Image: Gabriela Grech y Santiago Olmo

Image: Gabriela Grech y Santiago Olmo

Exposiciones

Gabriela Grech y Santiago Olmo

23 junio, 2005 02:00

S. Olmo: Larache, 2005

Blanca Soto. Alameda, 18. Madrid. Hasta el 2 de julio. De 2.000 a 2.800 e

Esta colectiva de Gabriela Grech (1962) y Santiago Olmo (1958) ofrece una interesante lectura en clave documental de la ciudad como territorio de amplias transformaciones, a partir del caso particularmente prolijo y ejemplar de la ciudad marroquí de Larache. La urbe fue una de las más importantes poblaciones durante el protectorado español en Marruecos, y en los últimos tiempos ha ido convirtiéndose en lugar cada vez menos secreto de idílicas estancias junto al Atlántico, y en polo de crecimiento demográfico gracias, esencialmente, a la llegada de capital generado por la emigración en Europa. Este diálogo fotográfico se compromete con esa doble realidad, y cada uno de los fotógrafos se encarga de una de las dos caras de la moneda. Así, Grech procesa la estela ya muy difusa de un pasado colonial que se ve como esplendoroso en la distancia y en comparación con sus restos en el presente. Valiéndose de la memoria personal que otorga el haber vivido allí hasta los diecinueve años, toma instantáneas de "su" Larache español enterrado por las reformas, deteriorado pero aún, de alguna forma, majestuoso. El acabamiento de este pasado aparece en fotografías en color montadas sobre aluminio. Sobre ellas ha superpuesto acetatos en que se han impreso estampas de archivo en blanco y negro de los mismos parajes de nuevo fotografiados, postales de las memorias que ella guarda y añora. Por su parte, Olmo se ocupa de fotografiar en gran formato y en color los nuevos barrios de un Al-Aralch que crece de acuerdo a un modelo a situar entre la tradición rebajada y los modelos importados de los suburbios europeos. Imágenes panorámicas que muestran desapasionadamente lo que se abre en el presente y que permiten intuir una personalidad cada vez más globalizada donde la función mercantilizada ha sustituido sin remedio a cierta grandeza.