Image: José Antonio Martínez Lapeña y Elías Torres Tur, los cirujanos de la arquitectura

Image: José Antonio Martínez Lapeña y Elías Torres Tur, los cirujanos de la arquitectura

Arte

José Antonio Martínez Lapeña y Elías Torres Tur, los cirujanos de la arquitectura

Los arquitectos José Antonio Martínez Lapeña y Elías Torres Tur, Premio Nacional de Arquitectura 2016, hablan de los retos a los que se enfrenta la profesión

13 junio, 2018 02:00

José Antonio Martínez Lapeña y Elías Torres Tur. Foto: Estudio Martínez Lapeña - Torres

El último proyecto que han acabado es, ni más ni menos, que la remodelación de la Casa Vicens de Gaudí. Bueno, una parte del edificio corresponde al original arquitecto catalán mientras que la otra es un añadido realizado 40 años después. Este construcción, Patrimonio de la Humanidad, esconde una historia que los arquitectos José Antonio Martínez Lapeña y Elías Torres Tur tenían que conocer de antemano. Entre unas paredes y otras el estudio de arquitectos se sintió como lo hace un cirujano del que depende la vida de un presidente. Lo más importante, sin embargo, es "hacerlo sin miedo y con seriedad, tratar a Gaudí como a otro más, entenderlo y tener la capacidad de establecer un diálogo entre lo nuevo y lo existente para no convertir lo viejo en una momia", sostiene Torres Tur.

Pero este no es el único inmueble histórico en el que los Premio Nacional de Arquitectura 2016 han trabajado. "Son lugares que muchas veces llegan en un estado lamentable. Este en concreto se custodió como una vivienda familiar por los señores Vicens pero las ampliaciones posteriores crearon cambios que afectaban a la propia estructura del edificio", explica Martínez Lapeña. Y hubo más: "se dio el absurdo de que algunas de las adiciones que se hicieron y que eran un desastre también estaban declaradas Patrimonio de la Humanidad. Cuando hicieron la ficha no supieron delimitar lo original y lo añadido y cuando se propuso derribar algunas partes tuvimos que montar un plan especial para explicar por qué lo hacíamos", amplía. Bajo estas circunstancias el equipo de arquitectos pudo ponerlo en solfa y convertirlo en museo.

Las casas individuales son siempre lo más difícil, son como un autorretrato del arquitecto". Torres Tur

En principio, y a no ser que la propuesta llegue de un "energúmeno", bromea José Antonio Martínez Lapeña, "ningún tema es despreciable y no se rechaza ningún encargo". Así, estos arquitectos catalanes, ganadores de varios premio FAD de Arquitectura y el RIBA International Fellowship, han erigido bloques de viviendas así como los museos Suganuma Gassho Village y el Museo de Arte de Kumamoto en Japón. Para ellos, sin embargo, el acercamiento a estos proyectos tan diferentes en su magnitud es el mismo. "La experiencia te permite ver que las cosas no son tan diferentes. Un hospital es más complejo que una plaza pero la actitud frente al trabajo es similar", explica Torres Tur. La única diferencia, añade su compañero de carrera durante 50 años, es el tamaño. "A mayor envergadura se requiere más tiempo de gestión y de realización pero no supone una dificultad mayor".

En ocasiones, continúa sosegado, "es más complicado hacer un proyecto en unas condiciones especiales para un cliente especial que un edificio de viviendas en medio de la ciudad". Esta idea la abala también Torres Tur al afirmar que "las casas individuales son siempre lo más difícil. Los programas se parecen todos entre sí; todos tienen dormitorios, sala de estar, cuartos de baño y cocina... en cambio, es como un autorretrato del arquitecto", define.

