Es una mala noticia, sin ninguna duda. Según contaba el pasado 20 de diciembre Natividad Pulido, jefa de la sección de cultura del periódico ABC, con motivo de la restauración del cuadro del Museo de Prado "David vencedor de Goliat", de Michelangelo Merisi da Caravaggio, en España hay cuatro pinturas de este mito de la pintura y ninguna de ellas está en la catedral de Toledo.

Además del cuadro citado, único que tiene el gran museo madrileño, se añadirían "Santa Catalina de Alejandría", del Thyssen; "Salomé con la cabeza del Bautista", de Patrimonio Nacional; y "San Jerónimo penitente", de la Abadía de Montserrat. Parece que todo apunta que el "Ecce Homo" aparecido en una subasta en Madrid hace dos años, a falta del informe definitivo, podría agregarse a la lista. "No ocurre igual con el “San Juan en el desierto", de la catedral de Toledo, que hoy se atribuye de forma casi generalizada por la comunidad científica a Bartolomeo Cavarozzi (Viterbo, 1587-Roma, 1625).

No recordaba uno si en la biografía del pintor, "Caravaggio. Una vida sagrada y profana", de Andrew Graham-Dixon, considerada una gran biografía y que había leído hace unos años con un gran recuerdo general de ella, aparecía el cuadro toledano. Y, desgraciadamente, no aparece. Los sanjuanes reconocidos de Caravaggio por Graham-Dixon son los del Museo Capitolino de Roma, la Galería Borghesse y en el Nelson-Atkins Museum de Kansas City.

Lo que sí recordaba es que hace poco más de un año el Caravaggio toledano había saltado a los medios con motivo también de una restauración, como es el caso de la citada obra del Prado ahora. Efectivamente, los periódicos recogieron a nivel nacional la noticia de la presentación de la restauración, después de año y medio de trabajos y estudios del "San Juan en el desierto" en abril de 2022, llevada a cabo por el restaurador y conservador de la catedral de Toledo. En ella se afirmaba sin ninguna duda la autoría del maestro barroco italiano.

Uno no es experto en Caravaggio y no tiene ni datos ni argumentos para decantarse por una u otra autoría, pero le gustaría que la "atribución casi generalizada" de la comunidad a ese pintor, al que apenas uno había visto nombrar en una lista de esas de corrido en un manual, no estuviera en lo cierto, y el "casi" se impusiera en algo tan difícil de medir como esa "comunidad científica" de la que todos tiramos, como los periodistas de las fuentes solventes.

De todas maneras, me temo que la duda se ha instalado sobre el cuadro y ya se sabe que para cualquiera que conozca un poco, como le pasa ahora uno, las dudas y contradicciones de los expertos, será difícil volver a ver el cuadro con los mismos ojos. Nos pasa inevitablemente lo mismo que con el logo del cocodrilo sobre una camisa. No hay manera de ver las cosas sin el valor de la marca. Un cuadro sin firma, camiseta sin cocodrilo.