Aplicaciones de Fidget Spinner, cuando una moda es absurda en el móvil

Aplicaciones de Fidget Spinner, cuando una moda es absurda en el móvil

El Androide Libre

Aplicaciones de Fidget Spinner, cuando una moda es absurda en el móvil

El Fidget Spinner es un "juguete" que está en lo más alto de popularidad. También en juegos para Android por más que no tengan demasiado sentido.

15 mayo, 2017 20:34

El Fidget Spinner es un «juguete» que está en lo más alto de popularidad. También en juegos para Android por más que no tengan demasiado sentido.

Resulta casi imposible ver a un niño o un adolescente sin su Fidget Spinner en los dedos haciéndolo girar como si estuviera cargando el móvil con una dinamo (pedazo de idea, por cierto). Hace un mes apenas se conocía; y hoy tiene tal éxito que hasta la Google Play Store se ha cubierto de aplicaciones. Pero ¿quién querría darle vueltas a un Spinner virtual?

Ocurre con todas las modas: basta que se popularicen en la realidad para que los desarrolladores busquen cómo trasladarlas al smartphone. El reto de la botella de agua y ahora las peonzas con giro casi sin fin. ¿Tienen éxito estas apps? Lo cierto es que sí: se han colado en el top de descargas semanal de la Google Play Store.

Fidget Spinner, un juguete que no reporta beneficios a su inventora

La historia de este juguete comienza con Catherine Hettinger, una estadounidense que patentó la famosa peonza para entretener a su hija de 7 años con Trastorno por Déficit de Atención o Hiperactividad (TDAH). Catherine mantuvo la patente hasta 2005, pero no pudo renovarla debido a la imposibilidad de realizar el pago. Los fabricantes chinos, aprovechando que el invento se encontraba libre de patentes, están haciendo negocio gracias a una inventora que jamás verá el dinero que merece.

Historia injusta aparte, lo cierto es que el la peonza en cuestión engancha. Basta con girarla una vez para que se cree «adicción» a ese movimiento casi sin fin que gira entre tus dedos haciéndote sentir las fuerzas que se producen al rotar. No solo eso, hay tal variedad de Fidget Spinner que se han convertido en un motivo más de colección.

El objeto físico guarda cierto atractivo además de ofrecer diversión. No es para todo el mundo ya que estas cualidades son discutibles, pero lo son menos que trasladar el Spinner a la pantalla de los smartphones. Porque, ¿qué sentido tiene girar un objeto virtual?

Los simuladores de Fidget Spinner inundan la Google Play

Y son completamente inútiles, añadiría. Me he descargado unos cuantos y todos coinciden en lo mismo: no trasladan la sensación de utilizar un verdadero Fidget Spinner. Resulta bastante obvio ya que no se puede comparar un objeto físico con uno virtual, pero es que ni siquiera satisfacen la curiosidad.

Lo mejor es que suelen incluir bastantes modelos de Spinner, por lo que no hace falta comprarlos: basta con cambiar entre uno y otro. Un pequeño giro y la peonza virtual dará vueltas con más o menor acierto (generalmente con poco). Y si pulsas sobre el Spinner en movimiento lo detienes. Nada de ofrecer la sensación de la peonza girando en las manos y ni el más mínimo motivo para mantenerla instalada en el smartphone. Ni siquiera para instalarlas.

Evidentemente, no hay que girar el móvil en la mano ni hacer equilibrios con él, los Fidget Spinner virtuales son solo una simple animación. Y si ya se ve que no ofrecen interés, ¿para qué seguir desarrollando estas apps? ¿Solo por la moda?

Si quieres un Spinner cómprate uno

Esta es la recomendación final. Obvia, igual que el hecho de que no trasladan lo más mínimo la experiencia física al smartphone. Puedes conseguir una de estas peonzas por poco más de 3 euros, hay muchísimas para coleccionar, se pueden encargar de tiendas chinas como GearBest y AliExpress… Vaya, que no hace falta que te frustres con las aplicaciones ni que pongas esperanzas en ellas. Ni siquiera por curiosidad.

Como decía, hay multidud de estas aplicaciones. Concretamente, he visto casi 250 con solo buscar Fidget Spinner. Gratis, sí, pero repletas de anuncios y, en ocasiones, con exceso de permisos. Y Catherine Hettinger seguirá sin ver un céntimo.