Cine

La cicatriz / The Scar

Director: Pablo Llorca

21 julio, 2005 02:00

Intérpretes: Angela Puch, Ludovic Tattevin, Joan Keary, Santi Olmo. Guionista: Pablo Llorca. Estreno: 21 julio. 92 min.

La historia que nos cuenta, con emoción y claridad -aunque no sin misterio- Pablo Llorca en su quinto largometraje, sin duda el más clásico que ha realizado hasta la fecha, no puede ser de mayor actualidad -aunque cronológicamente situada antes de la caída del Muro de Berlín- y dramatismo. The Scar tiene cuanto parecería preciso para que el público acudiera a verla y saliese satisfecho, lo que en otros tiempos hubiera supuesto "un éxito". Sin embargo -y es lamentable que así sea-, no creo que lo sea. Entre otras cosas, porque no se lo van a permitir. Se estrenará sin publicidad visible (sí, cabe tal paradoja), rodeada de tostones gigantes que a nadie satisfacen pero todos corren a ver como si les fuera la vida en ello, de modo que quién sabe -salvo el exhibidor que ha fijado de antemano sus días de vida- si estará en cartel lo bastante para que alguien la vea, y Llorca seguirá siendo un desconocido, pese a que -sin contar cortos, que no deja de rodar- ha hecho cinco películas desde 1989, todas interesantes, alguna notable, esta excelente.

Hizo, sí, películas raras; aunque hoy es raro lo más normal: no ya Bresson o Dreyer, ni siquiera Nicholas Ray o Fuller, hasta John Ford, McCarey o Hitchcock serían hoy considerados "raros" y consiguientemente marginados. Hay quien dice adorar a Cassavetes o respetar a Rohmer, pero habría que ver qué pasaría si se estrenase Faces; baste recordar lo sucedido cuando con Triple agente, el último Rohmer. Pese a sus antecedentes, la última de Pablo Llorca no tiene nada de rara; es, eso sí, singular, original, implícita y secretamente personal. Los actores, aunque excelentes, no son conocidos -Angela Pugh y Ludovic Tattevin-, pero hoy no lo son aquí las estrellas del cine francés. Habrán adivinado que, como los actores, los personajes son extranjeros: La cicatriz cuenta la relación de un danés un poco postizo y una irlandesa carnal e ingenua, que viven en Alemania. Como Llorca respeta la realidad, la película está hablada en alemán e inglés (y un poco de italiano), y, aunque española, no tiene nada que ver con este país cada vez más uniformemente pesado; por eso su verdadero título es The Scar.

Cada vez encuentro menos respuestas razonables a la pregunta de por qué van al cine los que todavía lo hacen: temo que a comer palomitas y beber Coca-Cola, y que eligen dónde siguiendo los impulsos de la publicidad, de unos trailers que a mí me llevarían, si me fiase de ellos, a no ver nada, ni el último Garci, pues parecen hechos por enemigos de las películas. Si de verdad fuese alguien porque le interesase el cine, desde cualquier punto de vista, no dejaría de ver The Scar. Tiene algo para los que desean que les cuenten una historia, con dramatismo e intriga; para los que quieren aprender, he aquí una película verdaderamente bien hecha, sin alardes ni efectismos, con precisión, soltura y sencillez; para los que buscan una reflexión sobre el mundo presente o sienten interés por lo que se oculta bajo las apariencias inocuas de lo cotidiano; para los que se hayan preguntado si es lícito utilizar a las personas, si no se miente hasta por omisión, si no es un canalla el cobarde.