Image: Lois Patiño

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Cine

Lois Patiño: "Quería profundizar en los mitos que gravitan en la Costa da Morte"

El director ha sido galardonado con varios premios nacionales e internacionales con su documental Costa da Morte. Ahora lo presenta en el Black Nights Festival de Tallin del 25 al 30 de noviembre

29 noviembre, 2013 01:00

El ser humano se ha dedicado a modificar la naturaleza a su gusto y antojo para poder adaptarse a las condiciones que esta dicta. Pero el medio ambiente golpea de vuelta con fuerza constituyéndose como un elemento indomable. Lois Patiño (Vigo, 1983) es conocedor de estas tempestades que arrecian la Costa da Morte, epicentro declarado como 'el fin del mundo' en la época del Imperio Romano. Asimismo, los moradores de la tierra cuentan que algunas de las piedras y rocas que alberga la costa tienen propiedades curativas. Leyendas aparte, Patiño se ha dedicado al documental experimental en un intento de acercarse a la pequeñez del ser humano frente a la magnitud de la naturaleza. Desde Rostros de Arena (2006-2009), su estilo fílmico se ha ido hilvanando con planos largos y fijos desde una perspectiva lejana dejando hablar al medio y dando voz a unas personas que no se reconocen pero se escuchan incluso sus suspiros. Esta manera de filmar no ha cambiado desde Lumière y Patiño resuelve, así, un deseo de entender las leyes naturales. Su premiado largometraje Costa da Morte así lo demuestra. Con él se proclamó ganador del Festival de Locarno en la sección de jóvenes emergentes y ahora se presenta en el Black Night Festival de Tallin (Estonia) con el impulso del programa Pice de Acción Cultural Española. Pregunta.- Participa en el Black Nights Festival de Tallin. ¿Qué supone en su carrera como director? Respuesta.- El festival es uno de los más grandes de la región, con un fuerte mercado de cine. Está más centrado en el cine de ficción y Costa da Morte supone una apuesta más arriesgada. Es una línea que quieren empezar a abrir, gracias también al programador Xavier García Puerto, que se incorporó al equipo del festival hace un par de años. Que una película tan humilde llegue hasta los espectadores de esta región es algo que ni soñábamos en un principio. Es impresionante ver al público de aquí tan interesado en esta pequeña región gallega. P.- Presenta allí Costa da Morte, documental con el que ganó en Locarno la categoría de jóvenes emergentes. ¿Qué más alegrías le ha aportado el largometraje? R.- La película está teniendo una muy buena acogida y está viajando bastante (y yo con ella). Fue muy emocionante presentarla en el New York Film Festival, donde abrió la sección Views form the Avant Garde, pero también se ha podido ver en Hamburgo, Vancouver, Viena, Cali, Sarajevo... En Valdivia (Chile) recibió una mención especial del jurado y recientemente en el Festival Europeo de Sevilla consiguió el Premio Nuevas Olas-No Ficción. Estamos muy contentos con cómo está yendo todo. P.- Galicia es una zona muy castigada; en verano incendios, en invierno fuertes marejadas y esa zona litográfica da lugar a muchos mitos. R.- Planteamos un recorrido por la región casi a vista de pájaro. Está construida completamente a partir de planos abiertos paisajísticos. Es una película, en este sentido, contemplativa. Pero a partir de los relatos de los habitantes queríamos profundizar en los mitos y leyendas que gravitan sobre este espacio, relatos que van dando forma a su identidad. Hay en la zona muchos mitos que rodean a las rocas, mitos que son de origen celta en la mayoría de los casos y que asocian ciertos poderes a determinadas piedras. En la película tocamos este aspecto en varias ocasiones. Se habla de rocas que tienen poderes curativos pero, sobre todo, están ligadas a propiedades de fertilidad. Me interesaba en la película ir añadiendo estas capas de significado sobre el espacio físico del paisaje.

