Acto de ampliación de Vidabol, que tuvo lugar en Toledo a finales de mayo.
Grupo Vidabol: el valor de sumar
Siete cooperativas, cuatro provincias y una estrategia común; el Grupo Vidabol, cooperativa de segundo grado, consolida su crecimiento y gana competitividad en el mercado del aceite de oliva virgen extra.
En Castilla-La Mancha, el olivar es mucho más que un cultivo estratégico: es una actividad que estructura el territorio y sostiene a miles de familias. En plena campaña de la aceituna, con el mes de enero aún por delante y las almazaras a pleno rendimiento, Grupo Vidabol se consolida como uno de los proyectos cooperativos más relevantes del sector oleícola regional, no solo por su dimensión, sino por el modelo que representa.
Vidabol es una cooperativa de segundo grado que ha hecho de la unión su principal fortaleza. Nacida con vocación integradora, reflejo del espíritu que mueve a su presidente Jesús Julián Casanova, en 2025 ha vivido un año de crecimiento significativo con la incorporación de tres cooperativas de Toledo -San Esteban de Bargas, Nuestra Señora de Ronda (El Carpio del Tajo) y Santa Ana (Villanueva de Bogas)- procedentes del grupo Molinos de Aceite de Toledo. Esta ampliación refuerza un grupo ya sólido y diverso.
Hoy, Vidabol agrupa siete cooperativas repartidas en cuatro provincias: El Progreso (Villarrubia de los Ojos), Oleovinícola Campo de Calatrava (Bolaños) y Los Pozos (Daimiel), en Ciudad Real; Alta Alcarria (Valdeolivas), en Cuenca y con socios también de Guadalajara; y las tres entidades toledanas incorporadas este año. En conjunto, suman cerca de 3.800 socios y comercializan más de 4,5 millones de kilos de aceite de oliva virgen extra al año.
Más allá de las cifras, la fuerza del grupo reside en lo que permite esta integración: defender mejor los intereses de los agricultores, ganar dimensión comercial, acceder a nuevos mercados y generar sinergias entre cooperativas distintas en tamaño, historia y variedades, pero con una visión compartida. En Vidabol conviven entidades centenarias con otras más jóvenes, grandes volúmenes con producciones singulares y territorios con identidad propia.
Esa diversidad se refleja también en sus aceites. Vidabol comercializa AOVEs amparados por tres denominaciones de origen -Montes de Toledo, Campo de Calatrava y La Alcarria- y ha sabido convertir el origen en valor. Su gama gourmet Algaraba, elaborada a partir de olivos milenarios y centenarios, encarna su lema “El sabor del tiempo”, mostrando cómo el respeto por el patrimonio oleícola se traduce en productos diferenciados y reconocidos internacionalmente.
El proyecto pone al agricultor en el centro de su estrategia. Mejorar la rentabilidad desde la base, garantizar sostenibilidad económica y social, y profesionalizar la comercialización son objetivos que se alcanzan gracias a la unión. Este modelo permite afrontar con mayor fortaleza los retos de un mercado cada vez más competitivo y cambiante.
Con una campaña récord en la última cosecha y un año marcado por la integración y el crecimiento, Vidabol refuerza su posición como uno de los principales grupos oleícolas de Castilla-La Mancha. La incorporación de nuevas cooperativas no es un punto de llegada, sino un paso más dentro de una estrategia que busca aumentar dimensión, competitividad y capacidad de negociación.
El modelo que impulsa Vidabol demuestra que el cooperativismo, estructurado desde la profesionalización y la visión compartida, es una herramienta eficaz para generar valor añadido al aceite de oliva virgen extra, fortalecer al agricultor y consolidar proyectos de largo recorrido en el medio rural.