Ulises

Entre la edición y la escritura, Luis Magrinyà (Palma, 1960) tiene tiempo de recuperar sus ficciones más perdurables. Ahora llegan a las librerías, reeditadas en un solo volumen, Intrusos y Huéspedes & Habitación doble (Anagrama).

¿Qué libro tiene entre manos?

Años felices de Gonzalo Torné. Es muy bueno, sale un príncipe. Luego me pongo con Los Cinco y yo de Antonio Orejudo, otro buen autor al que aprecio mucho.



¿Ha abandonado algún libro por imposible?

Bastantes y cada vez más y con menos páginas leídas, porque ya no estoy en la fase del empirismo. Pero "imposible" me parece una palabra demasiado fuerte: "desinterés", mejor. Limónov de Carrère, por ejemplo.



¿Con qué personaje le gustaría tomar un café mañana?

Con Julien Sorel decapitado.



¿Recuerda el primer libro que leyó?

Alguno de la serie de Kasperle. Un amigo me lo descubrió en la biblioteca del cole. Me encantó. Luego pedí a mis padres que me compraran toda la colección y me empeñé en leerla por orden.



¿Cuáles son sus hábitos lectores? ¿Lee en iPad, en papel, por la mañana, por la noche, varios libros a la vez?

Para libros, soy de papel y leo por la noche antes de dormir. Como soy editor, leo también a otras horas, en una mesa, pero eso es trabajo. Trabajo más los textos que leo profesionalmente (tomo notas para acordarme) que los que leo en la cama. Los artículos los leo en pantalla, a no ser que sean muy largos (si es así, los imprimo y los leo también en la cama).



Cuéntenos alguna experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.

Pues no lo sé. No creo mucho en experiencias singulares que cambien la vida.



¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?

Bueno, mis libros son arte contemporáneo.



¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?

De Jasper Johns.



¿Por qué decidió publicar juntas Intrusos y huéspedes & Habitación doble (Anagrama)?

Es una reedición sugerida por la editorial. Intrusos tenía que ser la primera parte de Habitación pero, como me salió tan larga y la trabajé tanto tiempo, preferí sacarla sola.



¿Es la originalidad la máxima aspiración del artista?

Más que una aspiración, es una disciplina. Y conviene venir ya un poquito entrenado de casa.



¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?

La crítica sirve sobre todo para recordarte que hay puntos de vista distintos al tuyo, para encontrar cosas que hasta entonces no veías. Por supuesto, si es así, siempre sirve. Las críticas particulares de mis libros las agradezco.



¿Qué música escucha en casa? ¿Es de Ipod o de vinilo?

De bluetooth, últimamente. No tengo carpeta de música en el móvil y no llevo cascos. Después de una temporada bastante ajeno a la música, he vuelto un poco a ella en ocasiones especiales. Me gusta el house en general y un poco de techno. Pero no suelo poner música mientras trabajo.



¿Es usted de los que recelan del cine español?

Soy fan de Luis López Carrasco y Julián Génisson.



¿Qué libro debería leer el presidente del Gobierno?

Houston, yo soy el problema de Óscar García Sierra.



¿Le gusta España? Denos sus razones.

Me encanta, soy muy de provincias. Y aquí, como dice un amigo mío, los vicios aún son democráticos. Cada vez menos, por cierto; a ver cuánto dura. Pero yo tendría que haber nacido en una provincia francesa, sido un beau ténébreux y conquistado París.



Una idea para mejorar nuestra situación cultural.

Dos: una, poner risas enlatadas a los anuncios del Sabadell. Otra: dejar de hacer caso al temario de Bachillerato, que aquí unifica a derecha, izquierda y extremo centro. A todos les gusta lo mismo. Y dejar también de hacer caso al temario de la universidad: un alumno de Filología Hispánica (o como se llame ahora) de la Complutense me contó que, en la asignatura Literatura del Siglo de Oro de segundo curso, le pusieron como lectura obligatoria una novela del capitán Alatriste, del académico y empresario condenado por plagio Pérez. Y entraba para el examen. Es un buen indicio de "nuestra situación cultural".