Castilla-La Mancha celebró 305 festejos en plazas en 2024.
Los festejos taurinos menguan un 28 % en Castilla-La Mancha en una década, aunque hay más corridas y novilladas
El leve repunte de los eventos más serios no compensa el desplome que protagonizan los espectáculos de rejoneo y las becerradas.
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La cifra de festejos taurinos celebrados en Castilla-La Mancha muestra una tendencia declinante en los últimos años, una caída que se relaciona de manera significativa con la pérdida de interés por el toreo a caballo. Por otra parte, el segmento de los festejos populares se caracteriza por su estabilidad.
Según los datos que el Ministerio de Cultura proporciona cada año, en 2024 se celebraron en la comunidad autónoma un total de 305 festejos. La cifra incluye corridas de toros, novilladas con y sin picadores, espectáculos de rejoneo, festejos mixtos a caballo y a pie, festivales, becerradas y espectáculos cómicos.
En 2019, el ejercicio previo a la irrupción de la pandemia, se acumularon 314 tardes de toros, una cifra similar a la última conocida. Entre los últimos años, el que mejores resultados dejó fue 2022, cuando se organizaron 365 espectáculos en los cosos de la región.
Sin embargo, las cifras más recientes se quedan lejos de las pretéritas. Entre 2014 y 2024, el número de festejos ha menguado un 27,7 %. Un decenio atrás, las plazas castellanomanchegas acogieron 422 eventos.
La comparación entre ambos ejercicios contempla una reducción profunda del total de festejos, aunque las peores cifras se concretan en los espectáculos de toreo a caballo y los de menor nivel artístico. En 2024, hubo 24 espectáculos de rejoneo en Castilla-La Mancha por los 52, nueve con toros y 43 con novillos, de hace una década.
También se han reducido las corridas mixtas con rejones, festejos en los que, generalmente, alterna un rejoneador con dos o tres matadores. En 2014, se organizaron hasta 58 eventos de este tipo; diez años después, apenas ocho. La leve subida de festejos mixtos, aquellos que aúnan espadas a pie y a caballo en la lidia de novillos y que pasan de diez a 13, no compensa las profundas caídas de las otras categorías.
Otro desplome profundo se observa en las becerradas. En 2014, se organizaron 77; diez años más tarde, solo 24. Tampoco el pasado año se celebró ningún espectáculo de toro cómico. En 2014 sí hubo uno, aunque estos festejos topan con las restrictivas leyes de protección a las personas con discapacidad y una diferente sensibilidad de los públicos.
Lejos del hundimiento del rejoneo, el toreo a pie ofrece datos parejos. Si en 2014 se celebraron 51 corridas de toros, la cifra de 2024 añadió una, hasta los 52 festejos mayores.
Además, durante la última temporada completa se jugaron más novilladas con picadores: hubo 45 por las 36 de 2014. Las novilladas sin caballos arrojan guarismos parejos: de las 79 de entonces a las 71 actuales. Además, se han sumado una decena de festivales en este tiempo, hasta los 68 carteles de este tipo.
El pasado año, se celebraron en Castilla-La Mancha 1.236 festejos populares. Diez años antes, fueron 1.310 los acontecimientos de esta índole organizados a lo largo de la geografía regional. Los datos correspondientes a los años más recientes oscilan en el mismo rango, con la salvedad del descenso motivado por las restricciones de la pandemia.
Un apoyo generalizado
La fiesta brava, en cualquier caso, disfruta de un importante respaldo ciudadano e institucional en Castilla-La Mancha.
Hace algunas semanas, la Junta anunció la creación del Consejo Asesor de Asuntos Taurinos, un órgano consultivo que tiene como objetivo "promover y proteger la tauromaquia como manifestación cultural".
Adscrito a la Consejería de Cultura, estará constituido "por representantes del Gobierno de Castilla-La Mancha y representantes de las asociaciones, sindicatos, personas jurídicas o entidades con vinculación al sector taurino de Castilla-La Mancha".
La comunidad autónoma cuenta con siete escuelas taurinas activas, un número que fue mayor en años anteriores. Además, existen centenares de asociaciones y peñas activas, un buen grado de ocupación en los cosos y la difusión por parte de los medios de comunicación, también de los audiovisuales.
