Alberto Molero Alberto Morlanes

Una breve pero intensa tormenta de lluvia y granizo ha vuelto a azotar la ciudad de Toledo en la tarde de este miércoles, poco antes de las ocho, volviendo a dejar balsas de agua e inundaciones en diversos puntos de la capital regional, aunque no de tanta envergadura como las vividas el pasado 1 de septiembre, que provocaron situaciones de gran peligro y cuantiosos daños materiales, que hoy mismo la alcaldesa de la ciudad, Milagros Tolón, ha cifrado en cuatro millones y medio de euros.

El aguacero, acompañado en ocasiones de granizo, se ha sentido en varias zonas de la capital toledana como Palomarejos, Santa Teresa y el paseo de La Vega, donde ha complicado la circulación de los vehículos que por allí transitaban en ese preciso instante.

El Casco Histórico de la ciudad también ha sido testigo de la tromba de agua, que ha dejado imágenes para el recuerdo como la de la céntrica Plaza de Zocodover convertida en río.

Problemas en Santa Bárbara

Pero, una vez más, el Paseo de La Rosa en el barrio de Santa Bárbara y la TO-23, la carretera que comunica con el barrio de Santa María de Benquerencia con el centro de la ciudad, han sido las zonas más castigadas.

Uno de los portales del Paseo de la Rosa afectados.

Uno de los portales del Paseo de la Rosa afectados.

Los vecinos de la zona se quejan de que el nuevo bulevar construido recientemente en la zona actúa como dique de contención de todo el agua que baja desde la zona alta del barrio, provocando unas inundaciones que no se producían antes de llevarse a cabo la obra de remodelación urbana. Por ese motivo, solicitarán de inmediato al Ayuntamiento una reunión con el objetivo de buscar soluciones que acaben con esta grave problemática.

Acceso al Polígono

En la TO-23, la carretera de acceso a El Polígono, importantes balsas de agua han inutilizado varios tramos del carril derecho y la vía de servicio desde la que se entra a los centros comerciales 'Luz del Tajo' y 'Fusión'.

En este caso las inundaciones se han producido unos metros más adelante del lugar donde el pasado 1 de septiembre quedaron atrapados decenas de vehículos en un inmenso lodazal.

Allí, horas después del grave incidente, los operarios de conservación de carreteras abrieron de urgencia varios huecos en la mediana de hormigón que separa ambos sentidos de la circulación y que actuaba como dique. Solo eso y la brevedad de la tormenta han permitido que las inundaciones de hoy hayan sido menores y que los coches hayan podido seguir circulando por el carril izquierdo.