Image: El mejor Teatro

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Teatro

El mejor Teatro

18 octubre, 2000 02:00

Festival de Otoño

Basándose en una recopilación de entrevistas realizadas por Peter Sichrovsky a hijos y nietos de nazis, la compañía valenciana Moma Teatre trae a Madrid Nacidos culpables, estrenada la temporada pasada en Valencia. La traducción es de Joaquim Candeias, que comparte la dirección escénica y dramática con Carles Alfaro. A lo largo de los diversos testimonios, en los que se deja ver el sentimiento de culpa que se ha apoderado de los personajes, se pretende dejar claro el desconocimiento real que tienen de sus antecesores, debido al muro de silencio que conscientemente han levantado. (Teatro de la Abadía).

Uno de los mejores musicales de Stephen Sondheim, A little night music, estrenado en Nueva York en 1973. Mario Gas dirige esta coproducción del Festival de Otoño y el Grec de Barcelona, que ha sido inspirada en la película Smiles of a Summer Dream, de Ingmar Bergman. Se trata de una amarga reflexión con apariencia de opereta sobre lo misterioso del amor y el deseo, todo ello enmarcado en la sociedad sueca de finales del siglo XIX. La historia, sofisticada y elegante, se mueve a ritmo de vals llevada por la mano del director musical Manuel Gas. En el reparto, Vicky Peña, Jordi Boixaderas, Mónica López ... (Teatro Albéniz).

Hanna Schygulla vuelve con Brecht ... aquí y ahora, espectáculo formado por diferentes piezas del dramaturgo alemán, acompañadas por la música de Kurt Weill y del que fue calificado como el Karl Marx de la música, Hans Eisler. La actriz polaca consigue transmitir la musicalidad de los textos de Brecht y la teatralidad de la música de Weill y Eisler a través de una puesta en escena viva y comunicativa. Un particular homenaje de la actriz al poeta del siglo XX que más le ha marcado. (Teatro de La Abadía).

Parece como si fuera difícil escapar a la sombra de Samuel Beckett. En esta ocasión, llega de la mano de un particular montaje de títeres para adultos -Beckett...- a cargo del grupo brasileño Sobrevento. La dirección de Luiz André Cherubini consigue una original puesta en escena de tres textos cortos del dramaturgo: Acto sin palabras I, Acto sin palabras II e Impromptu en Ohio. Una estética densa, dramática y cargada de ambientes hostiles se transporta a esta representación a través de una interpretación en la que cada títere es manejado a seis manos y donde el público puede ver a los manipuladores. (Teatro Pradillo).

Por otro lado, Lluís Pasqual vuelve con el mismo montaje que el pasado año -Esperando a Godot, considerada como la mejor obra del teatro anglosajón del siglo XX-, pero en la versión castellana de Ana María Moix. Es de agradecer, pues el pasado año nos la presentaron en catalán y con traducción simultánea. (Teatro La Abadía).

Desde Francia, Jérome Deschamps y Macha Makeieff firman Les pensionnaires, un montaje que registra los horrores, en clave de humor negro, de la vida sistemática, la violencia insidiosa de la conformidad, el aborrecimiento definitivo de la vida colectiva, su tranquilidad hipócrita. Muy populares en Francia gracias a un programa de televisión, la compañía cultiva un humor descarnado que lo sitúa como una variante del teatro de la crueldad. En esta obra, los protagonistas son presas constantes de una organización que se mueve en un vasto espacio, no se sabe si es un manicomio o un hospicio. (Teatro de Madrid).

El canadiense Robert Lepage, asiduo ya en el certamen desde hace tres años, presenta con su compañía Ex Machina un montaje de gran parafernalia tecnológica que recuerda a su apabullante Elsinor: La cara oculta de la luna. En él trata su obsesión por la geografía, la exploración interior y el viaje a la luna. Según sus palabras, "es evidente que desde que la hemos sondeado, explorado y cartografiado, nuestro interés por la luna ha disminuido mucho. Al interesarme por ciertos episodios de la conquista del espacio, me he visto obligado, a mi pesar, a revisitar mi infancia y una parte importante de mi adolescencia". Lepage, protagonista único del montaje, está asistido por una veintena de técnicos que se mueven en la sombra de esta complicadísima producción. (Teatro Albéniz).

