Jordi Pujol, expresidente de la Generalitat de Cataluña.

Jordi Pujol, expresidente de la Generalitat de Cataluña. Efe

La tribuna

De aquellos polvos estos lodos

15 diciembre, 2021 06:37

Es una evidencia que el nacionalismo y el bipartidismo son los responsables de la lamentable situación que se vive en Cataluña, que sufren sobre todo los ciudadanos que legítimamente se consideran catalanes y además españoles e intentan defender sus derechos constitucionales frente a la imposición ideológica y el adoctrinamiento social de los radicales e irresponsables políticos que por desgracia para todos dirigen el destino de esta comunidad autónoma española.

La aritmética parlamentaria ha propiciado que los partidos nacionalistas hayan tenido una influencia desproporcionada e interesada en la gobernabilidad de España, y la incomprensible sumisión tanto del PP como del PSOE, sin duda por interés partidista, sin pensar en las nefastas consecuencias para el resto de España. Un ejemplo de esto es la inclusión en la Constitución de los derechos históricos del País Vasco y Navarra, la negociación de la Ley del Cupo, que permite una sobrefinanciación de su gasto público por habitante respecto de la media española superior al 70 por ciento de la renta anual.                                                                                                   

El PSOE, durante los gobiernos de Felipe González, asumió las políticas de “normalización”, es decir, imposición y adoctrinamiento, dejando a Pujol y al PSC vía libre para su “transformación” social de la ciudadanía catalana. Más adelante se negociaron competencias relativas a financiación y seguridad ciudadana.

Para que José María Aznar pudiese gobernar fue clave el apoyo del PNV y de CiU. El PP firmó con los responsables políticos catalanes el acuerdo del hotel Majestic, con una cesión de competencias sin precedentes hasta entonces. 

Sería bueno recordar que el proceso que ahora parece incontrolable y sin retorno, se inició a principios de la década del 2000, cuando se empezó a hablar de modificar el Estatuto, justo en la última legislatura de Pujol. Fue un debate planteado por el Partido Socialista de Cataluña y Esquerra Republicana de Cataluña dentro de su estrategia de acercamiento y el consecuente enfrentamiento al gobierno de CiU, que en aquellos momentos era sostenido por el PP. Cuando el tripartito de izquierda consiguió gobernar en Cataluña, Zapatero se comprometió de forma irresponsable a aceptar cualquier reforma del Estatuto aprobada en el Parlamento Catalán.

El texto salió adelante porque Zapatero pactó en secreto con Artur Mas, presidente de la Generalitat, su tramitación en el Congreso, dándole una redacción definitiva más ajustada a la Constitución, pero manteniendo la idea de nación, los derechos históricos, la regularización de la lengua, la definición de innumerables competencias, modificaciones del régimen económico y compromisos de inversiones del Estado.

Dicho esto, que ha pretendido ser una exposición del principio de este caótico proceso de radicalización del nacionalismo y de inoperancia del resto de partidos de ámbito nacional, es complicado confiar o tener la esperanza de que para el “constitucionalismo” sea posible reconducir la situación, mientras que el PSOE se siga apoyando en quienes quieren destruir el país  para gobernar a cualquier precio, y el PP no sea capaz de abrirse a la sociedad y  de articular una alternativa real , sólida e ilusionante a esta preocupante deriva.

José Ignacio Roldán Cortés

El portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal, en el patio del Congreso.

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