El pasado invierno llegaba a las salas el documental Bergman, su gran año, en el que la cineasta Jane Magnusson nos proponía una visión desmitificadora del maestro. Mal padre, infiel, iracundo, maniático… el trabajo de Magnusson ensalzaba el talento del director pero reflejaba a un hombre lleno de claroscuros. Con un tono más positivo y elogioso, Margarethe Von Trotta (Berlin, 1942), autora con una larga trayectoria a sus espaldas que incluye éxitos recientes como Hannah Arendt (2012), estrena Entendiendo a Ingmar Bergman. En su filme mezcla recuerdos personales con el análisis fílmico de su obra, fijándose especialmente en su relación con los actores sin ocultar ni cebarse en los ángulos oscuros del personaje. Realizador de películas tan importantes para la historia del cine como Fresas salvajes (1957), El séptimo sello (1957), Persona (1966) o Fanny y Alexander (1982), en este trabajo vemos a un artista que utilizaba sus recuerdos más íntimos y la introspección personal para reflejar en sus películas los recovecos más profundos de su ser.

Von Trotta conoció a Bergman durante una de las etapas menos conocidas de su vida, los diez años que pasó el director en Alemania exiliado por sus problemas con el fisco sueco, que le reclamaba millones de coronas. La futura cineasta se acercó al director ya consagrado siendo una gran admiradora de su obra, a la que define como una “constante compañía” y la inspiración para que ella misma decidiese dedicarse al cine. Cuenta la cineasta alemana que cuando pensó en hacer una película sobre su figura al principio dudó, pero se le pasó la indecisión cuando recordó que el propio Bergman había incluido una de sus películas, Las hermanas alemanas (1981), en su lista de diez filmes favoritos de todos los tiempos. Comienza una exploración en el artista y en el hombre que lleva a la cineasta a una paradoja: mientras Bergman reflejó obsesivamente en sus películas los traumas de una infancia marcada por la figura de un autoritario padre y un ambiente de represión, tuvo muy poca piedad con sus propios hijos. Uno de ellos, Daniel, aparece en el documental recordando la vez en que el maestro sueco dijo que en ningún momento echaba de menos a sus niños en medio de sus agotadoras jornadas laborales.

De entre toda la filmografía de Bergman hay una película a la que Von Trotta presta especial atención: El séptimo sello, el filme que le hizo descubrir que se podía hacer cine de otra manera. La directora viaja a la playa en la que se rodó la famosa partida de ajedrez entre el caballero y la muerte para encontrar “donde todo empezó, con este cielo oscuro y este pájaro negro”. En busca de esa semilla, visita la Fundación Bergman donde se conserva el guión original de una película en la que logró de manera sublime lo que siempre estuvo persiguiendo, revelar lo más profundo de su alma pero al mismo tiempo hacerlo mediante una historia que se construye mediante símbolos y que tiene un magnetismo universal. Como dice su hijo, “las historias de Bergman a veces son verdad y otras no”.

TRÁILER - VISIONES DE CINE

En esa búsqueda del autor, Von Trotta entrevista a la musa del director, Liv Ullman, quien ofrece una visión menos espantosa del trato con las mujeres del cineasta, o la también actriz Rita Russek, que elogia su legendario talento para la dirección de actores. Aparecen también directores contemporáneos como Olivier Assayas o Ruben Östlund que hablan de la influencia de Bergman en el cine contemporáneo y Carlos Saura glosa su significado histórico. Mucha cinefilia para un documental que también cuenta detalles jugosos como que a Bergman le gustaban los culebrones como Dallas y Dinastía o que entre su videoteca personal había mucho cine comercial de Hollywood.

@juansarda