Ensayo

Tiempo y ser

Martin Heidegger

24 octubre, 1999 02:00

Tecnos.103 páginas. Ontología. Alianza. 154 págs., 1.600 ptas. El concepto de tiempo. Trotta, 1999. 69 págs., 1.200 ptas.

No deja de resultar interesante que la lectura "posmoderna" de Martin Heidegger, centrada más bien en su última época, esté llevando a contemplar también Ser y tiempo con otros ojos y otra mentalidad. Pero aún es pronto para hacer balance de ello.

Entre los datos más relevantes del momento cultural que vive Occidente en este fin de milenio figura, sin duda, el impresionante retorno, de la mano de neopragmatistas americanos, ecologistas, hermeneutas posmodernos y críticos radicales del fatalismo tecnológico, de autores un tanto en segundo plano hasta casi ayer mismo como Friedrich Nietzsche o Martin Heidegger.

Ahí están los resultados visibles: ese constante goteo editorial, por ejemplo, de las obras de este último entre nosotros desde hace algunos años. Un goteo tal vez en exceso disperso, dicho sea de paso, sobre todo si se tiene en cuenta que hay en estos momentos una excelente, completa y sistemática edición en curso de sus Obras Completas en su idioma original. Los títulos que motivan estas líneas encubren, no obstante, traducciones excelentes, enriquecidas con introducciones tan notables como la de Manuel Garrido a Tiempo y Ser.

El concepto de tiempo, que aborda el crucial problema del tiempo desde la perspectiva de la relación interna del mismo con nuestra propia experiencia, tiene su origen en una conferencia impartida por Heidegger ante la Sociedad Teológica de Marburgo en julio de 1924. Se trata, sin duda, de un texto importante para la comprensión de la génesis de la concepción del tiempo ofrecida por Heidegger en su genial obra Ser y Tiempo.

Como señalan Raul Gabás y Jesús Adrián Escudero en su "Prólogo" a esta edición de la conferencia heideggeriana, "en ella, a partir de una sugestiva reflexión sobre la muerte, que anticipa terminológica, sintáctica y temáticamente el proyecto de 1927, se establecen las bases para un análisis de las estructuras de la vida humana".

Ontología. Hermeneútica de la facticidad, que recoge lecciones impartidas por Heidegger en 1923 en la Universidad de Friburgo, es una obra clave para entender la transformación hermeneútica de la fenomenología llevada a cabo por Heidegger en el largo proceso de gestación de Ser y Tiempo.

El lector español dispone, por otra parte, de un excelente estudio de todas las implicaciones, aporías y consecuencias de este proceso de replanteamiento debido a Ramón Rodríguez (Madrid, Tecnos, 1997). Un proceso nada simple, desde luego, habida cuenta de la doble y contradictoria herencia que Heidegger "supera": la del vitalismo diltheyano y la del teoreticismo de Husserl.

O de lo complejo de los pasos que le llevarían, rompiendo con todo cartesianismo, a negar a la subjetividad la condición de foco constituyente de sentido. Y todo ello desde la apelación al carácter mediato de la comprensión. O más exactamente, de toda comprensión, que tiene lugar siempre -para un Heidegger atenido a un darse del mundo que sigue de cerca el modelo de la percepción óptica- en una situación ya constituida, que precede, con su irrebasable facticidad, al modo de un "a priori" a un tiempo estructural e histórico, al sujeto.

Un sujeto que presupone, además, en cualquier caso, un trasfondo de prácticas y destrezas cotidianas en las que es socializado y de los que no tiene representación exacta en su mente, ni casi consciencia previa explícita, pero con las que hace frente a la vida. Y que son, en consecuencia, el único fundamento efectivo de toda inteligibilidad.

Por su parte, el volumen Tiempo y ser ofrece al lector uno de los textos más representativos y, a la vez, enigmáticos, de la tercera y última fase de Martin Heidegger, presentado por vez primera por él en forma de conferencia dictada en la Universidad de Friburgo en 1962.

Los editores han optado por incluir asimismo otras tres importantes contribuciones: el protocolo de un seminario dictado por el propio Martin Heidegger algunos meses más tarde sobre aquélla, el ensayo "El final de la filosofía y la tarea del pensar" y una importante nota autobiográfica, "Mi camino en la fenomenología", en la que el filósofo alemán aborda el complejo y espinoso tema de sus relaciones con Husserl y, dando un paso adelante, el del destino mismo, en el mundo actual, de la filosofía fenomenológica.

Como señala Manuel Garrido en su "Prólogo", la conferencia del año 1962 empieza estableciendo, a modo de "teorema fundamental" de la ontología heideggeriana, la caracterización básica, de raigambre griega, del ser como presencia. Y en esta estela, pero reformulándola y, en cierto modo, situándose por detrás de ella, propone los conceptos de "don" -del Ser como don que se le ofrece al hombre—, del tiempo "mundano" tetradimensionalmente estructurado, que se incorpora el espacio, y, sobre todo, del "acaecimiento apropiador", como traduce M. Garrido.
Queda así delimitado y, a la vez, abierto el nuevo territorio del legendario maestro de la Selva Negra: "pensar el ser como acaecimiento apropiador", idea-experiencia que guía la ceñida reflexión del viejo Heidegger, en prosecución y ruptura a un tiempo con Ser y Tiempo, sobre el sentido del ser y el sentido del tiempo.

No deja de resultar interesante que la lectura "posmoderna" de Heidegger, centrada más bien en su última época, esté llevando a contemplar también Ser y tiempo con otros ojos y otra mentalidad. Pero aun es pronto para hacer balance de ello.