Independencia

Javier Cercas

Tusquets. Barcelona, 2021. 400 páginas. 21,90 €. Ebook: 9,99 €

Esta es la segunda entrega de Terra Alta, novela con que Javier Cercas obtuvo el Premio Planeta 2019, que recibió una recepción crítica templada. La continuación funciona mejor, aunque a la historia le cuesta arrancar porque tiene que tejer los hilos temáticos de la anterior con los nuevos. Se trata de una novela negra, y como las mejores del género de Stieg Larsson o de Henning Mankell, intenta combinar las continuas sorpresas y los cambios de rumbo en el desarrollo de la trama con la profundidad psicológica de los personajes.

La parte inicial viene dedicada a presentar al protagonista de esta saga, Melchor Martín, un hombre que arrastra varios pesos: el de ser hijo de una prostituta asesinada, una herida abierta hasta que los culpables paguen; el haber pasado un tiempo en prisión, y el ser viudo. Del matrimonio le queda una hija, Cosette, y la afición a la lectura, sobre todo a Los miserables de Víctor Hugo. Independencia arranca cuando Melchor, un conocido detective de los Mossos d’Esquadra, vuelve a Barcelona, dejando la tranquila Terra Alta, para ayudar a resolver el caso de chantaje a la alcaldesa de la ciudad. Necesitan el refuerzo de un buen investigador, de alguien como Melchor, que hace pocos años resolvió el asunto de los ataques terroristas de Cambrils.

La trama empieza a desenvolverse con la presentación de tres jóvenes de la alta burguesía catalana, Casas, Vidal y Rosell, que siguen un trayecto previsible: asisten al colegio Aula, seguido por estudios en Esade, donde estos jóvenes pijos aprenden a ganar dinero. Su prepotencia y machismo les lleva a abusar de muchachas, a las que drogan y violan, mientras filman sus hazañas. Las toma un cuarto, Ricky Ramírez, que no es de su clase social pero que quiere pertenecer al grupo. Una de las víctimas fue Virginia Oliver, la alcaldesa hoy extorsionada. Los jóvenes prepotentes de antaño son ahora respetables jefes de empresa; Casal se ha casado con Virginia, y se vanagloria de ser el cerebro de su éxito político, mientras Vidal es el primer teniente alcalde de Barcelona. Rosell no vale nada, es un personaje prescindible.

Los lectores se deleitarán con la Barcelona urbana y política que cercas retrata en estas páginas

Por otro lado, tenemos a los policías, que intentan resolver el caso, cada uno con su lado oscuro: Vàzquez, es bipolar y Blai, el jefe, vive agobiado por el trabajo. Cercas mezcla bien los hilos, aunque la resolución del asunto del chantaje no resulta sorprendente. La conducta cliché del género se impone. Hay comidas en restaurantes de lujo, puros, corre el güisqui, y así. Un obligado decorado, si bien la búsqueda de indicios, de quién pudiera estar chantajeando a la alcaldesa viene trabajado con pericia.

Luego, el escenario, la Barcelona urbana y política, parece un espacio de arenas movedizas donde surgen los momentos picantes de la actualidad política del Procés, en que se mueven o chapotean los ruines. Cercas los avecina con políticos con nombre y apellido, y les señala sin piedad; a Artur Mas le califica de “el chico de los recados” de la familia Pujol (261), y a Puigdemont, de “un don nadie de provincias” y “talibán” (262). Los lectores se deleitarán con estas partes, que hacen pausa en la trama para señalar dónde crecen las malas hierbas en la sociedad.

El autor da un toque literario, metaliterario mejor dicho, al relato, bien justificado. A Melchor el protagonista de Terra Alta, que también lo es de Independencia, le preguntan en varias ocasiones si ha leído la novela de Cercas, la premiada con el Planeta, y contesta que no, pues se niega aclarar si lo que allí cuenta es verdad o no. El texto resuelve el caso del chantaje mezclando la ingenuidad y la maldad del ser humano, en busca de un equilibrio imposible.