Mi experiencia viajando en un coche eléctrico de poca autonomía

Mi experiencia viajando en un coche eléctrico de poca autonomía

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Mi experiencia viajando en un coche eléctrico de poca autonomía, el Dacia Spring

Os cuento cómo es hacer un viaje de varios días y cientos de kilómetros en un Dacia Spring, el coche eléctrico más barato de España.

4 noviembre, 2022 18:11

Cuando decidí, junto a mi pareja, comprar un Dacia Spring, tenía claro que el uso principal sería como vehículo de transporte al trabajo para ella. Son unos 60 km diarios, y para eso este coche cumple sobradamente.

Sin embargo, aunque tenemos un coche de gasolina más grande, con una autonomía de más de 700 km (muy lejos de los 200 km que tiene el Dacia en consumo mixto), hemos optado por coger eléctrico para hacer un viaje de varios días en el que nos moveríamos en distancias cortas, de 100 km como mucho.

No es esto sino una experiencia puntual, no pretendo crear un dogma ni hacer pensar que todos los viajes serían iguales, ni para bien, ni para mal.

Planificación del viaje

Lo primero que tienes que tener en cuenta cuando llevas un coche eléctrico, sobre todo con una autonomía como la de este modelo, es que por mucho que vayas a conducir distancias cortas es muy relevante ser precavido y planificar.

No se trata de llevar un diario con todo lo que hagas, ni de no salirte de una estrategia marcada, sino de ser conscientes de que tienes que saber dónde hay cargadores, el número y potencia de los mismos, la localización dentro del pueblo o ciudad al que vas, etc.

Además, es importante no sólo las distancias que vas a recorrer las diferentes etapas, sino también la velocidad a la que vas a hacerlo. En nuestro caso, siempre vamos a la máxima velocidad permitida en todas las vías, con la excepción de las autopistas, donde es así salvo cuando la velocidad máxima es 120 km/h. En ese caso la velocidad media varía entre los 110 y los 120 km/h.

Esto no es así porque llevemos un coche eléctrico, sino porque nuestro estilo de conducción es así. De hecho, es el mismo que cuando llevamos el coche de gasolina.

Muy importante, para no tener problemas, es mirar las redes de recarga que hay en la zona en la que vamos a estar. Tener las aplicaciones instaladas y configuradas es muy útil. En nuestro caso levábamos las apps de Iberdrola, Wenea y Endesa.

También decidimos llevar los dos cables que tenía el coche aunque, en teoría, no serian los dos necesarios.

Improvisando

Pese a toda esa preparación hay que tener en cuenta que en ocasiones habrá que improvisar, por muchos motivos.

Por ejemplo, en un momento dado tuvimos que meternos campo a través, en una zona sin cargadores en muchos km a la redonda, así que lo hicimos con la batería llena a un punto que nos permitiría ir y volver del cortijo al que íbamos.

Ese cortijo tenía instalación eléctrica por lo que, si hubiera sido necesario, hubiéramos podido cargar la batería con el cable de carga lenta, que llena aproximadamente un 5% por hora.

El trayecto campo a través, por caminos por lo que van casi exclusivamente quads y coches 4x4, lo hicimos muy lentamente. Entre vaguadas, desniveles y cruce de ganado, no se podía ir muy rápido.

En este caso la dificultad no radicaba en tener o no un motor eléctrico, sino en la carretera y la escasa potencia del vehículo. Es un coche urbano, y las cuestas con tierra son un terreno difícil. Pese a todo pudimos llegar y volver sin problema.

Algo en lo que yo no pienso mucho, pero mi pareja sí, es en la cantidad de contaminación que se deja de emitir. Estar en medio del campo, entre vacas y ovejas, sin estar echando humo por el tubo de escape, es algo que a muchas personas les parece importante.

Otros días, en el mismo viaje, visitamos varios pueblos del sur de Badajoz, con cargadores en casi todos ellos. Además, como la distancia entre ellos era de pocas decenas de kilómetros, podíamos elegir en cual cargar.

Es decir, podíamos optar por parar en cargadores lentos más tiempo o en rápidos menos tiempo. Pese a lo que pudiera parecer, optamos por lo primero, porque podíamos dejar el coche cargando mientras visitábamos el pueblo, sin bloquear la carga rápida por si alguien la necesitaba.

Eso sí, en alguna ocasión hemos llegado a un cargador y el puesto de carga rápida estaba ocupado, estando libre solo el de carga lenta (7.2 KWh), por lo que nos tocó esperar una media hora usando el lento para luego conectar el rápido.

La importancia de la red de cargadores

A la hora de cargar el coche teníamos las dos opciones que tiene mucha gente: cargarlo en casa o en la red pública.

En este viaje salimos de casa con el coche cargado en casa, pero el resto de cargas han sido en estaciones de empresas como Endesa o Iberdrola. No obstante, la mayoría han sido en la red de Wenea que hay en Badajoz, que es gratuita actualmente, aunque eso cambiará en el futuro.

Esto permite viajar por la provincia sin gastar nada.

Con todo, en ocasiones hemos tenido que usar cargadores rápidos de Endesa o Iberdrola, con unos precios de unos 45 céntimos el KWh. Teniendo esto en cuenta, el gasto cada 100 km era de unos 5.5 euros, bastante menos que los más de 10 euros que nos hubiera costado con el coche de gasolina.

Sobre la carga hay que tener en cuenta dos cosas.

Lo primero, no siempre se carga al 100 %, por lo que los tiempos varían. Con todo, siempre es mucho más lento que llenar un depósito. Sin más. Al menos en un coche como este, con carga rápida de 30 KW.

Además, cuando viajas a un pueblo y quieres dejar el coche cargando tienes que ser consciente de que aparcas donde está el cargador, no donde quieres. Si te molesta mucho andar será un inconveniente. Aunque si te molesta andar quizás directamente no haces este tipo de viajes.

Conclusión: no es lo más cómodo, pero se puede

El resumen de este viaje ha sido más que satisfactorio.

La parte positiva es la que engloba el ahorro de dinero, el saber que contaminas mucho menos, y el no tener que cambiar radicalmente tu forma de viajar, como sí se haría en el caso de optar por transporte público.

Eso sí, es más incómodo por tener que estar pendiente de las distancias y la autonomía de una forma mucho más intensa de lo que nos preocupamos con un coche de gasolina o con un eléctrico de más de 500 km de rango.

Pero hay que ser consciente, y yo lo soy, de que este no es un coche pensando para grandes viajes, pese a lo cual ha cumplido de sobra con su cometido.

No es este el primer viaje que realizo con este coche, y quería probar varios antes de dar una opinión sobre el mismo. Sin duda, el Dacia Spring es un coche eminentemente urbano, pero que puede servirnos para pequeños viajes los fines de semana siempre que no queramos recorrer grandes distancias de una sentada.

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