AVES MIGRATORIAS

AVES MIGRATORIAS

Ciencia

Cambio climático, el caro peaje de las aves

Cigüeñas y águilas que ya no migran, milanos que se refugian en Europa, especies que pasan el Estrecho, los letales virus del quebrantahuesos... ¿Es el fin de las aves?

5 julio, 2019 14:22

Los estragos del cambio climático están llegando hasta el último rincón de nuestra biodiversidad. Lo que los científicos preveían en un horizonte de 20 años está ocurriendo ya. Lo estamos viendo. El cambio global transforma progresivamente los hábitats en los que vive la fauna de la península ibérica, poniendo en peligro la distribución, la migración y la fenología de algunas aves, que se ven obligadas a adaptarse para no desaparecer. España es tradicionalmente zona de paso y de invernada para las aves que siguen la ruta entre Europa y África. Especies que hace tan solo unas décadas invernaban en África ahora se quedan en España. Al mismo tiempo, otras que lo hacían en nuestro país se han desplazado más al norte. "El cambio global está modificando la distribución de las especies", confirma la doctora en Ciencias Biológicas Ana Bermejo, coordinadora del Programa Migra, proyecto en el que unen sus fuerzas SEO/BirdLife y la Fundación Iberdrola España, que desde 2011 estudia, en un período de varios años, los movimientos migratorios de las aves gracias a dispositivos GPS. "Es preocupante observar lo rápido que se pueden adaptar, ya que supone que el medio está también cambiando rápidamente. Aunque muchas se están adaptando, otros animales no van a poder hacerlo, por lo que están abocados a la extinción", sentencia Bermejo.

Marcado y GPS de una ave del proyecto Migra

Una de las especies que sigue Migra es la cigüeña blanca. Su trabajo de campo ha comprobado que la mayoría de los adultos reproductores ya no migra hasta el Sahel africano para pasar el invierno sino que se queda en la península, donde se alimenta en los vertederos y arrozales principalmente. "Al encontrar comida durante el invierno más cerca de sus territorios de cría –precisa Bermejo– evitan un largo viaje de 2.500 kilómetros que conlleva peligros como barreras geográficas, depredación, viento o tormentas". En el caso de los jóvenes ejemplares de cigüeña blanca el programa Migra señala que continúan sus rutas de migración de forma instintiva.

Mosca negra y mosquito Culex

El seguimiento por GPS arroja comportamientos igual de preocupantes, como el de algunas águilas calzadas, que invernan en España en vez de migrar a África. Al mismo tiempo, y siguiendo los resultados del Proyecto Migra, algunos milanos reales centroeuropeos pasan ya todo el año en sus zonas de cría en vez trasladarse a nuestro país. Otro proceso provocado por el cambio climático es la desaparición o transformación de algunos humedales. Algunas especies migratorias dependen totalmente de estas zonas para su descanso. Cualquier cambio en estos puntos geográficos significa que algunas aves acuáticas tienen que buscar zonas alternativas, modificando sensiblemente su estrategia migratoria a través de nuevas rutas y zonas de parada.

Golondrinas, autillos…

Para Bermejo, todas las especies se están viendo afectadas por el cambio global por lo que cada una está buscando su mejor manera de sobrevivir: "Se están detectando cambios en las grandes rapaces y aves planeadoras que migraban al continente africano. También están cambiando sus costumbres los pequeños paseriformes, las especies alpinas, que se desplazan a las cumbres, y especies africanas que comienzan a criar en Europa. En otros casos las poblaciones que se detectaban en España están disminuyendo. Algunas anátidas que se quedan a invernar más al norte, como el porrón moñudo o el silbón europeo, son cada vez más escasos en el invierno español".

"Muchas aves se están adaptando rápidamente pero otras especies están abocadas a la extinción". A. Bermejo

En este pliegue del mapa migratorio provocado por el cambio climático encontramos, siempre según los estudios de SEO/BirdLife y la Fundación Iberdrola España, que algunas especies están aumentando la población invernante. Es el caso de transaharianas como la golondrina común, el autillo europeo, el avetorillo o el chorlitejo chico, todas ellas especies que invernaban en África y que no era posible observarlas en invierno en nuestro país hace tan sólo unas décadas. Pueden incluso verse especies nuevas atravesando el estrecho de Gibraltar como el bulbul naranjero y el ratonero moro, que empiezan a criar en el sur de España. "En general, la distribución de las aves se está desplazando hacia el norte y se acortan las rutas migratorias. Todas las regiones se están viendo afectadas pero el efecto de esta situación depende de cada especie", concluye Bermejo, que destaca cómo Migra ha permitido conocer al detalle la ecología espacial y la migración de muchas especies que ni siquiera se sabía donde invernaban.