La dramaturgia personal de Eugenio Barba (Brindisi, 1936) queda recogida en Mythos, espectáculo basado en poemas de Henrik Nordbrandt y que está sustentado argumentalmente en el valor y la muerte del mito. Ejecutado por la compañía danesa Odin Teatret, Mythos responde a preguntas en torno al lugar donde habita un enigma descifrable. ¿Qué es el mito para nosotros y qué podría ser? ¿Un arquetipo? ¿Una voz del subconsciente? ¿Un relato cargado de sabiduría? ¿Un nudo oscuro y deslumbrante de contradicciones? ¿Un valor que hay que profanar? ¿Nada? ¿Dónde se esconde? ¿Dónde lo enterramos? ¿Cómo lo mantenemos vivo? Barba, verdadero propagandista de las ideas del fallecido Grotowsky y autor de una ingente producción teatral, refleja aquí todas sus indagaciones escénicas y convierte el montaje en un motivo constante de reflexión. (Teatro de la Abadía).

Georges Lavaudant, director del Théâtre National de L’Odeon de París y uno de los grandes nombres de la escena frances, presenta Fanfares (Fanfarrias). Ya estuvo hace dos años con dos piezas de Brecht (Tambores en la noche y La boda de los pequeñoburgueses) y ahora vuelve con un producción de gran formato sobre un texto original suyo en el que nos habla de hombres de impávidos rostros, de aspecto salvaje, vagabundos y silenciosos. Para el director, esta recreación sugiere melodías populares que le recuerdan la dureza de un sur imaginario, una tierra violenta y quemada en la que la gente se aferra, muda, a su aislamiento. En la obra se han introduciendo textos de Deleuze, Faulkner, Godard, Kafka y Pound, entre otros. Fiel a su idea de que lo hermoso del teatro es que todavía es capaz de apartarse de la actualidad, de que no tiene por qué correr al encuentro de lo cotidiano para rendirle cuentas, en Fanfares asume el teatro como azar y como riesgo, como algo secreto, elusivo e impredecible. (Teatro de Madrid).

Uno de los dramaturgos más destacados de la escena sudamericana, el ecuatoriano Arístides Vargas, presenta Nuestra señora de las Nubes, que el propio Vargas representa junto a lMaría del Rosario Francés. Se trata de un alegato contra la guerra, el fanatismo y la violencia religiosa y cuyo objetivo es recordarnos que nadie tiene derecho a expulsar a otro de su tierra y arrancarles su identidad cultural. El montaje se representará antes en el Festival Iberoaméricano de Cádiz. (Sala Cuarta Pared).

DANZA

Uno de los espectáculos más interesantes del certamen es Shazam!, de Decouflé & Complices Associés, una compañía que ya ha visitado nuestro país en otras ocasiones y cuyos montajes tienen gran poder cautivador. Este espectáculo, creado en 1997, se inspira en los dos anteriores (Cannes y Marguerite), inspirados en torno al tema de la imagen. Según Philippe Decouflé, la obra "constituye una fantasmagoría ambigua para abuelas frágiles y niños sin edad, una suite inacabada para orquesta de pies, una reflexión sobre la duda y la magia, una tentativa, seguramente, con imágenes y sonidos..." Decouflé creó en 1983 su propia compañía, DCA, con la que realiza numerosos espectáculos de danza, vídeos y cortometrajes, entre los que figura la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1992. (Teatro de Madrid).

Boriz Charmatz se presenta por primera vez en nuestro país, tras una carrera de éxito en Francia donde es en la actualidad una de las figuras emergentes de la danza. Llega con tres coreografías: Con Forts Fleuve, un montaje basado en textos extraídos de la obra Pornographic Poem, de Jhon Giorno. La representación gira en torno al tema de la voz como elemento único. Charmatz bailará también A bras le corps, acompañado por Dimitri Chamblas, un espectáculo que se desarrolla en un gran cuadrilátero de sillas que limitan estrictamente las evoluciones y anulan la distancia entre el espectador y los artistas. Finalmente, Aatt enen tionon es el tercer espectáculo en el que participa. El coreógrafo francés lo califica de "radical y voluntario donde se baila en un estricto desorden". (Real Escuela Superior de Arte Dramático).

