Foto: Destilería Gómez-Caro.

Foto: Destilería Gómez-Caro.

Empresas

La historia de una centenaria destilería de Toledo: "Este negocio tiene mucho de botánica"

Para conmemorar su centenario, organizarán una exposición que repasa la vida de una empresa que surgió por la valentía de una emprendedora, Águeda Rodríguez-Osorio.

29 enero, 2023 11:21

En cien años, la Destilería Gómez-Caro de Yepes (Toledo) ha pasado de elaborar anisados a fabricar y registrar su característico limoncillo y de producir ginebras a crear licores y cremas muy diversos, entre ellos de cerveza o lavanda: "Este negocio tiene mucho de botánica", afirma Orosio Gómez-Caro Velasco, cuarta generación de la empresa familiar.

La destilería va a conmemorar su centenario con una exposición que repasa una historia que surgió por la valentía de una emprendedora, Águeda Rodríguez-Osorio, quien hace un siglo en lugar de comprar un coche, como tenía pensado, invirtió el dinero que había ahorrado en su tienda de ultramarinos en adquirir una industria de alcoholes y orujo.

Ahí empezaron los Gómez-Caro a elaborar aguardientes, anises y licores: "En los pueblos, unas familias hacían vino, otros aceite y nosotros teníamos una destilería", explica a EFE Gómez-Caro Velasco.

"La que tenía arrojo y valentía era la bisabuela. Ella era la encargada del negocio, una emprendedora que siempre siguió adelante", subraya el responsable de la empresa, quien precisa que Águeda "llevaba totalmente el peso del negocio".

Pocos años más tarde compró una casa que había pertenecido al conde Salvatierra y, después, al banquero y diputado liberal Adolfo Bayo y Bayo. La casa sigue siendo de la familia y en la cueva del inmueble nació en 1938, durante un bombardeo, entre tinajas y alambiques, Orosio Gómez-Caro González, nieto de Águeda y heredero de su carácter y espíritu emprendedor. Este Orosio, padre del actual propietario, se hizo cargo de la empresa muy joven y la innovó e hizo crecer hasta pasar a la generación actual.

De los anisados al limoncillo

Los Gómez-Caro comenzaron elaborando anisados, de 38 grados, que vendían en arrobas (16 litros) sin marca. Más adelante produjeron sus marcas y así surgió, por ejemplo, el Anís Tristán, un homenaje al pintor Luis Tristán, discípulo del Greco cuyos cuadros están en el retablo mayor de la Colegiata de San Benito Abad de Yepes. Y del Anís Tristán derivó el vodka Tristanovich.

Luego llegaron el brandy, la ginebra, el ron, las "bebidas para la noche", que vendían en salas de fiesta y discotecas de Madrid en los años sesenta, setenta y ochenta..., hasta que las grandes marcas se hicieron con todo el mercado y "echaron" a las pequeñas.

De forma paralela, Orosio Gómez-Caro González (tercera generación) comenzó a introducirse "en el mundo de los digestivos", al principio con el Limoncillo, que registró y que es uno de los productos más característicos de la empresa desde hace treinta años, y luego con otros licores de hierbas.

El actual responsable de la empresa explica que los licores pueden elaborarse con productos añadidos (aromatizantes y saborizantes) naturales o artificiales, como hacen muchos fabricantes, o bien con el macerado y destilado propio, como hacen ellos.

"Lo que más define a nuestro producto es su naturalidad. Más orgánico imposible", afirma este biólogo de formación que subraya que "este negocio tiene mucho de botánica" tal y como ellos lo conciben.

Se pueden extraer aromas por maceración, como sucede con el pacharán, el Limoncillo (que incluso incorpora la piel del limón) o los licores de hierba, o por destilación: el alcohol y los aromas de los botánicos se funden en el alambique consiguiendo así los destilados de enebros, limón, naranja, melón, arroz… o alcachofa.

Desde hace unos años esta destilería también desarrolla "productos muy personales" para terceros que buscan, por ejemplo, una ginebra "particular" o un licor propio. En este momento trabajan con una cooperativa de Benicarló que busca un licor de alcachofa y con una empresa de Asturias que produce arándanos; y desde hace varios años elaboran licor de lavanda para dos emprendedoras de Huete (Cuenca) y crema de cerveza para Domus (cerveza toledana).

"Es otra área de negocio que te permite ver cómo funcionan el espliego o la lavanda. Continuamente estás aprendiendo", apunta Gómez-Caro Velasco, quien admite que se siente “cómodo” entre plantas y añade que tienen que adaptarse a la demanda y actualizarse a los gustos del consumidor, que demanda bebidas con menos graduación y poco azúcar.

Historia de una empresa

Revisando los documentos antiguos y las entradas y salidas del alcohol elaborado, los Gómez-Caro han encontrado un primer apunte de actividad: el 2 de febrero de 1923. Y para celebrar el centenario, el viernes día 3 inauguran una exposición en la capilla del antiguo Hospital de San Nicolás, en Yepes, que permanecerá hasta el día 26.

La muestra incluye antiguas etiquetas y botellas, libros de alcoholes y de fórmulas, elementos de laboratorio (alcohómetros, ebulloscopios y básculas de precisión), alambiques y filtros de cobre (que son, además, piezas de una gran belleza) y dos escurridores de botellas del modelo creado en 1914 por el artista dadaísta Marcel Duchamp, entre otras muchas piezas.

Además de repasar la historia de la empresa, la exposición hace un guiño al diseño industrial de la primera mitad del siglo XX y es también un reconocimiento a las industrias que permanecen e innovan en pequeños municipios.