Image: Alighiero e Boetti

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Arte

Alighiero e Boetti

Gladstone Gallery, Nueva York (EE.UU.). Del 7 de noviembre al 23 de enero. www.gladstonegallery.com

5 noviembre, 2009 01:00

Mappa, de Alighiero e Boetti

Alighiero e Boetti, uno de los grandes actores del escenario artístico de la segunda mitad del siglo XX es homenajeado ahora en Nueva York tras el recibido en Nápoles hace solo unas semanas.

ELCULTURAL.es
Parece consolidada la tendencia por parte de algunas galerías de arte de disfrazarse de gran institución artística y organizar retrospectivas de ínclitos artistas clásicos vivos o ya desaparecidos. Ocurrió la temporada pasada con la visitadísima antológica que Germano Celant organizó sobre el artista Piero Manzoni en Gagosian y sucede ahora también en Nueva York donde Gladstone Gallery, como se denomina ahora el espacio de la dealer Barbara Gladstone, organiza hasta finales del próximo mes de enero una revisión del trabajo de otro italiano, Alighiero e Boetti, uno de los artistas señeros de la segunda mitad del siglo XX.

Alighiero e Boetti nació en Turín en 1940 y murió prematuramente en Roma en 1994. Su trabajo ha estado siempre vinculado a las evoluciones del Arte Povera pero, como se ha venido repitiendo, adscribirlo al Povera de un modo estricto es dejarse cosas por el camino. Tenía el artista interés en el arte conceptual, por la dimensión temporal en el arte, por las posibilidades narrativas que dimanaban de su propia identidad, que se multiplicaba y al mismo tiempo se diluía, como le gustaba decir al turinés. Estas dualidades identitarias están presentes desde sus inicios como artista. En 1968 regaló a sus amigos un fotomontaje titulado "Gemelos" en el que el artista se desdoblaba y se daba la mano a sí mismo. La acción que ejerce sobre su propio nombre, introduciendo una "e" entre su nombre y apellido, es otra clara muestra de su decidida propensión a "diluirse".

Esta exposición neoyorquina tiene lugar apenas unas semanas después de la realizada en el Museo de Nápoles organizada por Achille Bonito Oliva. En ella se abordó su trabajo desde una perspectiva muy sui generis en el sentido de que el comisario quiso proponer un recorrido que bien podría haber sido firmado por el propio Boetti. Uno de los ejes pivótales de la exposición insistía en la dualidad identitaria del artista y arrancaba con una fotografía documental que mostraba la frase "Hoy es martes 27 de octubre de 1970" escrita en dos direcciones como si de un reflejo se tratara. Esta idea de desdoblamiento estaba también presente en el montaje de esta exposición napolitana que había que entenderse como un homenaje. Partiendo desde el centro, y avanzando hacia salas laterales, las muestra podía verse en el sentido de las agujas del reloj o, en su defecto, a la inversa. En ambos casos el sentido era cronológico pues la lectura se desarrollaba desde los trabajos más recientes hasta los más antiguos. Y, sin embargo, siempre llegaban a un punto común. Se generaba, pues, un sentido circular que, como se ha dicho, lejos de incidir en una dimensión lineal del tiempo que, como la propia vida, tiene un principio y un fin, se desarrolla en un presente continuo, aludiendo a una suerte de inmortalidad.

La exposición que presenta ahora Gladstone Gallery se centra en la producción relacionada con los Mappe, el cuerpo de trabajo más conocido de Alighiero e Boetti. Realiza el turinés el primer mapa en 1971 cuando viaja por vez primera a Afganistán. El artista encargó a mujeres afganas la realización de un bordado en el que los países de gran un mapa del mundo aparecerían representados a través de su bandera nacional. Boetti disuelve su identidad artística y deja que sean otros los que materialicen el trabajo. El artista tenía gran interés por los movimientos geopolíticos que se venían sucediendo en la compleja historia de la segunda mitad de siglo. Cuando la Unión Soviética invade Afganistán en 1979, las mujeres afganas se trasladan de Kabul a Peshawar, hoy capital de la vecina Pakistán, donde se instalan y continúan con los encargos. En un principio, Boetti prestaba gran atención a la perfección de los mapas. Con el paso del tiempo su actitud devino más laxa, algo que coincidió con algunos movimientos geopolíticos que propiciaron cambios en el color de los océanos. Así, los diversos cambios físicos que dimanan de las transformaciones políticas sugieren nuevos escenarios formales. Cada mapa tiene un borde en el que se desarrollan líneas narrativas variadas. En ellos pueden leerse comentarios sobre la producción del bordado, ideas del artista, dichos populares procedentes de la tradición sufí, que Boetti conocía en profundidad.

Adquiere la obra de Boetti en estos años nuestros una vigencia inusitada. Su relación con Afganistán va más allá del interés exótico y ha de entenderse desde la más franca admiración. Cuando el artista encarga los bordados a las mujeres afganas está incidiendo en la idea de producción y en la dimensión temporal siempre inherente a la realización de la obra de arte. Porque si hay dos ideas rotundamente asentadas en el imaginario de la sociedad y el arte contemporáneos son los sistemas de producción y la relación de Occidente con Oriente.