
El Puente Romano de Talavera de la Reina se derrumba por la fuerza de la crecida del Tajo.
El derrumbe del Puente Romano, un suceso de impacto y tristeza en Talavera de la Reina
Las imágenes son tremendas y han impactado con fuerza en Talavera de la Reina. El desplome del Puente Romano, por el insoslayable brío de la Naturaleza, el puente más emblemático y querido de la ciudad, ha provocado una reacción unánime entre los talaveranos que van conociendo la noticia y procesionan este domingo para ser testigos en vivo y en directo.
"¡Qué pena, nuestro puente, qué pena!". Una tristeza recorre este día la ciudad. Se ha desplomado el puente de nuestras vidas.
Nuestro puente, eso es. El que nos ha acompañado desde siempre a los talaveranos. El que ha estado ahí para todo, viendo pasar la historia. El que ha sido testigo del transcurrir de los años. El puente de nuestra infancia, tradicionamente roto, desconchado, maltrecho, pero tan nuestro que estuvo en todo momento con nosotros.
El Puente Romano de cuando éramos chicos y ni siquiera se podía pasar por él, siempre tan abandonado, pero tan en nuestra memoria y nuestros juegos junto al Tajo. Todos los talaveranos tenemos en casa las fotos sepias del río con sus playas y la gente disfrutando las riberas y tal vez aún los pescadores en la lucha por la vida. Y el puente siempre estuvo ahí.
Es verdad que, afortunadamente, la enorme crecida de estos últimos diez o doce días no ha provocado desgracias personales y que la situación, dentro de los niveles rojos de alerta y vigilancia, ha estado más o menos controlada. Las autoridades lo han hecho bien.
Pero el desplome del Puente Romano, que ni siquiera es romano, tiene un misterio especial para los talaveranos, no sabemos explicar por qué y eso nos provoca una tristeza en el alma y una melancolía de otro tiempo. Es nuestro río, nuestro puente, nuestra ribera. Y ya está. Tal vez no exista una zona de paseo hoy en día en Talavera como las riberas del Tajo y eso obviamente tiene un sentido y un por qué.
Restaurado en 2002, hace ya casi un cuarto de siglo, en el contexto del Plan de Riberas que estos días ha evitado inundaciones en Talavera, el Puente Romano se ha desplomado, pero no ha muerto. Ni mucho menos. Vivirá para siempre mientras siga en el corazón de los talaveranos.
Ahora habrá que volver a restaurarlo, una vez más, y tendrá que estar cortado una larga temporada, pero nadie nos va a quitar nuestro puente, ni nuestra memoria, ni ese rincón del alma en el que llevamos siempre a nuestra ciudad.
Talavera de nuevo maltratada por el tiempo, pero al Puente Romano, nuestro Puente Viejo, volveremos a verlo en todo su esplendor. Eso por supuesto.