Convoca de nuevo el Ayuntamiento de Toledo concurso público para adjudicar dos quioscos en sendas vías públicas de la capital regional. Una licitación al alza respecto al presupuesto tipo de 1.800 euros/año, hasta 2032, con posibilidad de prórroga por otros dos. Una propuesta comercial económica que podría resultar de interés, salvo para la venta de prensa, frutos secos y alimentación que anuncia la plataforma de contratación de la Corporación municipal para estos dos puestos. Un negocio en vías de extinción, mucho más en Castilla-La Mancha, la región española donde menos prensa escrita se consume del país, y con la ciudad de Toledo sin apenas puntos de venta de periódicos donde adquirir actualmente un ejemplar.

Pero Toledo no es una excepción. Los quioscos de prensa en España, en otro época omnipresentes en las calles de este país, están desapareciendo. Entre 2012 y 2021, su número ha pasado de 7.639 a 4.252, lo que representa una caída del 44 %.  De la misma forma, según un informe de PwC, desde 2010 la venta de periódicos ha disminuido un 50 %, con 7,5 millones de ejemplares menos en circulación, consecuencia del descenso del 61 % del número de lectores de prensa escrita en los últimos años. Y las previsiones no son nada optimistas, pues desde el sector indican que este maltrecho negocio terminará cerrando todos sus establecimientos, casi sin excepción, salvo diversificación del comercio con la venta de otros productos y servicios. Una tendencia que arrastra igualmente a la industria editorial ante la progresiva caída de venta de ejemplares de prensa.

Mucho se habla en este país de proteger la cultura y su alrededor, pero pocas veces se menciona a los quioscos de prensa como elemento fundamental en su desarrollo. Focos culturales imprescindibles para nuestra sociedad que van desapareciendo paulatinamente y sus lectores, ejemplar en mano, convertidos ahora en una imagen casi romántica del paisaje urbano de este país. Una disminución que no se limita exclusivamente a estos establecimientos, también en otros puntos de venta habituales como en librerías, estaciones de servicio o supermercados, donde igualmente los periódicos van desapareciendo de sus lineales.

La revolución digital ha comportado grandes ventajas, pero también está dejando un rastro de víctimas por el camino. En este caso los quioscos de prensa, un negocio que no soporta más envites. Y todo ello fruto de una paradoja: nunca se había leído tanto en este país –sólo hay que mirar a la gente enganchada a las noticias a través de sus móviles, tabletas u ordenadores-, pero, en cambio, jamás se había vendido tan poca prensa. Una situación en estado de agonía donde las nuevas generaciones y tecnologías no muestran precisamente intención alguna en dar continuidad a su existencia.