Hace poco asistí a una obra de teatro que me dejó perpleja y fascinada. ¿Cómo he logrado licenciarme en Periodismo y después en Historia sin que nadie me haya contado nada sobre Carmen Díez de Rivera? Fue la primera directora del gabinete de la Presidencia del Gobierno en España. Y hasta ahora la única.
La obra recrea los diez meses que esta extraordinaria mujer, de cuna aristocrática y convulsa vida personal, pasó al frente del gabinete de Adolfo Suárez, en aquellos tormentosos días en los que asesinaron a los abogados de Atocha o se legalizó el PCE. La musa de la Transición, la llamó Umbral.
Bella, bellísima. Y lista, listísima. Vivió en África y en varios países europeos y regresó a España con un potente currículo que, junto a su amplia red de relaciones, le dio acceso al equipo de Suárez, primero en RTVE y después en la Moncloa. Frecuentó a Sartre y a Beauvoir y fue amiga de Willy Brandt y del padre Llanos.
Ecléctica, conciliadora, pionera, influyente… y trágicamente desconocida, como tantas y tantas grandes mujeres de existencia silenciada por motivos que poco o nada tuvieron que ver con su valía.
Busquen en su memoria el nombre de alguna reina goda (no hagan trampa si han leído a Daniel Gómez-Aragonés. Y si no lo han hecho, corran). Señalen a alguna artista del Renacimiento. O mencionen a una científica que no sea Marie Curie.
De regreso a Toledo tras el teatro, leí en el tren cuanto Google pudo ofrecerme sobre Carmen Díez de Rivera en la media hora que dura el trayecto. Al día siguiente me hice con un libro que desgrana la vida, la obra y el impacto de 16 mujeres del siglo XX bajo el título 'Inspiración y talento'.
Ahí he encontrado a nuestra protagonista y descubierto a Sofía Casanova, reportera en la I Guerra Mundial; a Gerda Taro, la mitad de Robert Kapa, o a Tina Modotti, fotógrafa de la revolución mexicana, en esta lista incompleta de perfiles femeninos que debemos reivindicar como referentes en la legítima batalla por la igualdad.
Carmen Díez de Rivera murió de cáncer a los 57 años y fue enterrada junto a un olivo en el convento abulense que le procuró algo de paz cuando más la necesitaba, cuatro décadas antes, tras recibir la noticia "que le desgarró las entrañas". Así lo cuenta la actriz protagonista, fantástica Beatriz Arguello, al inicio de la representación.
Tras un éxito arrollador en Madrid, la obra está girando por teatros españoles. Se titula Carmen, nada de nadie. Si se la encuentran, vayan, por favor.