La fiebre del Nilo Occidental

"Con la información recopilada conocemos mejor sus movimientos, sus zonas de campeo durante la reproducción y en general su situación durante todo el año. Solo realizando una conservación a gran escala se podrán conservar las aves migratorias", concluye. El balance hasta el momento del Programa Migra es de cerca de 1.000 aves marcadas y 32 especies registradas. Entre ellas, más de quinientas han proporcionado una valiosa información para descubrir líneas de investigación en torno a su posición dentro del medio en el que viven.

Ejemplar marcado de Quebrantahuesos en su hábitat

Una de las especies más amenazadas por el cambio climático es el quebrantahuesos, acosado por la fiebre del Nilo Occidental y la malaria aviar. Esta ave rapaz carroñera de montaña, de la familia de los buitres, se encuentra en peligro de extinción (en la actualidad queda un único núcleo en los Pirineos y dos pequeñas poblaciones aisladas en las islas de Córcega y Creta). El calentamiento global ha hecho que sus ecosistemas tengan temperaturas inusualmente elevadas, lo que ha facilitado la presencia de especies propias de hábitats más cálidos como mosquitos Culex o moscas negras (simúlidos). "Los quebrantahuesos y otras especies de ámbito alpino no están preparados para convivir con estos transmisores poco o nada habituales en la montaña, por lo que no tienen su sistema inmunológico preparado para combatirlos. La virulencia a la hora de extenderse la enfermedad puede ser enorme", explica Gerardo Báguena, presidente de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos que, junto a la Fundación Iberdrola España, el Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos (CSIC/Universidad de Castilla-La Mancha), la Universidad de Zaragoza y el Gobierno de Aragón, firma el Estudio sobre los efectos del cambio climático en la población del quebrantahuesos del Pirineo central. "Las medidas paliativas están centradas en eliminar las zonas donde se encuentra el agua estancada –añade Báguena–, como charcas y humedales, donde se desarrollan las larvas de moscas y mosquitos, pero esto es muy difícil de controlar en los espacios protegidos de montaña. Las crías de ave son un blanco fácil en su etapa de crecimiento en el nido, momento en el que aún no vuelan y pasan muchas horas en estado de inmovilidad".

"El quebrantahuesos no está preparado inmunológicamente para convivir con mosquitos y moscas". G. Báguena

Otra de las iniciativas destinadas a salvar la población del quebrantahuesos es el proyecto para la recuperación de esta especie en el Parque Nacional de los Picos de Europa, un plan que lideran también la Fundación Iberdrola España y la FCQ, esta vez en colaboración con el Ministerio de Medio Ambiente y trece comunidades autónomas. Gracias a la liberación de ejemplares, el programa permite a medio plazo reforzar las poblaciones de la zona cantábrica hasta crear un nuevo núcleo reproductor capaz de desarrollarse en paralelo al de los Pirineos. En opinión de Báguena, "las administraciones deben, en un principio, facilitar y apoyar los trabajos de investigación para el diagnóstico y, posteriormente, proporcionar medios para poner en práctica medidas de prevención". Según datos del propio presidente de la FCQ el quebrantahuesos se encuentra en peligro de extinción en nuestro país en buena parte por causas relacionas con la actividad humana. En los últimos diez años, además de las mencionadas condiciones derivadas del cambio climático, cabría añadir el envenenamiento (41 %), y los disparos y traumatismos (9 %), entre otras causas. Además de los problemas de conservación, los estudios sobre el quebrantahuesos se enfrentan a un nuevo reto: observar si los pollos o volantones picados por insectos infectados pueden enfermar y morir o ver si son capaces de desarrollar inmunidad.

Conexión humana

A la pregunta de si esta situación puede extenderse de alguna manera a otras especies, Báguena apunta a las boreoalpina y de montaña como las tetraónidas y lagópodos. En este sentido, el ser humano puede verse afectado también por los efectos del calentamiento global. El Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) ha alertado que en 2018 se registraron en varios países de la Unión Europea un total de 170 personas fallecidas y 1.463 afectadas por el virus de la fiebre del Nilo Occidental. "El mecanismo de transmisión de la malaria aviar es similar al de la malaria humana, por lo que estos estudios sobre el incremento de insectos transmisores en áreas de montaña serán también importantes para prevenir y conocer la futura extensión de la malaria humana fuera de sus áreas endémicas", concluye Báguena.