Image: Los 20 columnistas de Paco Umbral

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Primera palabra

Los 20 columnistas de Paco Umbral

Luis María Anson, de la Real Academia Española

22 mayo, 2008 02:00

Luis María Anson

Tiene razón Pedro J. Ramírez al afirmar que Francisco Umbral ha sido el escritor de periódico más destacado de su generación, como José María Pemán lo fue de la suya y Azorín y Cavia de la primera mitad del siglo XX. La prosa del autor de Leyenda del César visionario era un fulgor, su adjetivación quebraba con saña los sustantivos, sus metáforas, como en Borges, desconcertaban por la avidez y la belleza. Umbral fue un novelista sólo discreto, un autor de teatro insignificante, un poeta casi inédito pero con más interés de lo que se dice. Como escritor de periódico, como articulista, fue el más importante de una generación a la que yo pertenezco. Como memorialista, nadie, en el siglo XX, puede comparársele, ni siquiera Cansinos Assens o González Ruano.

Decía Paco Umbral que yo había escalado el sillón ñ de la Real Academia Española gracias a mis artículos, que "iban desde la solemnidad de las terceras de "ABC" a los jarrapellejos de los recuadros en "La Razón". Se lo agradecí mucho pero no es exactamente así. Cuando Fernando Lázaro Carreter decidió incorporar formalmente el Periodismo a la Academia, igual que la Novela, la Poesía, el Teatro, al Ensayo, la Ciencia, el Derecho, la Iglesia o el Ejército, se apostó por la obra periodística completa, la del director o creador de periódicos, no la de los articulistas, cronistas o colaboradores. Cebrián no ingresó en la Academia como novelista o articulista sino como periodista creador de "El País". Lo que contó sobre todo para mi incorporación fue la dirección de la Agencia Efe y la de "ABC", que luego prolongué con la presidencia de Televisa Europa, la fundación de "La Razón" y ahora la del diario digital "El Imparcial". Es verdad que una docena de académicos me dijeron que me habían votado por mis ensayos históricos Don Juan y La Negritud, alguno, incluso, por mis artículos periodísticos. Pero la clave fue la decisión de Lázaro Carreter de que el Periodismo estuviera formalmente representado en la Academia como género literario y ciencia de la información.

Umbral, el mejor de todos nosotros, tenía su lista de preferencias entre los articulistas y columnistas vivos, a los que dedicó una serie punzante y espléndida y algunos artículos complementarios de inequívoca admiración. Estos eran los veinte articulistas y columnistas, los veinte escritores vivos de periódico, preferidos por Umbral, a los que cito en orden alfabético: Gabriel Albiac, Manuel Alcántara, Luis María Anson, Jorge Berlanga, Antonio Burgos, Jaime Campmany, Miguel García Posada, David Gistau, Manuel Hidalgo, Eduardo Mendicutti, Rosa Montero, Javier Ortiz, Raúl del Pozo, Martín Prieto, Pedro J. Ramírez, Carmen Rigalt, Francisco Umbral (con fina ironía, Paco se incluía en la lista de sus articulistas preferidos), Vázquez Montalbán, Vicente Verdú y Manuel Vicent.

Personalmente yo incorporaría a dos de los más grandes: Francisco Nieva y Juan Marsé. También a Tomás Cuesta, que es la sangre sonora de la libertad; a Faustino álvarez, el ojo centinela; a Espido Freire, con su escritura de melocotón helado; a Pedro Narváez, la vanguardia en los puntos de la pluma; a Pedro G. Cuartango o la sagacidad y la lucidez; a Julián Lago y su voz gregoriana; a José Luis Gutiérrez, con el breve prodigio literario de sus Erasmos; a Alfonso Ussía, al que no se puede excluir porque sea "un escritor de derechas" cuando es generoso y liberal; a Juan Manuel de Prada, Martín Ferrand, Alfonso Armada, Alfonso Rojo, Arturo Pérez-Reverte, Juan José Millás, Félix de Azúa, Juan Cruz, Mónica Fernández Aceituno… Y, de forma especial, a Ignacio Camacho, del que he subrayado en más de una ocasión la belleza y sagacidad de sus artículos caviables.

"El nuevo periodismo -escribió Tom Wolfe- no puede ser ignorado por más tiempo en su sentido artístico", porque ha arrebatado el centro de la literatura a "la agonizante novela" y se ha convertido "en el género literario más vivo de la época". Bellow, Barth, Updike, Philip Roth, Mailer, Capote, Rex Reed, Bárbara Goldsmith, John Dunne y tantos otros le han dado la razón a Wolfe. Y no sólo en Estados Unidos.

El periodismo es, en efecto, y sustancialmente, ciencia, ciencia de la información. Pero también un género literario. Los articulistas preferidos por Umbral, en el recuerdo del gran escritor tristemente fallecido, demuestran todos los días lo que significa la expresión de la belleza por medio de la palabra, que eso es, en esencia, la Literatura.

Sobre el jurista indiscutido, Eduardo García de Enterría es un estupendo escritor que ha bebido en los grandes, sobre todo en Borges, al que dedicó un libro erizante. Ahora publica Hamlet en Nueva York, obra en la que agavilla una serie de sagaces estudios literarios. Sobresaliente su trabajo "Quevedo canta sola a Lisi" o los estudios sobre la obra de Luis Rosales, Fray Luis de León, el joven Ortega y Gasset o Salvador de Madariaga. El Hamlet de Kenneth Branagh, con sus vacilaciones líricas, da título y fondo a este sugerente libro de Eduardo García de Enterría.