Se inauguró el miércoles en el Museo de Santa Cruz una exposición que se anuncia como la primera muestra mundial dedicada a Juan de Borgoña. La componen veinte pinturas sobre tabla, obras todas ellas del pintor y dieciocho esculturas que acompañaban a las ocho tablas procedentes de la iglesia de la Santísima Trinidad de Alcaraz. Un conjunto que permite valorar lo que supuso este pintor como introductor del Renacimiento en Castilla con centro en Toledo en el final del siglo XV y las primeras décadas del XVI.

La exposición es posible gracias a un feliz suceso. Hace dos años al abordar labores de restauración del retablo de la parroquia de Alcaraz con ocasión de las celebraciones del VIII centenario de la Virgen de Cortes, se descubrió que unas obras que se creían perdidas en realidad estaban debajo de los repintes y añadidos realizados en el siglo XIX que las ocultaban. Si se creían perdidas era porque gracias a la labor de archivo, un historiador alcaraceño, Aurelio Pretel, había documentado hace años unos pagos a Juan de Borgoña por esos trabajos que no aparecían por ninguna parte. Se producía entonces algo con lo que cualquier investigador de archivo sueña: descubrir el documento y hallar la obra.

A partir de aquel momento todo fue sobre ruedas. Se dedicaron todos los fondos necesarios por parte de la Junta de Comunidades a su restauración y se acordó también realizar la exposición que ahora se ha inaugurado, completada por fondos del Museo de Santa Cruz y de otras procedencias de la región. Un conjunto único, que pone en valor y en contexto la obra de Juan de Borgoña y que se celebra como un verdadero acontecimiento en el mundo del Arte, ya sea desde el ámbito académico como el de los simples aficionados.

La exposición coincide en el Museo de Santa Cruz con la gran muestra central dedicada a la conmemoración del VIII centenario del nacimiento del rey Alfonso X, bajo el subtítulo de “El legado de un rey precursor” y uno espera que una visita lleve a la otra y como la sana competencia comercial, que se produce cuando muchos establecimientos se concentran en una calle, ambos eventos se potencien entre sí.

Pero si uno se alegra de algo, sobre todo, es que un pueblo histórico como es Alcaraz recupere para ellos y para todos una de esas joyas artísticas de la que se sentirán siempre orgullosos y enseñarán a los muchos visitantes que descubren con sorpresa muchas veces su riqueza monumental.

El Juan de Borgoña que pintó la sala capitular y la capilla mozárabe de Toledo es el mismo autor de este retablo que a buen seguro lucirá aún más cuando dentro de unos meses vuelva a Alcaraz.

En medio de tantas malas noticias, por fin una buena. Felicidades amigos inolvidables de Alcaraz.