Hola, amigos. 

Podéis empezar a escribir sobre la orilla. 

El ganador de la semana pasada, dedicada a la amistad, ha sido…:

Iris 

Para quebrar una amistad forjada desde la infancia tan solo bastaron cuatro palabras: “Te quiero como amigo”.

La amistad es como un puente cuya edificación lleva meses o años pero cuya demolición apenas necesita segundos. Basta una controversia menor —una agria discusión sobre política o fútbol, por ejemplo— para que una amistad se desbarate (al menos temporalmente). Si la controversia es sentimental, o sea, de orden superior, su destrucción puede ser inapelable. Ese afecto puro y desinteresado que es la amistad deja de funcionar si uno de los amigos empieza a ser atractivo para el otro con una perspectiva de pareja. Entonces surge un amor interesado, conquistador, que en este relato se frena con una frase que le añade ironía al asunto: “Te quiero como amigo”. Ser amigo de la mujer (o del hombre) de la que se está enamorado es un infierno. Es humillante. La gracia del texto está en cómo el deseo de mantener la amistad por parte de la persona protagonista quiebra definitivamente esa amistad, herida de muerte desde que prendió la chispa del enamoramiento. Sobre el hilo de su fragilidad, recurriendo a la siempre bienvenida elipsis, camina este relato estupendo sobre la amistad. 

Enhorabuena, Victoria Sánchez Aranda, por el relato y por el premio. 



Otros micros pudieron haber ganado: 

Baloo 

Vino el amigo, el mejor. “Murió sin sufrir, un héroe”, dijo. Ella lloró un poco, le invitó a café. Se miraron.

McKan 

Mientras lo asfixiaba, clavándole los pulgares en su cuello, le decía: “Nunca te has comportado como un amigo. Yo, sin embargo, siempre”.

Willem 

Desde que le hicieron el trasplante de corazón, no volvió a saber nada de su amigo con tendencias suicidas.

Archibald D.

Le dijo a su esposa que había pasado la noche en casa de un amigo. Ella llamó a siete y todos le confirmaron que así había sido.

Saludos cordiales