Siempre opiné y defendí que el expresidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, hubiera sido más feliz y más productivo para nuestra región si se hubiera dedicado al ámbito académico en vez de al ámbito político. Pero yo me refería a sus años de vida laboral. Reconozco que este giro de guion, nombrar a Barreda con más de 70 años presidente del Consejo Social de la Universidad de Castilla-La Mancha no me lo esperaba. No me acusen de edadismo, valoro mucho los conocimientos, los consejos y la experiencia que aporta gente de cierta edad a nuestra vida, pero creo que llega un momento, hayas sido quien hayas sido, en el que hay que dedicarse a las cosas realmente importantes: el disfrute de la familia, el enriquecimiento intelectual y las lecciones y recomendaciones para la familia y los amigos.

Por eso, no entiendo esta costumbre, muy de Castilla-La Mancha, de recuperar a viejas glorias, sobre todo cuando han pasado ciertas tormentas. Y me refiero, en este caso, a los rifirrafes que allá por 2011, en plena crisis económica, tuvo el entonces rector de la Universidad, Ernesto Martínez Ataz, con el presidente saliente Barreda. El primero pedía la pasta que la Junta debía a la Universidad porque por aquel entonces esta institución, como otras muchas, andaba un poco asfixiada y el señor Barreda contestaba "que cada palo aguante su vela". Han pasado 14 años y uno ya no es rector ni el otro es quien era.

También resulta llamativo, para los que llevamos trabajando en esta región varias décadas, la foto de Page y Barreda, pero eso son otros asuntos que hoy no vengo a contarles. Como diría Neruda, "nosotros los de entonces ya no somos los mismos".

Volviendo al Consejo Social, disculpen mi ignorancia, pero tampoco sé muy bien qué productividad ni qué trabajos concretos realiza el Consejo Social. Me he leído la ley que regula su funcionamiento y, sinceramente, solo encuentro párrafos grandilocuentes, sin concreción ninguna, tal y como ocurre en muchos otros órganos. Y sí, he encontrado un presupuesto, algo más de 420.000 euros. No lo voy a valorar, no sé si es mucho o poco para las funciones que este órgano realiza; sí sé que el presidente y otros cargos hasta ahora no cobraban por ostentar esta distinción. Entiendo que la cosa seguirá así, ¿o no? Bueno, yo quiero entender que sí.

"De fábrica de armas a fábrica de conocimientos", decía Barreda cuando el campus de la Fábrica de Armas de Toledo era ya Universidad. Pues esperemos que el Consejo Social sea eso, una fábrica solo de conocimientos. Me llamo Ángeles y estos son mis demonios.