Poesía

Rosa enferma

Leopoldo María Panero

6 junio, 2014 02:00

Prólogo de Antonio Marín. Huerga & Fierro. Madrid, 2014. 94 páginas, 16 euros

La muerte de Leopoldo María Panero (Madrid, 1948) el 5 de marzo en Las Palmas, con el despliegue poco usual en los medios de comunicación que causó, vino a confirmar la popularidad del poeta, ganada por su obra literaria y por su vida, hace ya muchos años hecha leyenda, sus internamientos en manicomios, sus excentricidades, su intervención en el excelente documental El desencanto de Jaime Chávarri y en el de Ricardo Franco Después de tantos años, además de colaboraciones en radio y televisión que divulgaron la imagen del espíritu de revuelta y, para otros, la de un loco. Pero Panero ha dejado una obra literaria de primer orden. Sus libros de poesía, por supuesto, y sus narraciones, sus ensayos, sus traducciones, perversiones las denominó.

Ahora, póstumo, se publica un nuevo libro de poesía, Rosa enferma, con título tomado de "The sick rose" de Blake, poema que reproduce el prologuista. La rosa, el símbolo de la belleza, de la poesía, se presenta enferma, un gusano ha encontrado en ella su cobijo y le trae la destrucción. Otro visionario, Rimbaud, escribirá más tarde que sentó en sus rodillas a la belleza y la injurió. De esa misma estirpe es el conjunto de la obra literaria de Panero y, desde luego, los 18 poemas de este libro, donde la fe en la palabra poética se une a la crítica radical a los usos tradicionales, escritura a redropelo, irritante para unos, atractiva para otros.

Rosa enferma, pues, belleza enferma y en estos poemas "rosas demacradas", "rosa muerta"nombran la poesía. De su detritus brotan los versos. La muerte no se detiene , quien ha muerto es el hombre, es la vida misma. De lo que Rosa enferma da noticia es de la muerte del Ser, tratado de una metafísica sin Ser, valga la paradoja. Así se lee: "Heidegger decía [..] que el hombre es pastor del ser/ Pero yo digo que el hombre es pastor del excremento". No es poca, pues, la altura conceptual de la escritura del último poeta. Sin asidero alguno, sin esperanza, estos poemas son testimonio del dolor, término que se reitera como también "desastre", "ruina", "ceniza", "miedo", "muerte" -"muerte, mi única amada/ Mi esposa única"-, expresiones que dicen "la enfermedad de la vida", la vida de Panero y la del hombre.

Testamento del poeta "Como si estuviera por fin solo/ Colgado del último verso", que viene a clausurar, de momento, una obra única en nuestra literatura, páginas imprescindibles del canon al que aportan la belleza convulsa, el fin de la poesía.