Liquidado el Sr. Casado por vía rápida, el eslogan “Nuevo PP” desaparecía de la escena y daba paso al “PP de Feijóo”, una pirueta peligrosa y personalista que liga la organización partidaria al destino y voluntad de una sola persona. ¿Quién dijo democracia interna de los partidos? Por cierto, y mientras escribo este texto, también se ha producido el final en Venezuela del Sr. Guaidó, el héroe venezolano de la derecha hispana que tanto juego le dio al PP y a Vox para acusar al Sr. Zapatero y Sr. Sánchez, de bolivarianos, comunistas y colaboradores de Maduro. Los medios de España lo han silenciado, salvo alguna excepción, tal vez para evitar el bochorno de su reconocimiento por la Unión Europea, aunque la realidad sea que a la derecha del país el personaje ya no les sirve como instrumento de desgaste del gobierno de izquierdas. Cuentan con otros aliados más influyentes y decisivos.

La abundante corrupción en la derecha no lleva aparejado castigo social alguno. A ello contribuyen  sentencias insólitas, procedimientos retorcidos, o maniobras  tanto formales como conceptuales que blanquean el pasado del PP. El salto  del Sr Feijóo a la dirección nacional se estaba alimentado para la hipótesis de que el Sr. Casado perdiera las siguientes elecciones. Hubo que adelantar la operación por la actuación del Sr Casado, hablando en público de corrupción, cuando desde siempre se sabe que ese es un tema tabú. El Sr. Feijóo recordaba desde su Comunidad Autonómica que él estaba allí, aprovechando cualquier oportunidad para suavemente desacreditar al presidente Sr Casado. Al parecer, para los presidentes autonómicos es rentable enfrentarse con las instancias nacionales, bien sea del partido o del gobierno. Colisionar con el centralismo madrileño da réditos en los territorios. Así que pasar a Madrid desde Galicia, con etiqueta de moderado, contribuyó a la bienvenida entusiasta que los medios le tributaron. Era el hombre de centroderecha que, en un bucle infinito, busca el PP y nunca encuentra. La última operación de imagen es la incorporación de un antiguo militante, llamado Borja Sémper, que se le presenta como el mago del centro derecha.

El Sr. Feijóo sigue al pie de la letra el manual que está escrito con letras impresas en la sede de Génova para cuando el PP pierde el gobierno de la Nación. Descalificaciones, insultos, abundante uso de “fake news”, invención de realidades alternativas, oposición cerrada a cualquier medida y bloqueo sistemático de toda colaboración institucional. El objetivo, crear tal nivel de crispación, tan sostenida e intensa  que el ciudadano común no pueda respirar. Nadie soporta tal dosis de enfrentamiento permanente. Se crea estrés emocional, se difunde una sensación difusa de malestar. Se satura al votante para que, cuando vote, coloque a la derecha en el poder. Es lo más parecido a un chantaje a los ciudadanos para que no se equivoquen en su elección. Lo inauguraron con Aznar, lo repitieron con Rajoy, lo copió el Sr. Casado y lo aplica ahora el Sr. Feijóo.

El desaparecido “Nuevo PP” del Sr. Casado contaba entre sus estrategias restarle votos a Vox y acelerar el proceso de descomposición de Ciudadanos. ¿Quién mejor puede recibir los votos de unos y de otros que el teóricamente moderado Sr. Feijóo? Tiene experiencia en las administraciones del Estado, ha gobernado en Galicia y su tono, más sosegado, no menos duro que el de su antecesor, hace que parezca lo que no es. Sigue al pie de la letra el modelo que ya establecieran sus antecesores y está incorporando velozmente el catalogo de los discursos y técnicas ultraconservadoras que traen los aires de la derecha republicana de Estados Unidos. Cambiar para que todo siga igual.