Dibujo de una de las hipótesis de recomposición de faltantes del castillo de Almonacid de Toledo.
El derrumbe de una de sus torres revive la memoria del castillo de Almonacid de Toledo: así era originalmente
La arquitecta Luz González Blanco muestra cómo lucía la fortaleza en su esplendor, además de varias hipótesis de recomposición.
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El derrumbe de una de las torres del castillo de Almonacid de Toledo el pasado 3 de abril ha reavivado el interés por esta fortaleza medieval que, desde 2008, figura en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra debido a su mal estado de conservación.
En respuesta a este suceso, la arquitecta Luz González Blanco ha publicado el artículo Almonacid, un castillo junto a La Mancha, acompañado de distintos dibujos que muestran cómo era originalmente la fortaleza, además de varias hipótesis de recomposición incluidos en su Trabajo Fin de Máster (TFM) Cronopias, presentado en 2024 en la Escuela de Arquitectura de Toledo.
Sobre el castillo, de origen musulmán, cuenta que se sitúa a 800 metros de altitud, en un cerro desde el que "domina la antigua calzada que unía Toledo con el sur de la Península a través de los puertos de los Yébenes y Marjaliza".
Su ubicación estratégica lo conecta visualmente con otras fortalezas de la comarca como Peñas Negras, Orgaz o Consuegra, lo que permitía establecer "una red de comunicaciones por señales luminosas de fuego o de humo entre las fortalezas", recuerda Luz González.
"Durante más de diez siglos, estos gigantes, de historias de caballeros, doncellas e hidalgos, fueron los guardianes del centro de Hispania", prosigue la arquitecta, que añade que la comarca de La Sisla, a la que pertenece Almonacid, era "un lugar fértil y rico", custodiado por una red de 32 castillos organizados desde la romanización para proteger la ciudad de Toletum.
Compleja planta poligonal
El castillo de Almonacid se erige en un cerro de 800 metros de altitud.
En el plano arquitectónico, el castillo presenta una compleja planta poligonal con torres cilíndricas, almenas, barbacana exterior y un foso perimetral. Su torre del homenaje recuerda a la Torre Tolanca -una atalaya de origen romano situada en el municipio toledano de Sonseca- y en su interior aún se conservan "dos aljibes abovedados" que, con una capacidad estimada de hasta 80 metros cúbicos de agua, "permiten calcular que el castillo estaba dotado para que una población de alrededor de 150 personas pudiera resistir un asedio durante un año".
La tradición oral atribuye su conquista al Cid Campeador, lo que dio origen al nombre del municipio: Almonacid, "un término que procede de almonastir, un latinismo almorávide que significa monasterio". La fortaleza fue prisión de Alfonso Enríquez, hijo bastardo del rey Enrique II, y sufrió reformas importantes en el siglo XIV bajo el arzobispo Pedro Tenorio.
Otro de los dibujos de la arquitecta Luz González.
La alcaldesa de Almonacid, María Almudena González, ha atribuido el colapso de una de sus torres cilíndricas y parte de la barbacana sur a las persistentes lluvias del mes de marzo. Según ha explicado a este periódico, el Ayuntamiento ha intentado intervenir con anterioridad, pero "la propiedad compartida entre más de cien copropietarios ha dificultado cualquier actuación".
La delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, Milagros Tolón, por su parte, ha solicitado un informe para evaluar posibles ayudas y garantizar la seguridad en la zona.
Memoria y dignidad
A pesar de los múltiples episodios de saqueo y abandono que ha sufrido el castillo desde el siglo XIX -cuando el propio alcalde permitió a los vecinos usar sus materiales para construcciones particulares-, la arquitecta Luz González Blanco cree que aún hay margen para la memoria y la dignidad de la fortaleza.
"Estos gigantes de nuestra historia, hoy en desuso y desprotegidos, nos recuerdan que, frente a la barbarie de la desmemoria, el dibujo de su huella al menos evoca su recuerdo, con la esperanza de que en un futuro sea posible devolverles su dignidad como prueba de una sociedad mejor, más culta".