Image: El valor económico de la lengua española

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Ensayo

El valor económico de la lengua española

Ángel Martín Municio (Ed.)

16 octubre, 2003 02:00

Ángel Martín Municio. Foto: Mercedes Rodríguez

Espasa. Madrid, 2003. 260 páginas, 26 euros

Como habitualmente asociamos la lengua a la materia cultural, se nos olvida el valor sustantivo, concretamente económico, que tienen los idiomas.

Con la lengua se escriben poemas, novelas y artículos de periódico como este, pero también se negocia con ella, se crean productos industriales de la más variada intención o se enseña a estudiantes extranjeros con tanto éxito comercial que para las arcas públicas de Gran Bretaña, por citar este caso concreto, la enseñanza del inglés está entre las siete primeras fuentes de ingresos a poca distancia de lo que aporta el petróleo del Mar del Norte.

De estas circunstancias, y muchas más, aplicadas a nuestra lengua trata el presente estudio coordinado por el fallecido académico A. Martín Municio y redactado por un grupo de economistas y estadísticos de las universidades Carlos III y Autónoma de Madrid así como de la de Málaga. En su género, es el estudio más completo de que se dispone y tiene mucho de pionero por el método, modelo que marca y vías de investigación que traza.

El estudio nos pone al corriente de los valores macroeconómicos del español, que no son desdeñables: solo en EE. UU. genera algo más de trescientos mil millones de dólares. EE. UU. no sólo es el medio hispanohablante que más dinero genera en términos absolutos, sino que posiblemente supera a todos los países hispanohablantes juntos y lo hace con una población de hablantes usuales de unos quince millones (aproximadamente, la mitad de sus hablantes potenciales). Son interesantes las cifras españolas. Para darnos cuenta de la magnitud del valor económico de la lengua en España bastará con señalar un solo dato: el español aporta el 15% del Producto Interior Bruto Nacional. La valoración de la lengua española en precios corrientes se ha incrementado desde 55.600 millones de euros en 1995 a 98.600 millones de euros en 2003. Publicidad, enseñanza, administración, comunicaciones y, en general, todas las ramas del sector servicios son las que más facturan. Es previsible que, con la importancia creciente de este sector de la economía, el incremento del valor mercantil del español aumente en los próximos años, sobre todo, y esta es una reflexión estrictamente particular, si las iniciativas de convertir a España en un país plurilingöe, donde la lengua española no tenga en algunas autonomías el peso y relevancia que ahora tiene, no lo impiden.

La magnitud de las cifras sorprende si se tiene en cuenta que el mundo hispanohablante -en particular, algunos de sus focos más desarrollados como es el caso de España- apenas compite por falta de iniciativas en el lucrativo negocio de las industrias de la lengua, es decir, en productos diversos de ingeniería lingöística, redes de información y telecomunicaciones que son, y serán, una verdadera mina para el quien sepa negociarlos. Probablemente se trata de la nueva frontera en la economía de las lenguas y en ella está una buena parte del dinero que el español pueda generar en el futuro, si se sabe competir en este medio, para provecho de los países hispanohablantes.