otro colectivo de gente que vivía aquí y trabajaba en Renfe", atestigua el regidor municipal mientras reflexiona sobre el otro gran descenso en el número de vecinos que se ha producido en el último siglo: "Antes para arar era necesaria una mula, una vertedera y al menos dos muleros. Ahora llega un tractor con una sola vertedera que ocupa nueve metros, que va a toda leche, lleva GPS y hace una labor que duraba mes y medio en una mañana".

Probablemente sean cuestiones como la eficiencia en los procesos agrarios y la irrefrenable reducción de la mano de obra en estos oficios, entre otras muchas, las que expliquen el éxodo masivo de los ciudadanos de la España rural a las grandes ciudades iniciado a mitad del siglo pasado. Una situación que Javier Bollaín conoce muy bien. Cuando era un joven tuvo que emigrar a la ciudad para formarse, consiguiendo trabajo posteriormente en la capital de España. Su contacto con el municipio se redujo a los fines de semana y las vacaciones.

Javier Bollaín junto al equipo de EL ESPAÑOL - EL DIGITAL CLM.

Javier Bollaín junto al equipo de EL ESPAÑOL - EL DIGITAL CLM. Javier Longobardo

Hasta la jubilación, cuando su retorno se convirtió en un anhelo complacido. "El primer día que me jubilé me vine aquí", señala orgulloso. Para infortunio de Illán de Vacas y de miles de pueblos en España, ésta no ha sido la historia más repetida. Más bien se trata de una sangrante excepción. Quien se va, termina por no volver. Con los problemas que eso genera a los que se quedan.

"La España vacía es una milonga"

"Tengo la sensación de que la España vacía es una milonga. A la hora de la verdad si hubiera un compromiso político por parte de cualquiera de defender la España vacía, habría un lugar donde tú podrías ir a solucionar las cosas". De esta manera, explica el primer edil, no pasaría como en este Ayuntamiento, que no puede realizar ningún trámite administrativo porque no cuenta con un secretario que se encargue de materializar los trámites burocráticos.

"Evidentemente, aquí no se puede pagar a uno, pero Asistencia a Municipios [un servicio dependiente, en este caso, de la Diputación de Toledo] debería proporcionar un secretario volante que dé amparo a varios municipios". Bollaín asegura que lleva 15 años exigiéndolo, "pero no me cogen el teléfono y no me contestan ni a los mails ni a los burofaxes; pasan de mí".

Hasta entonces, es imposible realizar empadronamientos o pedir subvenciones a la Diputación porque "a un pueblo le quitas el secretario y está muerto". De hecho, llevan años sin presentar las cuentas anuales, que tan solo "ocupan una cara de Excel", puesto que su validez depende de la firma de un habilitado nacional. Si se consiguiera, el Consistorio podría colocar bombillas de bajo consumo o asfaltar un pueblo que aún mantiene sus cuatro calles -de las que tan solo dos tienen nombres conocidos, Cantarrana y Álamo- con firme de tierra.

Calle Álamo, en Illán de Vacas

Calle Álamo, en Illán de Vacas

Reivindicaciones históricas que para el regidor ‘popular’ son consecuencia del olvido que sufre la España rural. Y en este sentido apunta directamente a la clase política: "En vez de meterte con la España vacía, poténciala".

"Nosotros [los pequeños municipios] funcionamos como una economía doméstica y los grandes se gestionan como corporaciones", indica señalando que los primeros apenas generan deuda, al contrario de los segundos. "Así que si os cargáis la España vacía vais a aumentar la deuda", infiere.

Las comunicaciones no son el problema

Según Javier, en Illán de Vacas el problema no tiene que ver con las comunicaciones ni con el acceso a los servicios básicos. La farmacia más cercana está a apenas dos kilómetros –en la localidad vecina de Los Cerralbos—, y el Centro de Salud de Cebolla más próximo, a unos seis minutos en coche. En caso de una emergencia de salud grave, el hospital está en Talavera de la Reina y no se tarda más de 25 minutos. Allí, también hay varios supermercados y la posibilidad de realizar diferentes actividades de ocio. "¿Tienes que coger el coche para hacer cualquier cosa? Sí, es cierto. En un lugar como Majadahonda, ¿tienes que coger el coche para hacer cualquier cosa? También", asegura.

Para él la solución es mucho más sencilla. "No les estamos pidiendo nada, lo único que les estoy diciendo es que nos den herramientas para cumplir con lo que ellos mismos nos piden". De hecho, ya en una ocasión el Consistorio tuvo que renunciar a las ayudas del PLAN 'E' que otorgaba el gobierno de Zapatero porque "nos costaba más colocar el cartel a la entrada del pueblo que el dinero que íbamos a recibir".

Con el cambio de color político en la Diputación de Toledo, ahora controlada por el Partido Popular, fruto de los resultados electorales del 28-M, Bollaín espera, aunque con cierto recelo, recibir la atención con la que no ha contado hasta ahora.

Dos paracaidistas en las elecciones

En estas últimas elecciones, el exbróker ha revalidado su cargo como alcalde, por tercera ocasión consecutiva y con el apoyo del 100% del electorado, a pesar de no haber podido "conseguir nada" en la última legislatura por el bloqueo administrativo.

La única alternativa posible para los tres votantes de Illán de Vacas era la candidatura del PSOE, formada por dos paracaidistas, "que no son del pueblo y no tienen ninguna relación con él". Una situación que no era nueva. En 2019, ya se presentó una lista socialista a las municipales. Esta formación, según le han dicho, "lleva a gala ser el partido que más se presenta en España". "¡Fíjate qué tontería es esa! ¿Por qué no les votamos y les jodemos?", amenaza riendo.

Javier Bollaín junto a las urnas electorales

Javier Bollaín junto a las urnas electorales

En el recibidor de la casa del alcalde, convertido en colegio electoral durante la última cita electoral, entre trofeos de caza, sombreros de montería y alguna que otra gorra, aún permanecen las urnas vacías: "Las iba a guardar, pero pensé: «¿Para qué voy a recogerlas si el 23 hay que usarlas otra vez?»".