Desde los partidos del ala izquierda de la política española, y muy especialmente desde el PSOE, se intenta por todos los medios situar a Pablo Casado como representante de la extrema derecha. La aproximación al expresidente del Gobierno José María Aznar y su integración en el nuevo proyecto “popular” no ha hecho más que ser utilizado por los socialistas para alimentar su argumentario de derechización del PP. Obvian, sin embargo, otro importante y significativo fichaje de Casado, el de Adolfo Suárez Illana, hijo del pionero del centrismo en España y jefe del Gobierno de la Transición, Adolfo Suárez.

Suárez Illana vuelve así a la política activa, después de su intento de ser presidente de Castilla-La Mancha en 2007 frente a un Bono intratable, de la mano de Casado, al que ha apoyado en todo momento desde que plantó cara en las primarias a Soraya Sáenz de Santamaría y a María Dolores de Cospedal.

Lo que el PSOE y el resto de partidos de izquierda no quieren saber es que Suárez Illana tiene el importante cometido de definir y establecer la renovación ideológica y programática del partido, una cuestión por la que fue muy criticado Mariano Rajoy por no haberla abordado a lo largo de todo su mandato al frente del PP. Mientras tanto, Albert Rivera intentaba presentarse como el nuevo Adolfo Suárez sin encontrar dificultades a su paso porque el PP de Rajoy estaba más a las cosas del gobierno que a las del partido.

Sin embargo, una de las primeras decisiones que ha tomado Casado como presidente del PP ha sido la de recuperar a Suárez Illana con dedicación plena a su nuevo cometido, la de presidir Concordia y Libertad, una llamada "fundación de fundaciones" que aúne los principios y propuestas programáticas de todas las corrientes ideológicas representadas por los populares desde su congreso de 1990 al reunir a conservadores, liberales y democristianos. Se trata, como le ha pedido Aznar, de refundir de nuevo el centro derecha en el PP.

Casado quiere que Suárez organice y ponga en marcha un foro de pensamiento, debate y elaboración de propuestas donde "la sociedad civil y el centro-derecha liberal conservador tengan su sitio", como explicó tras la primera reunión del patronato.

Suárez va a contar con la colaboración de todos en el PP y va a tener como importante punto de apoyo a otro castellano-manchego, el exdiputado regional Jesús Rodríguez Camaño. El reto es grande porque el futuro del PP se está jugando en esta partida.