La compañía La La Human Steps, veterana compañía canadiense y una de las más esperadas después de que el año pasado viéramos frustrada su anunciada visita, llega con Salt. La coreografía es de édouard Lock y la dirección musical de Jean-Claude Patry. El propio Lock define su trabajo como un mundo de "ambiente oscuro, un lenguaje gestual que continúa acaparando mi fascinación por la complejidad y la utilización de tecnología punta para alejar a los bailarines del suelo". Pero a Lock le preocupa fundamentalmente el movimiento: "Todavía considero que los caminos y la dirección que toma el cuerpo en movimiento son tan reales como los huesos que los realizan y los pensamientos que los ordenan. El movimiento es la voz silenciosa". (Teatro de Madrid)

Banquete escénico

El Festival de Otoño con el que debuta como director Ariel Goldenberg dispone de menos espacios y ofrece menos espectáculos que en ediciones anteriores, pero sigue siendo el más ambicioso en presupuesto y número de compañías extranjeras invitadas de los que se celebran en España. La programación de este año tiene la ventaja de que muchas de las formaciones y figuras son ya conocidas de los aficionados madrileños por ediciones anteriores, valores seguros. Vuelve, por ejemplo, Hanna Schygulla, aquella actriz que Fassbinder gustaba "prostituir" en escena, y lo hace con un recital musical sobre poemas de Brecht, desnudo de ornamentos y escenografía. También George Lavaudant, director del teatro L’Odeon de París con una obra original, Fanfares, y Robert Lepage, en solitario y con gran alarde tecnológico. Y Cunningham, y Philippe Decouflé. Tampoco falta Mario Gas, nombre vinculado a este certamen que presenta su espectáculo más reciente, un Sondheim que fue estrenado en Barcelona y que tendrá la ventaja de estar mucho más rodado en su presentación madrileña. Para los más especialistas, despertará especial curiosidad el trabajo que Eugenio Barba lleva realizando desde hace 35 años con su Odin Teatret. Barba, discípulo de Grotowsky y sin quien quizá el maestro polaco no hubiera podido difundir sus ideas, presenta Mythos. Y en esta misma línea de investigar ritos y enigmas, fascinante puede resultar Fraja, teatro a cargo de la cofradía sufí marroquí Les Gharbawas. Como novedades, Spinach, Spinach y el humor negro y descarnado de la compañía francesa Dechamps, que presente Les pensionnaires.

A diferencia de un festival de cine, donde las películas compiten por un premio para promocionarse, un festival como el de Otoño es una feria para descubrir. Se busca sorprender, ilustrar y entretener. Si el aficionado sigue de cerca este certamen, recordará cada una de sus ediciones por algún sorprendente espectáculo que tuvo la suerte de hallar: El Elsinor de Lepage, Villains de Steven Berkoff, Gemelos de La Troppa, Arlecchino del Piccolo, Barysnikov..., grandes nombres de la escena internacional. Algunas voces argumentan que este festival no tiene un hilo temático conductor, otras que es una pasarela de caros montajes internacionales cuando la escena hispana está tan desarrapada, también que les gustaría que hubiera conferencias y debates teóricos. Pero ¿cuándo el aficionado madrileño tiene ocasión a lo largo de la temporada de ver lo último, por ejemplo, del Teatro Maly de San Petersburgo en un teatro privado? Los festivales están para programar lo que nadie programa porque es muy caro. O simplemente porque es desconocido: buscar por el mundo ese raro espectáculo no es tarea fácil. Hay que apreciar el Festival de Otoño como un gran festín de teatro, el banquete en el que se invierte un pastón -este año alcanza los 500 millones de pesetas- para brindar las mejores viandas del mercado a sus comensales. Y es un acierto que, por una vez al año, la Administración no escatime en el arte menos favorecido, que ofrezca a los ciudadanos -ya son 70.000 los que comulgan con él- la posibilidad de disfrutar de este lujo exquisito.