La Pregunta

¿Qué chasco se llevaron los asistentes al emotivo acto de la Guardia Civil del domingo en Toledo?

10 octubre, 2017 00:00

Con la presencia de dos ministros, secretarios de Estado, altos mandos del Ejército y de la Guardia Civil, numerosas autoridades civiles y una asistencia cifrada en varios miles de personas se celebró el domingo en Toledo el acto central nacional con motivo de los festejos patronales de la Benemérita. Este año le ha correspondido a la capital castellano-manchego, y no ha sido casualidad. Como tampoco lo fue que el último desfile de las Fuerzas Armadas se celebrara en Guadalajara. Algo tiene que ver en todo ello la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, y en el caso de Toledo por doble motivo ya que también el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, pasó en esta ciudad unos cuantos años como delegado del Gobierno. Los actos constituyeron todo un éxito por su brillante desarrollo, la masiva asistencia de público y los emotivos momentos que se vivieron sabiendo que a esa misma hora, a varios cientos de kilómetros, un millón de personas se manifestaba en Barcelona en defensa de la unidad de España y homenajeaba a la Policía Nacional y a la Guardia Civil. Un éxito, insistimos.

Pero lo que nadie esperaba es que concluyera la celebración sin un refrigerio de cierre, una pequeña recepción en la que los invitados tuvieran la oportunidad de saludar a las máximas autoridades y compartir un vino de la tierra conjuntamente. De hecho, la organización había contratado los servicios de una empresa toledana de catering para hacer la recepción en el patio del Hospital de Tavera, pero tuvo que romper el compromiso porque al final se había decidido que no hubiera “copichuelas” en ninguna de las celebraciones habituales que se llevan a cabo en las agrupaciones y acuartelamientos con motivo de la fiesta de la Virgen del Pilar. Si los conocidos en la jerga militar como “guateques” se habían cancelado en toda España era lógico que lo hicieran también en el acto central, e incluso con mayor motivo para dar ejemplo.

El motivo fundamental de dichas cancelaciones ha sido los sucesos de estas semanas en Cataluña, donde los agentes de la Benemérita no han sido objeto de muchas atenciones por parte de algunas poblaciones, y donde la agresividad de los secesionistas ha obligado al cuerpo a tener que abandonar apresuradamente sus destinos en distintos puntos de aquella comunidad autónoma. En el Gobierno han creído que no están los tiempos para celebraciones de este tipo.

Otra cosa que se echó en falta fue la presencia de banderas españoles entre el público asistente. A nadie se le ocurrió repartir unas banderas a la gente que iba llegando al lugar en el que se desarrollaba el acto central, como es habitual en otras celebraciones similares. Nadie asumió esa iniciativa y tampoco se le ocurrió a ningún comerciante avispado poner un tenderete en los accesos con banderas y objetos de merchandising propios del caso. Seguro que hubiera hecho un buen negocio y habría contribuido a llenar de colorido rojigualda las concurridas filas de asistentes.