Música

El factor tiempo

28 febrero, 2001 01:00

Los que tenemos algo que ver con la música sabemos la importancia que tiene en ella el factor tiempo. Si en las carátulas de los CDs son legibles términos como lento o presto, que obviamente expresan algo en relación con el tiempo, hasta hemos comprobado que un compositor o un director pueden a veces arruinar una obra si, entre dos notas con sonido, no se guarda un necesario silencio. Es el caso del célebre silencio en el último tiempo de la Novena beethoveniana.

Pues bien, el factor tiempo es algo que todo político ha de conocer bien si desea éxito. Un político sabe que no se puede cesar a alguien cuando la presión de algún colectivo se encuentra en su punto álgido. De ahí que muchas veces se haya dicho de González o Aznar que no había cosa mejor que solicitar la dimisión de un ministro para que, de momento, quedase reforzado. No hay que asombrarse por ello, es lo razonable. ¿Se imaginan lo que sucedería si un político se dedicase a cesar colaboradores en función de las presiones de la prensa u otros colectivos? Estaría cambiando equipo todos los días porque, una vez conocida su debilidad, se pedirían ceses a la menor discrepancia. Todo buen político sabe estas cosas, como sabe que no se puede nombrar a colaboradores inteligentes, independientes y honestos si no se tiene la capacidad para acabar "comprometiéndoles" tanto como lo esté uno mismo. Saben que en política siempre hay desencuentros y que, de ser fuertes, esos nombramientos acaban pasando factura y sacándole los colores a uno en el momento más inesperado e inoportuno. Recordemos, por poner un ejemplo, el caso de cierto juez-ministro y cierto presidente de gobierno.

Pues mejor valoración del factor tiempo le es exigible a quien se ocupe de música y política. Afirmo esto a cuenta del cese de Aida Gómez. Dando por sentado que el INAEM ha descubierto irregularidades graves y suficientes para la medida -sería de juzgado de guardia en caso contrario-, parece que el momento no ha sido el adecuado. Ha fallado el ritmo. En los tempos en los que se ha actuado, es fácil que ese mismo colectivo se suba a la barba del Instituto con más pretensiones. Y no sólo eso. Es fácil que otros colectivos problemáticos tomen ejemplo y actúen de la misma forma. Que se prepare el INAEM.

Debería haberse informado y tomado ejemplo de cómo se acordó resolver un asunto similar entre los políticos responsables de otra institución musical ante un sonado escándalo. Se decidió dejar llegar el verano y efectuar el relevo. Luego el factor tiempo volvió a ser protagonista y elecciones y cambio de gobierno sepultaron aquel acuerdo. Pero así se actúa.