Yolanda Díaz ha llamado a la movilización en las calles tras la sentencia del fiscal general que ha condenado a un hombre inocente. Las barricadas ya se están preparando y huele a humo chungo en la lumbre ministerial, aunque sin quemar la moqueta ni los zapatos. La revolución con vestido de channel y pijoaparte rubia destroza las calles de España, que se ven metidas de nuevo en un procés por el fiscal general. Bueno, en realidad si uno mira Televisión Española, resulta cierto. Pero tengo para mí que la movilización que reclama la Fasihonaria no va por los puños, las togas ni los fiscales. A García Ortiz le han dado café del bueno por sacar a un subordinado del fútbol y borrar los mensajes del móvil. Un adolescente no es tan torpe como la víctima propiciatoria del sanchismo. Hay que movilizarse, quemar la calle con los cuatrocientos euros que dan a los jóvenes. En lugar de ir al cine, montar una kale borroka de puñetas y puntillas. Pero el joven de hoy está en otra revolución de la que Yolanda no se entera.
Cuatrocientos euros de paguita para no comprar nunca una vivienda y hacer una clase trabajadora pobre. Ese es el caldero de votos de Vox, ni más ni menos… El que la izquierda ha ido echando cuando se ha quedado con el dinero que ha repartido. Como Margaret Thatcher decía, el socialismo está muy bien hasta que se acaba el dinero de los demás. Y el dinero se está terminando porque ya sólo lo tiene el Estado. La requisa de más de la mitad de lo que uno genera a lo largo del año no se recuerda desde los cuarenta ladrones. Así tenía Koldo gasolina para llevar a Sánchez y ver a Otegi. Pero el camino nos lo ha marcado Yolanda… Esto no puede ser no más que una declaración de amor…
Es una revolución de consola que luego termina en el propio sofá, como acabó el procés… Lo que se está fraguando de fondo es una tormenta perfecta que amenaza con llevarse todo, ahora que sólo el Rey defiende la Transición y el régimen del 78. Sumar para sumar es como multiplicar para multiplicar y sobre todo igual que dividir para dividir. Cuando Zapatero inauguró el absurdo con la nación de naciones, no sabía lo que estaba haciendo. Bueno, sí, poner las bases para la división total 2.0 que anida en quienes sólo ven desde un lado del muro.
Ahora el socialismo dirá que la pobreza está de moda y que es guay compartir piso porque fomenta la inclusión y diversidad. Y habrá quien compre la soplapollez, después de haberlo vuelto a hacer y arruinar una clase media que ya directamente no existe. Sí, hay que hacer la revolución desde el pesebre, echando un poquito de pienso y alpiste cada mañana. Que ningún peón de obra en el régimen sepa lo que tiene que decir o pensar para levantar un futuro peor.