Santiago Lucas-Torres durante una de sus intervenciones en las Cortes de Castilla-La Mancha.
Parece obvio que estamos al filo de abrir una nueva etapa política y social en Castilla-La Mancha. Un tiempo nuevo que necesariamente arrancará en las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2027 y donde el futuro nos apela a confrontar dos grandes modelos de gestión para los castellano-manchegos: el modelo del pasado y la decepción que padecemos bajo la batuta del socialista Emiliano García-Page y el modelo del trabajo, la ilusión y el futuro que lidera con un fuerte empuje y muchas ganas Paco Núñez al frente del Partido Popular.
Dos modelos, dos formas de entender a Castilla-La Mancha, de maneras de mirar a nuestra tierra. Una visión agotada, inerte y rutinaria que es la que representa el PSOE de Page, evidentemente cansado y sin iniciativa ni soluciones para los problemas de los ciudadanos de Castilla-La Mancha. Y otra visión renovada, trabajadora y cargada de futuro que, con un gran equipo detrás, encabeza Paco Núñez, cuyo liderazgo aporta todo el empuje, la experiencia y las ganas para llevar a la sociedad castellano-manchega a las cotas de crecimiento y mejora social que nos han robado a los ciudadanos los 40 años de socialismo casi ininterrumpido que hemos padecido en nuestra tierra.
El modelo sanchista de Page toca ya a su fin de ciclo. Está tan agotado como su propio jefe de filas, Pedro Sánchez, que está alcanzando cumbres de corrupción, ineficacia y control absolutista de las instituciones desconocidas en la historia reciente de España. Page, buen servidor de Sánchez aunque todos los días simule lo contrario, no tiene a estas alturas nada que aportar al desarrollo de Castilla-La Mancha, más allá de una gestión pobre y empobrecedora, sin ideas, sin pulso, sin gestión y sin más aliento que seguir la cuerda del día a día de forma inexplicablemente ineficaz. Da mucha pereza ver a Page en su impostura diaria contra Sánchez, diciendo una cosa y haciendo exactamente la contraria, en el mayor ejercicio de simulación y mentira de la política española de nuestro tiempo.
Page ya no lidera su gobierno porque ya no piensa en Castilla-La Mancha. Sencillamente, no está. Ha perdido el interés por los castellano-manchegos y sus problemas. Su cabeza y sus objetivos políticos están en Madrid y esa ausencia evidente se deja notar con mucha claridad en la falta de gestión de sus consejeros, vacíos, sin ilusión, sin líder, sin iniciativa y sin ganas de trabajar por nuestra tierra. Cuando el líder se ha marchado, el resto del equipo se resquebraja, y eso se está dejando notar de forma trágica y terrible en la falta de crecimiento de Castilla-La Mancha.
Los resultados de Page son tristemente demoledores para los castellano-manchegos: a la cola nacional en índices de pobreza, en sanidad y listas de espera, en calidad educativa, en infraestructuras y carreteras, en los servicios básicos, en los principales indicadores económicos y sociales, como quedó en evidencia en el último Debate sobre el Estado de la región, donde los socialistas mostraron su incapacidad para afrontar con garantías el futuro de Castilla-La Mancha. Sólo hay que ver los Presupuestos de la Junta para 2026, actualmente en discusión en las Cortes, en los que Page sólo ofrece más de lo mismo ante la ausencia clamorosa de elementos clave imprescindibles como la carrera profesional sanitaria, verdaderos programas para retener el talento e incentivar el trabajo de los jóvenes, o infraestructuras fundamentales como las grandes autovías que necesita la región, por poner sólo algunos ejemplos de la gran dejadez de los socialistas.
El clamor es aún mayor ante la falta de gestión de Page si hablamos de los agricultores y ganaderos de la región, que representan el modelo productivo esencial en Castilla-La Mancha y que necesitan el agua en cantidad y calidad de manera imperiosa, soportando a lo largo de los años la total ineficacia por parte de la Junta socialista. Es absolutamente necesario dar soluciones en materia de agua y regadíos a las siete cuencas hidrográficas de la región y resolver problemas como la plaga de conejos y dar toda la importancia al sector ganadero para realzar nuestra cabaña. Soluciones que lamentablemente Page lleva años sin aportar al campo y el mundo rural castellano-manchegos.
Pero afortunadamente enfrente del extenuado Page está Paco Núñez, un líder que llega con una fuerza arrolladora y se dispone a abrir un nuevo tiempo de esperanza, ganas e ilusión para los castellano-manchegos. La sanidad, la carrera sanitaria, el agua, la educación, los servicios esenciales, el campo, el empleo, las infraestructuras y, en definitiva, la gente está en el centro de la acción política de Núñez. Toca dejar atrás décadas de socialismo empobrecedor en Castilla-La Mancha y empezar un nuevo ciclo político que devuelva el protagonismo y las expectativas a los castellano-manchegos: protagonismo en lo social, en lo económico, en lo laboral, en la vida cotidiana, en la gestión diaria de los asuntos públicos de la región, en la vida de todos y cada uno de nosotros. Con optimismo en el futuro, en el crecimiento, en el empleo y en la confianza de que abriremos una etapa de luz después de un tiempo, el del PSOE, que sólo nos está dejando desesperanza, división social, confrontación y una gestión ineficiente de los asuntos públicos. Es urgente dejar atrás este tiempo de tensión, escándalos y líos y abrir una nueva era con horizonte y con futuro.
Imaginemos los castellano-manchegos los grandes retos que podría alcanzar nuestra tierra, tan emprendedora, tan valiente, tan llena de riquezas y con tan enorme potencial si tuviera al frente del Gobierno autonómico a un presidente que, como por ejemplo, Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid o Juanma Moreno en Andalucía, tenga las ideas, la resolución, las ganas y la ambición social necesarias para dar el imprescindible impulso que necesitamos. Ese presidente para Castilla-La Mancha es Paco Núñez. Ya toca abrir su tiempo, salir del oscuro y largo túnel socialista, entrar en un ciclo renovado que nos devuelva a los ciudadanos la alegría y la esperanza.
Page es el pasado y el hastío, y ya no merece ni una sola oportunidad más, pero Núñez representa el futuro y la ilusión por mejorar nuestra tierra como sólo Castilla-La Mancha se merece. Es el nuevo tiempo, la apertura de una era que deje atrás el pesimismo y coloque a nuestra región en las cotas sociales, económicas, laborales, educativas y sanitarias, en los niveles de expansión e infraestructuras que el PSOE y Page han sido incapaces de desarrollar en cuarenta largos años. Se dice pronto: 40 años en los que Castilla-La Mancha, por culpa de malos gobernantes socialistas, se ha visto castigada en su crecimiento natural. Toca pensar en nosotros mismos y apostar por el futuro y la alegría.
Santiago Lucas-Torres López-Casero es diputado autonómico del PP de Castilla-La Mancha.