Comprender el contexto histórico

El mayor reto cuando se trata de renovaciones de lugares existentes es, para ellos, comprender la historia que hay detrás. Han firmado proyectos como la remodelación de la Avenida de Hércules de Sevilla, el Parque Güell de Barcelona, las escaleras de La Granja de Toledo o las murallas de Palma de Mallorca, en las que llevan trabajando más de 35 años. Pero además de conocer los detalles que están detrás de estos espacios "hay nuevas solicitudes por parte del vecindario y de la ciudad. Todo eso se suma, es un proceso de comprensión y de adaptación que acompañan al instinto que tienes para llegar a la solución", explica Torres Tur.

Escalera de La Granja (Toledo)

Claro que también existen factores y se dan circunstancias que obligan a cualquier arquitecto a modificar su proceso. Hay que escuchar al vecindario, sí, pero alguien "tiene que tomar la decisión". Sobre todo ocurre cuando se trata de renovaciones del espacio público. Martínez Lapeña cree que la administración lo ha determinado así por dos razones: "escuchar la opinión de los demás puede dar pistas y abrir puertas con las que no contabas, lo cual es positivo, pero existe una vertiente de dar cancha a los vecinos porque políticamente es rentable. Hoy hay mucho de eso", alega. Y, en ocasiones, propicia "situaciones absurdas", añade Torres Tur. "A nosotros lo que más nos gusta es ser médicos de cabecera, esa semejanza es la que trabajamos. Damos consejos, ayudamos a que las cosas tengan sentido", aclara.

El urbanismo no solo atañe al arquitecto

Tanto Martínez Lapeña como Torres Tur coinciden en que la creación de un edificio de nueva planta es, en general, más sencillo siempre y cuando la normativa sea clara. Y ahí entra en juego el urbanismo, "un actividad que no es exclusiva del arquitecto", puntualiza Martínez Lapeña. En este terreno "a veces es más importante el político, el economista, el industrial... toda esa amalgama de intereses ejercen presiones sobre el desarrollo futuro de un territorio y sus infraestructuras, autopistas y ferrocarriles".

Existe una vertiente de dar cancha a los vecinos porque políticamente es rentable". Martínez Lapeña

Así, el arquitecto se queda con la parcela de la construcción del espacio público que "sí es materia de nuestra profesión". Sin embargo, José Antonio Martínez Lapeña admite que "el urbanismo a gran escala ha estado a cargo de los arquitectos en muchas ocasiones porque somos quienes más fácilmente podemos manejar la definición de los planos y del dibujo, pero no tomamos las decisiones".

No obstante, la crisis también ha tocado profundamente la profesión y sus presupuestos. Según Martínez Lapeña "la crisis ha provocado un descenso de las actividades de las administraciones. Antes se construían equipamientos, escuelas, vivienda social... pero ha menguado el capital y esto ha afectado a los concursos y a despachos como el nuestro que tenemos clientes públicos". Ahora parece que se empiezan a recuperar.

Remodelación de la Avenida de Hércules (Sevilla)

Tras la ausencia a causa de una llamada telefónica Elías Torres Tur irrumpe como un huracán para hablar de los honorarios actuales de los arquitectos. "Competir por la calidad está muy bien pero premiar a la baja los honorarios como si fuéramos vendedores de neveras para ver quién vende más barato tiene que acabar. La gente joven está desesperada por encontrar trabajo, las inversiones por parte de la gente que concursa es de millones de euros gratuitos por conseguir uno", se queja. Antes, prosigue, existía una línea económica que delimitaba lo correcto y lo incorrecto. Ahora "hay más concursos que jurados y además mucha gente que tendría que hacer de jurado está concursando", asegura.

Se trata de una competitividad feroz que "va rodando con la sociedad", afirma Martínez Lapeña. Está presente en todas las actividades humanas y "la gente es consciente, también los jóvenes, pero nosotros -continúa Elías Torres Tur- tenemos más corazón por lo que sabemos dónde meternos y dónde no. Si vemos que es algo salvaje decimos que no y por rechazar no ayudamos pero ahí está la elección de cada uno".

@scamarzana