Yabusele, con el balón en el Panathinaikos - Real Madrid

Yabusele, con el balón en el Panathinaikos - Real Madrid EFE

Baloncesto Panathinaikos 87-86 Real Madrid

El Real Madrid pierde ante un Panathinaikos sin presión y complica su segunda plaza en Euroliga

El equipo merengue no logró acercarse a menos de cinco puntos en el tramo final. La debilidad defensiva imposibilitó la remontada (87-86).

31 marzo, 2022 21:52

El Real Madrid se jugará el segundo puesto de la Euroliga en el último partido tras su derrota ante Panathinaikos. El equipo griego no se jugaba nada al estar en la zona baja de la clasificación. Los de Pablo Laso, que remaron en contra durante todo el encuentro, no encontraron respuesta a los puntos de Nedovic, Papagiannis y Papapetrou. El conjunto merengue peleó hasta la última jugada. [Narración y estadísticas: Panathinaikos 87-86 Real Madrid]

El combinado español fue de menos a más. Sin encontrar en ningún momento la clave en defensa, el acierto en el triple le permitió mantenerse con opciones hasta el último segundo. Una racha de Llull, Rudy y Heurtel consiguió que en el banquillo madridista se creyera en el milagro. Pero la falta de tiempo hizo imposible una remontada que hubiera sido heroica.

Tras esta derrota, el Real Madrid deja buenas sensaciones pero un duro traspiés. El equipo merengue ya no depende de sí mismo para ser segundo en la clasificación de Euroliga. Pese a tener amarrado el factor cancha, su puesto final dependerá de los resultados de Olimpia Milano y Olympiacos. La última jornada será clave.

El Real Madrid saltó al OAKA con la sorpresa de Mariano de Pablos, entrenador del filial, y la ausencia de Chus Mateo. Más allá de esa modificación, lo de la pista no sorprendió. Pananthinaikos no se jugaba nada y se movía con esa libertad que te da no tener presión alguna. El equipo merengue, todo lo contrario, contaba con el conocimiento de la importancia de una victoria.

Los griegos salieron más fuertes. Su capacidad ofensiva, de la mano de un Nedovic que no encontró oposición en Williams-Goss, les dio la fuerza para irse con un 12-5 que ya mostraba los problemas en el cuadro blanco. La falta de concentración y dureza en defensa estaba marcando el desarrollo inicial. Laso lo intentó parar con un tiempo muerto y Heurtel fue su brazo ejecutor en la pista. Pero la distancia era muy abultada como para darle la vuelta con un solo jugador entonado. El 22-11 del primer cuarto dejaba mucho que desear.

Los diez minutos posteriores tampoco cambiaron demasiado. El Madrid sí dejó ver algunos momentos de lucidez. Poirier y Heurtel, también con su propia conexión, fueron claves en ese proceso de la remontada. Pero no sirvió en exceso. Tavares perdía su duelo en la zona contra Papagiannis y el 31-23 a cinco para el descanso reflejaba las dificultades para armar la remontada.

Si Llull y Rudy reaccionaban desde el perímetro para el 36-30, Evans replicaba y Panathinaikos hundía la moral merengue. El 41-32 tras dos cuartos dejó margen para la esperanza, pero también constancia de la dificultad de alcanzar el triunfo.

Sin tiempo para el sueño

La segunda mitad del Real Madrid fue de locura. En ocasiones era capaz de armar un parcial que le metía en el partido. Un tiempo muerto local lo cambiaba todo. Tras unos minutos, la historia volvía a repetirse. Y así hasta llegar a los 20 segundos finales con opciones de competir. Sin embargo, fue el cronómetro el que impidió que la proeza se acabara por consumar en el OAKA.

Gabriel Deck mejoró con el paso por vestuarios. El Real Madrid en su conjunto, no. La falta de intensidad en defensa seguía castigando. Tanto que el 51-42 reafirmaba esa superioridad local. Tuvo que enchufarse Tavares para que la cosa cambiara. El caboverdiano recuperó algo de relevancia en la zona y Thompkins, con un triple, revolucionó el encuentro con el 56-51. Un triplazo de Llull, además, apretó el marcador. Pero igual que vino la ilusión a base de mandarinas, se fue. Papapetrou imitó al balear y sobre la bocina puso el 59-54 del tercer cuarto.

Panathinaikos seguía ganando en el plano matemático, estratégico y psicológico. Evans volvió a ampliar el luminoso con el 63-56. Y el Madrid, cuando con Poirier ajustaba de nuevo (66-60), recibió una peligrosa técnica que puso sacarles del partido. Durante algunos minutos lo hizo, pero Rudy mantuvo la ilusión desde el perímetro. Un 17-9 de parcial local lo resumía todo.

El Madrid, con mucho que perder y poco que ganar, se abonó al triple. Cuatro seguidos para el 80-75 que metía miedo a Panathinaikos. Heurtel, desatado, fue quien comandó ese conato de remontada. Sant-Roos replicó y, entre faltas y acciones a la desesperada, el Real Madrid acabó perdiendo por 87-86 tras un triple de Heurtel a décimas para el final.