Fotograma de Costa da Morte de Lois Patiño

P.- ¿A qué retos tuvo que enfrentarse a la hora de grabar? R.- Se propone una reflexión sobre la relación entre el hombre y el paisaje, y nos centramos en la experiencia física del trabajo en el entorno natural. A pesar de que la imagen es muy abierta y la figura humana está alejada, en el sonido planteamos una nueva distancia perceptiva. De este modo escuchamos próximos los sonidos de las personas: su respiración, su esfuerzo al trabajar... Nos transporta a una experiencia íntima y física que choca con la idea de inmensidad y contemplación que sugiere la imagen. Uno de los retos de la película era tratar de reflejar la gran diversidad de trabajos tradicionales que se realizan en el entorno natural y así podemos ver mariscadoras, percebeiros, pescadores, leñadores... Es una película coral. P.- Estuvo un año alejado del proyecto antes de terminar su montaje y comenzar a difundirla. ¿Era necesario un respiro para ver el material con perspectiva? R.- Durante el rodaje éramos solo dos personas: Carla Andrade, fotógrafa artística muy interesada también en la idea de paisaje, y yo. Estuvimos alrededor de cuatro meses grabando por la zona y durante este tiempo compaginábamos el rodaje con el montaje, para ir viendo las necesidades de la película. Fueron meses muy intensos que terminaron por agotarme. Abordo el montaje de manera bastante solitaria y hay veces que necesitas tomar de nuevo cierta distancia con el material, para aproximarme a él desde una nueva perspectiva. Es lo que hice aquí. Durante al año 2012 estuve realizando otros proyectos y residencias artísticas en Islandia, Suecia e Irlanda, y a principios de 2013 volví sobre el material y le di forma definitiva a la película, con la ayuda de Pablo Gil Rituerto, los productores de Zeitun Film y, sobretodo, el magnífico y preciso trabajo sonoro de Miguel Calvo. P.- Su cámara siempre está en la distancia, mostrando la amplitud de la naturaleza y la pequeñez del ser humano que cree que la puede dominar. ¿Se trata más de una lucha o de un intento de convivencia? R.- La película se inicia con una frase de Castelao: "En un entrar del hombre en el paisaje y del paisaje en el hombre, se creó la vida eterna de Galicia". Esta frase, tal vez demasiado optimista (refleja más bien un anhelo, porque no creo que se pueda hablar nunca de vida eterna), es una cita que sintetiza una de las propuestas conceptuales de la película: la identificación entre hombre y paisaje, la unión entre ambos. Reflexiono sobre la idea de distancia e inmensidad en mis trabajos desde hace tiempo y varias ideas son sugeridas pero destacaría principalmente la idea de disolución del hombre en el entorno, no tanto una lucha como una integración. Cuando hay lucha cuerpo a cuerpo, como se ve en varias escenas de Costa da Morte con los percebeiros y las olas, o la lucha contra el fuego, es también una lucha orgánica: diferentes elementos que entran en acción en el mismo organismo.

Fotograma de Costa da Morte de Lois Patiño

P.- ¿Qué peligros se muestran en la cinta? R.- El viento del nordés es el más frío y violento, los temporales, la niebla... En la película queríamos reflejar el misterio, la belleza y el peligro de este lugar y sus atmósferas. El dramatismo del mar, los numerosos naufragios que se han sufrido en esta zona, es lo que le da el nombre de Costa da Morte. Queríamos que los diálogos que escuchamos de sus habitantes fueran dando pinceladas sobre algunas de estas historias: relatos sobre naufragios históricos pero también sobre los sufridos en carne propia. Todos aquí tienen una historia de naufragio que les toca de cerca. P.- ¿Está sumergido ahora en algún nuevo proyecto? ¿Va a seguir la línea de documental experimental? R.- Me interesa un cine que trata de explorar nuevos lenguajes, que trata de ampliar las capacidades expresivas del medio. En mis próximos proyectos trataré de seguir esta línea de exploración sobre terrenos que supongan para mí un enigma. Hasta ahora me he centrado en reflexionar sobre nuestra relación con el paisaje principalmente, pero en los proyectos futuros voy a tratar de aproximarme a un tema más escurridizo. Me interesa investigar la experiencia temporal de la imagen. Es algo que no llego a comprender del todo y me apetece gravitar en torno a esta idea.