Image: Enrique Larroy

Image: Enrique Larroy

Exposiciones

Enrique Larroy

15 septiembre, 2005 02:00

Tomavistas, 2005

Dolores de Sierra. San Agustín, 15. Madrid. Hasta el 22 de octubre. De 850 a 8.500 e.

En esta pintura última de Enrique Larroy se vierten nociones diversas de movimiento. Ya en el texto del catálogo se nos advierte de la tensión producida por los ritmos de la pintura, por sus diferentes velocidades y sí, ciertamente, la distensión es palmaria. Larroy practica una pintura de construcciones, de superposición de planos, de geometrías que se recortan y se ensamblan pero es, sobre todo, una pintura de temperaturas. El artista zaragozano (1954), que llevaba ya muchos años sin exponer individualmente en Madrid, presenta ahora una quincena de obras entre lienzos y dibujos bajo el título Tomavistas, nombre del cuadro que se intuye, efectivamente, central en la exposición, si bien todos giran en torno a los mismos ejes. Estos no son otros que una tensa y vibrante asimetría, la sensación de dislocación propiciada por el choque climático entre cuerpos cálidos y dinámicos y otros más fríos y por el persistente enfrentamiento entre la línea y el plano. Larroy establece una trama formada por estas líneas y planos en la que se intuye cierta profundidad. Hay un cuadro que parece significativo, Abanico, en el que la ilusión de movimiento es clara. El tratamiento desigual del color (Larroy utiliza difuminados que se disponen tanto vertical como horizontalmente) produce efectos contradictorios y, sobre todo, un diálogo figura-fondo que convierte las formas en cuerpos oscilantes y dinámicos. La formas se recortan sobre un fondo devaído y el único lastre es ese otro plano de bicromías blanco/negro que en muchos de los cuadros se alza como elemento vertebrador pero también como atenuante, como cierta imposición de orden, frente al libre fluir de los planos de color.