El estallido de la guerra en Ucrania tras la invasión rusa está estremeciendo al mundo. El número de muertos civiles provocados por el ejército ruso asciende ya a los 2.000, según el último parte de guerra, además de las bajas causadas a estos por los ucranianos. Un conflicto retransmitido en directo que, además de personas, se está llevando por delante colegios, hospitales y edificios enteros. Un combate desigual que provoca que cientos de miles de ucranianos en condiciones deplorables, gran parte mujeres y niños, tengan que llamar a las puertas de otros países para ser acogidos. España es uno de ellos y también una de las naciones que más solicitudes está recibiendo de admisión. Un proceso donde instituciones y ciudadanos de este país están destacando por su generosidad e inmediatez.

Castilla-La Mancha no es una excepción, y el comportamiento de sus ciudadanos y diferentes instituciones ante este conflicto está siendo igualmente ejemplar. Cabe destacar en este sentido los ofrecimientos de la Diputación de Cuenca y el Ayuntamiento de Cabanillas del Campo proponiendo albergues para la acogida de refugiados, los ayuntamientos de Alcázar de San Juan, Toledo, Quer, Moral de Calatrava, Puertollano y Ciudad Real, entre otros, organizando recogidas de ropa, alimentos y medicinas entre sus ciudadanos con extraordinaria generosidad. También a organizaciones vecinales, Cruz Roja, Caritas, y otros organismos recepcionando toda clase de materiales y donaciones en metálico para paliar tamaña desgracia humana.

Mas en este maremágnum de horror y desesperación, una vez más, la nota discordante nos la han ofrecido los dos partidos mayoritarios de la región. PP y PSOE se han enzarzado a cuenta de la disponibilidad y prontitud de camas y plazas hospitalarias en Castilla-La Mancha para aquellos refugiados que las necesiten. Un lamentable espectáculo de descalificación del adversario político que desplaza la dialéctica argumental sosegada imprescindible en cualquier debate tan solo por el favor de un protagonismo y oportunismo inútil. Otra viperina y desabrida bronca política, paradigma de una clase política instalada en el bochornoso espectáculo de la permanente descalificación del adversario, que el Gobierno regional ha solventado habilitando 258 plazas hospitalarias. Un conflicto que más que nunca ha puesto en valor el comportamiento ejemplar de tantos castellano-manchegos y otros organismos públicos y privados por su desinteresada, solidaria e inmediata contribución en la resolución de un conflicto que lleva ya cobradas demasiadas víctimas, y que está obligando al desarraigo a gran parte de ucranianos.