"ETA: El final del silencio" es una serie en seis capítulos dedicada sobre todo a hacer hablar a los que durante cincuenta años no tuvieron más remedio que callar. Como es normal, la serie ni agota los temas que se podrían tratar y matizar ni creo que deje completamente satisfecho absolutamente a nadie, pero es un acercamiento que uno se atreve a calificar de honesto, que ayuda a reflexionar sobre un tiempo negro de nuestro pasado reciente. Cualquiera que vea la serie se verá forzado a hacerse preguntas y eso ya es positivo.

A mí una de las cosas que mas me ha llamado la atención, aunque cada vez uno sea menos propenso a escandalizarse por nada, ha sido comprobar como una parte muy significativa de la sociedad vasca y española desconoce la historia de aquellos años. El ejemplo no puede ser mas significativo: en una clase de cuarto curso de un doble grado de una universidad española, me parece que era la universidad privada Francisco de Vitoria, ni uno sólo supo decir quien era Miguel Ángel Blanco. Lo mas que legaron a concretar fue que era alguien que había sido secuestrado por ETA. No hace falta explicar más. Gente de veintitantos años que desconocen el asesinato que sacó a la calle a media España y que sin ninguna duda fue uno de los hitos históricos de aquellos años. Universitarios a punto de obtener un doble grado, la generación que nació con el asesinato de Miguel Ángel Blanco no saben nada porque, entre otras cosas, nadie se lo ha contado. Ni historia, ni memoria. Hay temas que ni aparecen en los los libros de Historia ni nadie pone demasiado interés en recordarlos.

Curiosa memoria y más curiosa historia cuando mientras que se aplica el olvido en unos temas se nos machaca con otros. Muy significativo, pero así son las cosas. Una generación que empieza a votar o ha votado apenas un par de veces no sabe, ni nadie pone desmasiado empeño en que lo sepa, lo que ocurrió en el País Vasco y en España en los últimos cincuenta años. Nadie les habló de los asesinatos que se sucedían ni en la escuela ni en las casas. Era y es preferible mirar para otro lado.

La memoria es subjetiva y selectiva, pero a veces uno desearía que al menos se tuviera memoria. También comprende uno que el olvido tiene mucho de terapéutico. Es humano tratar de olvidar y selecciónar buenos recuerdos y desechar los malos Es fácil olvidar. Que el tiempo haga su trabajo, decimos, restaurar la vida, escapar de los recuerdos. Ahí está la Historia, aunque me temo que para una mayoría, ni memoria ni Historia.