Ya se sabe: lo esencial está en los detalles. Y el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, los está repartiendo estos días con cierta intensidad. Gestos y perlitas para ir dejando el rastro de por dónde van los tiros, a veces con bala del nueve largo. Por ejemplo, al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le ha encajado Page un rosario de bombitas dialécticas con mucha (mala) intención. Probablemente la que se merece Sánchez en el Día de la Constitución, a la que ningunea con frecuencia y siempre con premio y generosas regalías para sus amiguitos separatistas.

El caso es que el líder castellano-manchego, sin pereza y con ganas, le ha recordado al sanchismo cómo se defiende la Constitución y lo que hay que hacer para parar los pies a los que, como sus socios, quieren romper la unidad de España y quebrantar la convivencia. La palabra mágica que Page le ha tirado a Sánchez a la cara ha sido “antivirus democrático”, o sea, un seguro de vida constitucional, más temprano que tarde, contra los independentistas. Todo un detallito del presidente de Castilla-La Mancha hacia el hombre del Falcon y mirando al mes de mayo, que está a la vuelta de la esquina.

Hay que reconocer que García-Page lleva meses rompiéndose la pana contra el principal peligro de su campaña electoral, pero también está claro que la incertidumbre que le muestran las encuestas, en el filo de la navaja de una victoria que puede ser derrota o viceversa, se lo está poniendo muy difícil y no tiene otro remedio que pisar el acelerador. Y más después de que hoy mismo, en plena fiesta de cumpleaños de la Constitución, Sánchez admitiera que, tras la sedición, llega la malversación, o sea una nueva vía de agua en un hipotético hundimiento del barco socialista, entregado ya al separatismo como nunca antes.

Un escándalo tapa al escándalo anterior. Pero Page tuvo otro detalle especial, en este caso en positivo, hacia la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, cuyas relaciones políticas y personales son, digamos, manifiestamente mejorables. Fue este lunes, en el izado de banderas de la Constitución en las Cortes castellano-manchegas, tal como ha contado este periódico. Le tocaba a Page izar la bandera de España y, antes de meterse en faena, miró a Tolón, le hizo un gesto de complicidad para que se acercara y entre ambos elevaron la enseña nacional. Juntos y revueltos. El regalito simbólico del presidente fue bien recibido por la alcaldesa y quien sabe si puede ser el principio de una hermosa (y recuperada) amistad, ahora que llega la campaña electoral. Tolón suma y Page anda necesitado, y en ese tándem ambos ganan. O sea, muy significativo: se abre un nuevo tiempo.

Pero el detallazo del día lo ha tenido Page con su rival y candidato del PP, Paco Núñez, al que ha dado un argumento de primer nivel para callar a los portavoces socialistas que tanta caña estaban dando al líder de los populares por faltar este lunes al aniversario constitucional de Gilitos. Se lo cuento: a Núñez le han llamado radical y le han acusado comportarse como Vox por no asistir al cumpleaños en las Cortes autonómicas, pero resulta que Page también dio plantón hoy a Sánchez en el acto del Congreso y, junto con Javier Lambán, faltó a la cita constitucional a la que sí asistieron otros presidentes autonómicos, pero no, por cierto, los separatistas. La correspondencia es obvia: si Núñez es un ultra de Vox por hacer novillos constitucionales, ¿qué decir de Page que también los hizo? Pongamos la misma vara de medir, a ver qué sale.

O sea, que todo en orden. Núñez no quiere la foto con Page, y Page no la quiere con Sánchez. Y la casa sin barrer, en fin. Que estamos todos en lo mismo.