¿Se imagina amanecer a diario con olor a alquitrán recién hecho y con vistas a una chimenea industrial? ¿Compartir el atasco diario para coger la A-42 con camiones cargados de asfalto? Pues, lamentablemente, esto no es el argumento de una película distopía, es la cruda realidad que les espera a los vecinos de Seseña, que han empezado la semana con la noticia de que su Ayuntamiento ha dado luz verde a la instalación de una planta de aglomerado asfáltico en mitad del pueblo.

Y cuando digo que está en mitad de Seseña, es que la planta se va a ubicar en mitad de Seseña. En concreto, a menos de 650 metros de viviendas que llevan años construidas, a un kilómetro de una nueva urbanización (seguro que no tendrán las vistas que les prometía el catálogo de la inmobiliaria) y a unos 1.200 metros de un parque infantil y del Instituto de Secundaria 'Las Salinas'. Un instituto que, por cierto, lleva ya tiempo lidiando con la falta de previsión de la Consejería de Educación a la hora de diseñar centros educativos en La Sagra. Y es que normal no es tener a cientos de alumnos instalados en barracones o en laboratorios desmantelados y convertidos en aulas, como tampoco será normal no poder abrir las ventanas para ventilar en pleno junio. ¿Ha pasado alguna vez, querido lector, por una calle recién asfaltada? Pues imagínese seis horas de clase con ese olor…

Quien conozca un poco Seseña sabrá de lo complicado -por decirlo de una manera suave- de su plano urbano. El Seseña 'de toda la vida' tiene a dos kilómetros de distancia un segundo núcleo urbano, 'Seseña Nuevo', creado en posguerra tras la casi total destrucción del municipio durante la Guerra Civil. A partir del año 2000 a este pequeño 'caos' se sumarían tres barrios nuevos más: el Quiñón, conocido mundialmente por ser el barrio del Pocero y ejemplo de manual de la especulación urbanística, Vallegrande y Torrecastillo. Pues la fábrica de asfalto se instalará entre Seseña y Seseña Nuevo y con vistas panorámicas al Quiñón. Como ya he dicho, en mitad de Seseña.

Y sí, ya sé que el informe de Medio Ambiente dice que la empresa ha previsto medidas correctoras y estoy segura de que las chimeneas estarán dotadas de estupendos filtros, pero ¿también los tendrán los cientos de camiones que a diario van a cruzar Seseña cargados de alquitrán? Permítanme que lo dude.

Lo segundo peor de todo esto es la insistencia de los diferentes ayuntamientos de Seseña (los ha tenido de todos los colores) "por convertir este municipio en el sumidero de La Sagra". Está frase no es mía, es de un amigo de Seseña, pero la suscribo al 100 por 100. Como lamenta él -y lamento yo- "mientras que en Illescas se instalan Amazon o Toyota, en Seseña nos ponen cementerios de ruedas que salen ardiendo y fábricas de asfalto".

Por no hablar de la también insistente manía de todas las Administraciones por convertir en una barrera inexpugnable los dos kilómetros que separan el Seseña Nuevo del viejo. Primero fueron las vías del AVE, después la R-4… y ahora una fábrica asfalto. Doy fe de que la Comarca y el Mordor del Señor de los Anillos están mejor comunicados que Seseña Nuevo con Seseña en hora punta.

Por cierto, la empresa promotora de esta fábrica de asfalto parece que es la misma que ha ejecutado el último gran Plan de Asfaltado de Seseña, anunciado a bombo y platillo por el Consistorio. ¿Casualidades de la vida? Seguramente… En todo caso, se verá.